lunes, 24 de diciembre de 2018

El miedo es libre.

Luisa Estella Morales L.- El término hegemonía, imperio tal vez es hoy día el mas desgastado por su uso constante y por el temor que inspira. De él deriva el temor al genocidio, la dominación, el despojo, el adelantar el juego de la muerte y el exterminio, para garantizar “la paz” de un grupo, de una nación o de una clase social.
Venezuela, según el Presidente Obama, representa una amenaza (un peligro) para la “más grande” potencia bélica del mundo, y al señalarnos como amenaza, el temor, que según ellos representa nuestro país, se convirtió en un objetivo para el gobierno norteamericano, sea republicano, conservador o cualquier otra cosa, porque lo que asegura el gobierno y el poder es el temor que sean capaces de mantener activo en la mayoría de la población. La doctrina política imperante pareciera que es eliminar preventivamente al enemigo y al lograr conquistar el territorio, exterminarlo.
Los europeos, antes y ahora, al conquistar tierras africanas o americanas, y ahora musulmanas sentían miedo de la reacción de los nativos y procedían a  asegurarse, con el exterminio, y ese miedo pasaba de la prevención a la crueldad y el miedo se convertía en odio.
El imperio norteamericano, bloquea a Cuba y a Venezuela, no por ser fuertes desde el punto de vista bélico, sino por ser capaces de desmontar sus políticas hegemónicas con doctrina e ideología humanista. Entonces pareciera que solo con ideas se desmonta el miedo que nos sitúa como amenaza para los Estados Unidos.
El razonamiento, los valores, la ideología, pueden derrotar el miedo que inspira la política hegemónica. Esa sensación de amenaza, que inculcan a un pueblo ha representado un importante papel en la historia de la humanidad. Convenios, tratados y acuerdos internacionales derivan de buscar alianzas para la defensa a priori, antes que surja el peligro o cuando los gobiernos hegemónicos están seguros de las consecuencias de sus actos y agresiones contra naciones que no son bélicas sino pacificas.
Recordemos como una reflexión de esta naturaleza, consecuencia de la sensación de culpa colectiva, la expresión de Sir Winston Churchill  después de la guerra “… se avecina la tormenta –les dijo- los Estados Unidos quiere levantar muros, repeler migrantes con ejercito, bloquear países y agredir con sanciones internacionales a países y gobiernos, como una defensa anticipada ante la inevitable y estruendosa caída de su doctrina hegemónica. Las potencias tiemblan de miedo y el miedo es libre.
Luisa Estella Morales L.
Magistrada emérito del TSJ

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