María Dolores Delgado Rosales
Les escribo desde la ciudad que hasta hace tres semanas era "la tacita de plata" del país, el ejemplo de limpieza, orden y ornato de Venezuela... les escribo desde Maracaibo Estado Zulia...
Por estos días decembrinos de tanto movimiento en la calle, de tantas diligencias y pendientes, se me ha venido de golpe a la vista y a la nariz, una realidad muy desagradable a la que ya nos habíamos desacostumbrado... Maracaibo desde hace casi una década se convirtió en una de las ciudades más limpias y más organizadas (si no la más) a nivel urbanístico de nuestro país... ya era común escuchar a los visitantes con halagos interminables por la limpieza, alumbrado de vías principales y mantenimiento de áreas verdes, en general, todo lo que tiene que ver con el ornato citadino era motivo de admiración y elogio de propios y foráneos... tan habituados estábamos ya a ver bonita la ciudad que al salir a cualquier otra parte de Venezuela notábamos la diferencia y anhelábamos que el mismo orden y cuidado se alcanzara en otros lugares incluyendo a nuestra capital nacional, Caracas.
Esa realidad marabina maravillosa que describo se esfumó desde hace tres semanas.
En Maracaibo no ha habido un alma piadosa que recoja la basurita de las aceras, ni de las casas ni de las aceras públicas, nuestra ciudad ha cambiado su ornato de limpieza por un panorama desolador de interminables bolsas negras de basura mal oliente que se acumula una encima de otra sin que nadie mueva un dedo... todo el mundo se pregunta abrumado por qué el brote repentino de enfermedades digestivas y la proliferación de sabandijas… ¿Será que nadie lo ve?, estamos cundíos de basura, nadamos en basura…. Las vías principales como Circunvalación 2, Circunvalación 1 y la vía que nos conduce hacia el centro comercial más visitado de la ciudad “San-vil” (el peor de los santos), carecen de luz, por solo nombrar tres arterias principales que tienen zonas en absoluta penumbra… hasta la bendita pinturita amarilla de los bordes de las aceras a la que nunca mirábamos por saberla allí por obligación y sin parecer muy importante, ha ido feneciendo y ha empezado a tomar un polvoriento color grisáceo… las áreas “verdes” tienen excéntricas decoraciones de botellas, papeles y restos de la basura de la que se vuela cuando se desbordan las bolsas nunca recogidas que están por todos lados… Señores, por primera vez en muchos años, Maracaibo ESTÁ FEA Y SUCIA…
A propósito de esta fealdad evidente que nos circunda, me parece válida esta breve reflexión… todos lo que vivimos en Maracaibo, ya habituados como mencioné a ver la ciudad limpia y a considerarlo nuestro derecho (lo es) y un deber de la gestión de gobierno local, nos quejábamos de otras situaciones citadinas que consideramos fundamentales, por ejemplo: los huecos a lo interno de las urbanizaciones y barriadas, el inadecuado funcionamiento de algunos servicios públicos, la red de cloacas en mal estado presente en algunas zonas, los desagües tapados en épocas de fuertes lluvias, las fugas de gas, entre otras… pero, en este momento, tendríamos que quejarnos de nuevo por lo que creíamos superado… hemos vuelto a ser la ciudad sucia que habíamos dejado atrás… porque para los que no son de aquí y ahora leen este artículo, es importante que se sepa que no era el Estado Zulia el que estaba limpio, era la capital del Estado la zona más limpia y no porque los marabinos tengamos hábitos muy adecuados sino porque había una maquinaria de limpieza diaria a cargo de unos héroes anónimos comúnmente llamados “Salserines” que por donde iba pasando un cochino de esos que lanzan desperdicios desde el carro éste iba recogiendo la mugre del egoísta fulano con hábitos de pudrición…Cada vez que había feria de la Chinita (que por cierto se ha desvirtuado tanto que sería tema para otro artículo) no era que la gente se llevaba bolsas negras de basura para ir botando los desperdicios de lo que iba consumiendo, es que cuando todos se iban a dormir curdos y hartos de vallenato y reggeaton del amanecer (que ya no es gaitero sino "Amanecer de Feria" pa contratar cualquier cosa, lo que menos de oye es gaita), los Salserines estaban como un clavel garantizando que la ciudad mantuviera su compostura a pesar de los excesos propios (y ya casi insoportables) de la feria (¿quién nos salvará ahora? Sin Salserines nadaremos pronto en suciedad, ¿qué será de la próxima feria?)… en pocas palabras, en Maracaibo no es que la gente haya tomado real conciencia de la necesidad de conservar, sino que habían personas que se hacían papilla bajo nuestro radiante e inclemente sol para mantener limpia y en orden a la ciudad a pesar de las conductas propias de langostas depredadoras… es una extraña pero real condición la del marabino que le encanta jactarse de lo bueno que tiene pero no hace nada para contribuir de manera personal por ser parte del mérito…
Lo cierto es que, después de mucha pensadora, frustración, reflexión e impotencia por ver a la ciudad en las condiciones en las que está me ha dado por creer que definitivamente con Manuelito se quedó la basura en Maracaibo… LITERALMENTE…
¡Ah! Pero seguro que esto de la basura también es culpa de Chávez o, en su defecto, de Di Martino, que seguirá cargando con las culpas de las malas políticas locales aunque ya no sea alcalde.
lunezca@yahoo.com
martes, 16 de diciembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario