Carolina Escarrá
Desde el mes de julio veníamos escribiendo sobre la migración como arma política en función del interés de los poderosos, ya que este tema en la actualidad es utilizado como espacio de conflicto en el marco de esta guerra no convencional que están librando las potencias y sus países cipayos en contra de la Patria/Matria Bolivariana, intentando aplicar la estrategia del caos constructivo acompañado por las instituciones del sistema de esclavitud financiera internacional; por simplemente ser independiente y soberana territorialmente y en el uso de los recursos naturales.
Así, los gringos han tratado infructuosamente, desde que llegó Donald Trump a la Presidencia de barras y estrellas marchitas, de colocar a Venezuela en la agenda del Consejo de Seguridad y han intentado con apoyo mediático afectar la visión del mundo sobre el tema de los derechos humanos en Venezuela, y al no haberlo logrado, hasta han abandonado el Consejo de Derechos Humanos de la ONU; mientras aplican políticas inhumanas y hasta han permitido violaciones y vejámenes contra niños menores de cinco años, a quienes separaron de sus padres, ubicaron en jaulas, abrieron juicios en inglés, los deportaron absolutamente solos y no los reunieron con sus padres, a quienes les siguen corriendo años de prisión por seguir la imagen irreal de un sueño americano hollywoodense, frente al silencio de la comunidad internacional.
En Quito esta semana se reunieron 11 países de la región para tratar la migración de venezolanos, con la intención real de promover xenofobia contra los venezolanos en el exterior, solicitando un “canal humanitario”, claro instrumento de intervención militar a través de falsos positivos generados en las fronteras, donde se pretende usar al barco hospital gringo USNS Comfort desde Colombia (alias el “Chulo”), y el Ejercicio Multinacional Unitas LIX- 2018, junto con armadas de algunos de los países que se reunieron en la capital ecuatoriana, pero con apoyo de Canadá, Estados Unidos, Reino Unido y otros, y que varios analistas advierten como la “etapa final” del plan para derrocar al presidente Nicolás Maduro, con una intervención militar desde Colombia (país de la OTAN), que son una amenaza real para Venezuela.
Además de ello, financiamientos de la Usaid y el Congreso gringo desde el año pasado, sin saber cuánto han pagado a Luis Almagro y al excomisionado de DDHH de la ONU o cómo financian a algunos países con la justificación de la “crisis humanitaria”, o el Parlamento Europeo y Federica Mogherini con su “ayuda de emergencia” sin verse el ombligo mediterráneo donde han muerto miles de inmigrantes sin encontrar puerto seguro de llegada; sin revisar la “diáspora europea” en nuestro país o la cantidad de colombianos, brasileños, peruanos, ecuatorianos o caribeños que nunca han sido maltratados o marginados aquí.
Frente a ello, una nueva política del Gobierno venezolano le abre los brazos a los hijos pródigos, Vuelta a la Patria/Matria con un puente aéreo con base en protocolos internacionales, le da la bienvenida para que sigan soñando con construir una Venezuela digna y feliz.
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