María Alejandra Díaz
Julio Borges disparó el trato xenófobo e inhumano hacia los venezolanos en el exterior, cuando acusó a nuestros migrantes de "enfermedad contagiosa" y "foco de degradación" que debía acordonarse sanitariamente para evitar se extendiera a toda la región. En profundo desprecio por el gentilicio venezolano mostró sus odio genocida, considerando la vida como materia sin forma humana, pura vida biológica, en fin, bacterias.
Colaboran con la jauría, medios nacionales e internacionales, junto a la oligarquía colombiana traidora y envidiosa buscan dañar a la Reina del Sur, Venezuela, abonando la tesis de crisis humanitaria para invadirnos.
La actual migración, exótica y estresada, sometida a fuertes procesos de desestructuración familiar producto de la guerra económica, en vez de maltratos y humillación debe recibirse con respeto, solidaridad y fraternidad, tal como Venezuela lo ha hecho y hace, desde la visión Bolivariana de la patria grande y en el marco de los protocolos internacionales sobre la materia.
Pretendiendo colocarnos el sello de parias trashumantes, denigran de nuestros connacionales, esclavizándolos. Olvidan que Venezuela les garantizó a millones de iberoamericanos, especialmente los que huyeron de dictaduras y paquetazos neoliberales, refugio, abrigo y hogar. Sin mezquindad nuestro país Bolivariano hizo cierta la cita agustiniana: la medida del amor es amar sin medida, al brindarles unanueva oportunidad de vida, de renacer y crecer.
Vaya cinismo, falta de vergüenza y agradecimiento de ciertos países "hermanos" quienes ocultando sus patéticos casos: véanse Colombia y México, pretenden mostrar nuestra migración como la peor sufrida en Latinoamérica, con el único fin de justificar una invasión.
Mucho debe revisarse sobre la solidaridad, esa mal entendida hermandad y las alianzas. En las malas o como decimos aquí, en las chiquitas, es cuando se conocen los amigos y verdaderos hermanos. Sirva esta amarga experiencia a nuestros coterráneos para reconstruir juntos el horizonte de sentido y blindar la Constitución, ajustada a estas nuevas formas de guerra, e impedir nos debiliten y menoscaben el orgullo de ser venezolanos, en aras de refundar nuestra amada patria y verla resurgir como ave fénix suramericana.
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