En diciembre de 2024 Argentina asumió la Presidencia semestral del Mercosur y, a partir de julio, Brasil estará al frente del organismo

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En diciembre de 2024 Argentina asumió la Presidencia semestral del Mercosur y, a partir de julio, Brasil estará al frente del organismo. Los objetivos de Milei a cargo del bloque fueron dos: lograr un acuerdo con la Unión Europea (UE) y flexibilizar el bloque, es decir, darle mayor autonomía comercial a sus integrantes, para que cada uno pueda firmar los acuerdos comerciales que les resulten convenientes.

En la defensa sin ton ni son del comercio libre por parte del mandatario argentino, el Mercosur no es más que un obstáculo en el camino. En abril pasado, Javier Milei consiguió avances en términos de flexibilidad, ampliando la lista de excepciones al arancel común de 100 a 150, es decir, que cada país puede elegir 50 productos más exceptuados del Arancel Externo Común. En cuanto al tratado con la UE, el acuerdo político entre las dos zonas comerciales se firmó en diciembre de 2024, pero esto no significa que esté en funciones. Apenas está en etapa de revisión jurídica y traducción a todas las lenguas oficiales de los países que intervienen. Para entrar en vigencia, el acuerdo político requiere transformarse en un tratado comercial y, para ello, precisa de la ratificación de todos los países del Mercosur. Por el momento ello sería posible, ya que a pesar del desprecio mutuo entre los presidentes de los dos países más grandes de la región, Lula y Milei, sus intereses en este aspecto convergen (debido a la política brasileña de diversificación multilateral, lo que implica también un distanciamiento con EE. UU.).

Desde el otro lado del Atlántico, el acuerdo se ratificaría siempre que no lo rechace un mínimo de 4 países que representen al menos un 35% de la población de la UE. Por el momento, Polonia, Francia y Austria rechazan explícitamente la incorporación a lo que sería este nuevo bloque común, el más grande que existiría en el mundo, integrado por 700 millones de personas; un equivalente al 20% del PIB mundial.

El Mercosur nació allá por 1991, apenas 2 años después de la caída del Muro de Berlín, en pleno auge del modelo neoliberal de comercio mundial que promovió EE. UU. Tuvo mala suerte, pues nació en un momento difícil para que un acuerdo regional proteccionista rindiera frutos. Ahora que el modelo neoliberal de globalización está en disputa y parece decantarse hacia el lado del proteccionismo de la mano de las políticas nacionalistas Donald Trump y su comercio administrado, el Mercosur vuelve a tener mala suerte, porque sigue la inercia globalista y está apostando por más liberalismo comercial de la mano de la flexibilidad y el acuerdo comercial con la UE. En definitiva, el Mercosur como trampolín al desarrollo gracias al impulso del comercio intrazona, no está funcionando. No es culpa de la herramienta, sino de quien la maneja.

Estado actual del comercio en el Mercosur

Comercio intra y extra-zona

Los acuerdos comerciales son útiles, porque moderan las importaciones del resto del mundo creando espacios para que sean abastecidos por la producción local, impulsando la industria de los países miembros; los principales indicadores para medir sus resultados son la calidad y cantidad del comercio intrazona.

Si bien entre 2000 y 2024 los flujos de exportaciones e importaciones intrazona aumentaron, crecieron menos que el total de exportaciones e importaciones, es decir, los flujos intrazona representan un porcentaje cada vez menor del comercio total de los miembros.

  • Entre 2000 y 2024, las exportaciones intrazona pasaron desde un 22% a solamente un 10% de las exportaciones totales de los cuatro países integrantes del acuerdo.
  • En ese mismo período, el peso de las importaciones intrazona bajó desde 21% al 13% del total de importaciones (Gráfico 1).
  • Al ser las economías más grandes, Argentina y Brasil también son las que mayor participación tienen en las exportaciones e importaciones intrazona (gráfico 2).
  • Sin embargo, son también las que muestran menor interdependencia en términos porcentuales (gráfico 3).
  • En el caso de Brasil, solo el 7% de sus exportaciones y el 7% de sus importaciones tienen destino u origen en el Mercosur. En el otro extremo, el 64% de las exportaciones paraguayas tienen destino el Mercosur y el 32% de las importaciones provienen del bloque (gráfico 3).
  • En cuanto a la calidad del comercio, las exportaciones intrazona tienen una mayor intensidad tecnológica que las exportaciones extrazona: las manufacturas con contenido tecnológico medio-alto y alto significan un 43% de las exportaciones totales, mientras que alcanzan sólo un 15% en las exportaciones extrazona.
  • En todos los países se comprueba que el contenido tecnológico de las exportaciones intra-zona es más alto que en el comercio extra-zona.
  • En Brasil, las exportaciones intra-zona y extra-zona con tecnología alta y media alta suman 56% y 16% respectivamente.
  • En Argentina, suman 44% frente a 8%, y en Uruguay, 29% contra 5%. 
  • En Paraguay las diferencias son pequeñas, y las exportaciones intra-zona con contenido tecnológico alto y medio alto suman 8% frente al 6% de las exportaciones extra-zona.
  • Quienes más aprovechan el comercio intra-zona para mejorar la calidad de sus exportaciones son, en orden descendente, Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay. 
  • En el caso de Brasil, un 21% de las exportaciones intra-zona tiene contenido tecnológico alto y casi un 35% tiene contenido medio-alto. 
  • En Argentina, un 10% de las exportaciones intra-zona tiene contenido tecnológico alto y un 34% tiene contenido medio-alto.
  • En Uruguay, un 10% de las exportaciones intra-zona tiene contenido tecnológico alto y un 19% tiene contenido medio-alto.
  • En Paraguay estos porcentajes son 6% y 3% respectivamente, y es el país que tiene menos diferencia de calidad en sus exportaciones intra que extra zona.

Principales reflexiones

El Mercosur tiene una de las proporciones más bajas de comercio intra-zona de todos los acuerdos comerciales existentes en el planeta, y la situación no ha cambiado en todos estos años. Apenas entre el 10 % y 15 % del comercio se realiza entre los países del Mercosur y el resto es comercio con el resto del mundo. En la Unión Europea el comercio intrazona representa unos 2/3 del total de comercio, y en el T-MEC, entre México, Canadá y EE. UU. aproximadamente la mitad es comercio intrazona.

No es una mala noticia que el comercio extra-zona crezca, lo malo es que el comercio intra-zona no crezca lo mismo o más. Ello significa que el bloque está desperdiciando posibilidades de integración y, por lo tanto, de desarrollo. Por el contrario, muestra que continúa con la especialización productiva vinculada al comercio de commodities. La buena noticia es que la calidad del comercio que existe entre los países del bloque es más alta que la del comercio con el resto del mundo; ello muestra, a su vez, que un bloque arancelario es una herramienta para cambiar la matriz productiva y que esta herramienta está siendo subutilizada. Esperemos que, en algún momento, termine la mala suerte y el Mercosur aproveche todo su potencial.