Marbelys Mavárez (*)
Muchas voces se han escuchado a favor y en contra del Socialismo del siglo XXI. Para algunos es lo que el país, el Continente y los ciudadanos del mundo deben aplicar y, más aún, vivir… Otros tantos, con gritos agoreros, consideran que es una entelequia. Veamos, pues. No cabe duda. Actualmente existen teóricos, intelectuales, estudiosos, acuciosos, economistas … quienes siguen pensando, a pesar de la crisis económica global, que hoy en día no hay alternativa alguna al capitalismo. O mejor aún, que el capitalismo es la opción única e irrevocable en nuestros días.Pero ese no es el problema. Más allá de esas convicciones de algunos, existen pueblos, sociedades, comunidades, países, naciones que, en última y única instancia, son los receptores de las políticas, programas, planes y acciones gubernamentales que actúan bajo el concepto y concepción según las cuales existe otro mundo posible sin el capitalismo.Ante los cuestionamientos al sistema capitalista -no pocos por cierto- hay quienes alzan la voz para señalar que necesario es mejorar el capitalismo -¡como si de eso se tratara¡- Y surgen ideas tales como un capitalismo con rostro humano, la tercera vía o los llamados "tercerismos". ¿Pero podemos hablar, luego de muchas demostraciones que nos ha dado la praxis de nuestros días, de un capitalismo con rostro humano? Experiencias que apoyan la tesis y convicción según las cuales no es sensato hablar de este sistema son innumerables. México, con Carlos Salinas de Gortari, llevó a cabo una serie de privatizaciones en diferentes áreas. Poco después entró en franca bancarrota. Lo mismo ocurrió con Venezuela a finales de la década perdida (los infelices años 80), cuando emprendió un vital proceso de privatizaciones de distintas empresas a través del Fondo de Inversiones de Venezuela. ¿Los resultados?: Endeudamiento y un final, ya lo he dicho, infeliz. Tal como lo dice Michael A. Lebowitz (profesor, desde 1965, de Economía marxista y Sistemas Económicos Comparados en la Simon Fraser University de la Columbia Británica -Canadá), con quien me encontré en Internet, en un artículo de fecha 13 de agosto de 2006, "… Ahora sabemos que el deseo de desarrollar una sociedad que sea buena para la gente no es suficiente. Para poder crear un mundo mejor, debemos estar preparados para romper con la lógica del capital". Y lo sabemos por los efectos perversos que ha deparado el capitalismo. Ajá… ¿Pero qué es?Hagamos lo que en la Universidad denominan mayéutica para definir el Socialismo y su antítesis, el capitalismo. En primer lugar, la máxima aspiración del primero de los sistemas es fomentar relaciones sociales igualitarias en las que tanto hombres como mujeres desarrollen su máximo potencial como seres humanos, en plena libertad. A esto se debe añadir que el Socialismo, sistema al que le he atribuido cualidades de ser, por antonomasia, político, económico y social, puja por una sociedad en la que no existen las convencionales estructuras jerárquicas. Busca, por lo tanto, una radical transformación de ese diseño enquistado en las mal llamadas sociedades modernas. Pues bien, la toma de decisiones, bajo la concepción socialista es desde las bases, no desde las élites quienes ondean la bandera del conocimiento y la experticia en desmedro de aquellos que el propio sistema o la dinámica capitalista ha arrojado al más puro oscurantismo. El Socialismo es, desde esta óptica, inclusivo. Y no se entienda aquí que el conocimiento y la experiencia no hacen falta. Pero de lo que sí se debe prescindir es de las prácticas excluyentes. Vale la pena recordar aquí que el conocimiento del día a día de quien labra la tierra es tan importante como el episteme del ingeniero agrónomo. El conocimiento de la madre (exclusivamente ama de casa), es tan imprescindible como el de la pediatra y el conocimiento del maestro de obra tan relevante como el conocimiento del ingeniero. De manera tal que el Socialismo promueve la participación democrática. Se reconocen, legítimamente, tanto a las minorías como a las mayorías, a los que conocen científicamente como a los que no. Iguales oportunidadesSe persigue, pues, una sociedad en la cual existan las mismas oportunidades para todos. No un cliché para todos. En el Socialismo se satisfacen necesidades humanas. Estas son consecuencia de la expresión más pura de la dignidad de hombres y mujeres. No son producto de patrones publicitarios o de los efectos de las campañas vende- productos auspiciadas por las grandes transnacionales.En cuanto a la propiedad es necesario hacer un alto. En un sistema socialista los bienes materiales son importantes. Y es claro que en todo sistema lo es. Pero estos no representan en forma alguna el fin último y supremo de los seres humanos. Ahora bien, dirán ustedes que los bienes, lo material, es necesario para vivir. En esto no hay cuestionamiento alguno. Pero en un sistema como el planteado por el Primer Mandatario Nacional, Hugo Chávez Frías, tendrá la valoración que hombres y mujeres le den, en función de lo que realmente vale.A lo anterior se debe añadir que la vida material es inherente a la dinámica humana. Esto también puede ser asumido como una verdad incuestionable. No obstante, bajo el modelo propuesto se persigue una redistribución de lo material, un ejercicio de verdadera justicia, una democratización -por qué no decirlo- de la vida material. Como ejemplo podemos anotar escenarios como los siguientes: Mucha gente adquiriendo viviendas a través de los proyectos hechos por los Consejos Comunales, o sectores de la clase media comprando automóviles iraníes.En el segundo caso se debe enfatizar en que el automóvil no se plantea aquí como un valor, tal como el consumismo lo ha posicionado. Lo que se debe destacar es que el vehículo representa el desarrollo industrial que ha venido experimentando el país, así como los lazos comerciales con países hermanos. En esto se debe poner el acento.No debe haber confiscaciónDe manera tal que en socialismo, en el nuestro, la confiscación no es el tema del día. No es necesario si se garantizan las mismas condiciones para todos. ¿El resultado? Una sociedad sin divisiones, o al menos sin las que hemos experimentado hasta nuestros días. ¿Cómo? Es sencillo. La lógica debe ser incluir, fomentar los mecanismos de ascenso. Pero no para que se de el salto de clase D o E a clase media. No. El escenario que antecede debe entenderse como una transformación de las condiciones de vida y, por efecto, de la vida misma.Otro tema de singular importancia es el de la propiedad sobre los medios de producción. Resulta que en un sistema de libertades la propiedad debe respetarse. Pero esta no debe entenderse como asunto exclusivo de las élites. La propiedad sobre los medios de producción constituyen un tema de tal complejidad que en ocasiones resulta difícil pronunciarse. No obstante, haré algunas consideraciones que pueden coadyuvar en la construcción de este modelo. Primero, si los medios de producción pertenecen a un número reducido de personas y éste número reducido de personas requiere de otro tanto para producir bienes y servicios, quienes, por cierto, son los que garantizan no sólo la producción si no el exhorbitante margen de ganancias (lo que Marx denominaba plusvalía o plusproducto), qué poder hacer con los medios de producción. O dicho en otras palabras: ¿quién es el espíritu y alma de estos medios de producción? Entonces, ¿por qué no retornar el beneficio a quien garantiza el movimiento de la maquinaria?En consecuencia, en el socialismo no podemos concebir un esquema de ganar más incrementando la explotación. La lógica no es la del incremento del capital en sí mismo.Unidad Estado- PuebloEn un modelo socialista las decisiones emanan de las bases, en vistud de que se parte del principio de una sociedad democrática, participativa y protagónica. Una sociedad en la cual el Estado sigue asumiendo una supremacía no genera seres humanos emancipados, tampoco la necesaria masa crítica. O la organicidad de la que hablaba A. Gramsci. Se debe generar una dialéctia permanente entre el Estado y el pueblo. Una unidad, si se quiere. *prof. UBV marbemavarez@yahoo.es
lunes, 22 de diciembre de 2008
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