viernes, 22 de noviembre de 2013

CAPITALISMO INGENUO VERSUS CAPITALISMO SALVAJE.


Por Toby Valderrama y Antonio Aponte

Los reformistas metidos a hacer Revolución terminan pariendo, cual parto de los montes (Parturient montes, nascetur ridiculus mus), un capitalismo ingenuo. Ellos son honestos pero ilusos. Veamos.
El centro del reformismo es hacer modificaciones al capitalismo, reformas, pero que no toquen la relación de propiedad. En esa situación echan mano de su creatividad y fantasean con formas de proteger la propiedad nosocial de los medios de producción, alma del capitalismo.
Sin ir muy lejos, alguna vez se habló entre nosotros de tomar el control del comercio y dejar la producción en manos del capitalismo, y de que era allí, en el mercado, donde se anularía la explotación. Recuerden el nacimiento de los mercados Bicentenarios.
Ahora se presenta el control de la ganancia, el control de precios, es la misma lógica: dejar que venga la samsung, la nestlé, llamar a miles de capitalistas, abrirles la mano de obra y el mercado, y luego pretender controlarlos en las ganancias, ponerle un tope. Esto sin considerar el daño a la Conciencia del Deber Social, el estímulo al egoísmo y al individualismo, el consumismo, daños que aniquilan cualquier pretensión socialista.
Sin considerar esos daños, la petición de que el capitalismo gane con límites atenta contra su naturaleza. Es algo así como intentar que un tigre se alimente con lechugas o que un morrocoy suba palo.
La ganancia para el capitalista es el alma de la competencia, la razón de ser del sistema. Vamos a suponer que esos controles funcionen, que no inventen maneras de saltarlos como lo han hecho desde hace siglos. Unos pocos ejemplos: no hay leche pero hay yogurt, no hay harina regulada, pero sí harina con pepitas que no está regulada, el jamón tiene precio regulado pero es pupú. Buscarán la ganancia exprimiendo con más intensidad a los obreros, la ganancia que obtienen en un día la obtendrán, elevando el rigor del trabajo, en unas pocas horas. El obrero, con su vida, con su cuerpo, también pagará el control de precios. Sería recomendable ver la película "Tiempos Modernos" de Chaplin.
Todo lo hace el reformista por caminar por atajos, para evitar ir al Socialismo.
La solución no está en esos controles ingenuos, está en el Socialismo, y recordemos: siempre será más fácil construir el Socialismo, que controlar al capitalismo, hacer que se porte bien. 
Con el Socialismo la propiedad de los medios de producción y de la distribución son propiedad de la sociedad, con el Estado Nacional como administrador. Se cambia la producción para obtener ganancia en el mercado, por la producción para satisfacer necesidades, entonces, no habrá precios altos, ni especulación. No habrá explotación porque la Sociedad no puede explotarse a sí misma. Se hará realidad el planteamiento de los cristianos primitivos: “de cada uno según su capacidad, a cada uno según su necesidad”. Los recursos se multiplicarán como los panes y los peces, alcanzarán para todos.
Ese es el camino, y es la contradicción real “Socialismo versus capitalismo”. Aquí cabe una alerta: los intentos de construir capitalismo ingenuo terminan, con pasmosa frecuencia, en un cruel fascismo. Es así, esta Revolución Chavista no tiene otra alternativa que romper la lógica clientelar del capitalismo rentista, convocar al pueblo para las grandes tareas, confiar en él, y profundizar el Socialismo, de la única manera que eso es posible, con más Socialismo. El tiempo se agota, tiene la palabra la dirigencia.

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