Ilka Oliva Corado
Crónicas de una inquilina La
autora ve necesario que nos informemos y formemos sobre qué es eso del
patriarcado y cómo funciona, desde la judicatura hasta toda la sociedad,
partiendo del ejemplo de las graves cifras de feminicidios existentes
en la latinoamérica actual. Solamente implicándose todos los sectores de
la sociedad se podrá acabar con esta lacra que es el patriarcado y sus
violencias machistas.
El 8 de abril se cumplió un mes del feminicidio de 41 niñas, a las que
el Estado de Guatemala violó y quemó vivas. Y también, el 8 de abril
apareció el cuerpo de Micaela García, una niña argentina miembro del
Movimiento Evita que hace unos días había desaparecido. Micaela, de 21
años estudiaba la carrera de Educación Física, se desvivía por los
parias, los negritos esos a los que el clasismo detesta. La violó y la
asesinó un violador serial al que un juez dejó en libertad porque según
él lo único que tenía era una “perversidad natural.” En el mismo país,
hace solo unos meses, en octubre de 2016, Lucía Pérez, de 16 años fue
drogada y asesinada.
Los forenses descubrieron que había sido violada por la vagina y por el
ano, no solo con el pene, también le metieron un palo por ambas vías,
palo que le atravesó el cuerpo. Murió de tanto dolor. La muerte de Lucía
encolerizó al pueblo argentino, que llamó a la marcha de #NiUnaMenos y a
la que se unió el continente entero.
En México, en los últimos seis años 900 mujeres y niñas han sido
asesinadas en feminicidios. En Chile, 2016, el nombre de Nabila salió a
la luz pública cuando fue encontrada en la calle por un adolescente, al
ser llevaba al hospital encontraron que le habían sacado los ojos, que
tenía fracturado el cráneo y la mandíbula. El relato oficial cuenta que
fue a una fiesta con su pareja, padre de dos de sus cuatro hijos, y que
se “emborrachó”, y estaba en “descontrol” y que al llegar al taller
mecánico donde vivían, la golpeó. Fue acusado de femicidio frustrado y
mutilación.
En Colombia 2016, Yuliana, niña indígena de 7 años, fue violada y
estrangulada hasta la muerte en Bogotá. El culpable, un hombre de alta
clase social que “bajo efectos de las drogas” cometió el delito. El
resto ya lo conocemos. En Zacapa, Guatemala Yohana, de 8 años de edad,
en el 2016 fue violada por tres hombres y ahorcada. Sus padres habían
salido de la aldea, para ir a cobrar dinero de un programa social y
dejaron a sus 3 hijos en casa, los hombres entraron aprovechando la
ausencia de los padres.
Cito solamente algunos casos, porque son miles. Hace unos días un juez
en México dejó en libertad a un violador porque consideró que meter los
dedos dentro de la vagina de la víctima no era violación. Algo que
respaldó un conocido intelectual mexicano en un programa radial de la
UNAM, y aparte dijo que a las mujeres nos gusta que nos violen.
En Latinoamérica el 98% de los casos de feminicidios queda en
impunidad. Y los pocos que se logran comprobar y se abren procesos en
cortes, tienen un final triste, el culpable es declarado inocente. Por
razones patriarcales: la víctima lo provocó por vestirse de tal manera,
por salir a altas horas de la noche, por pasar por tal lugar, por no
querer acostarse con él. La razón de las violaciones sexuales y los
feminicidios es una sola: el género. Jueces, hombres y mujeres con mente
patriarcal toman decisiones patriarcales y dejan en libertad a los
culpables o toman los casos sin seriedad por tratarse de mujeres
vulneradas.
Es necesario que todos, en todos lados, nos informemos sobre el
patriarcado, desde el lenguaje patriarcal pasando por los mal llamados
piropos, que no son más que acoso, hasta llegar al sistema de justicia,
pasando por medios de comunicación y su forma de dar las noticias.
Ninguna mujer es culpable y provoca que la violencia, la golpeen y
la asesinen. Ninguna mujer pide ser violada, o que le griten guapa en
la calle, que le toquen las nalgas o las tetas en el autobús. Si una
mujer dice no es no, así sea su pareja. Las mujeres no somos objeto de
nadie y esto lo deben de entender los jueces, el sistema.
Necesitamos un sistema de justicia con perspectiva de género, gente
capacitada que tenga el conocimiento sobre el patriarcado, para que
lleve los casos y dicte sentencias con todo el peso de la ley. Un
ejemplo de la ineptitud de un sistema de justicia, patriarcal es el caso
de las 41 niñas asesinadas, que fueron quemadas vivas en Guatemala, a
los culpables se les está tratando con privilegios de clase y poder. El
presidente debió ser destituido inmediatamente el mismo día que las
niñas fueron quemadas, con más razón si ellas ya habían denunciado que
ahí las violaba personal del lugar.
Pero cambiar el sistema no es cosa fácil, para eso tenemos que
involucrarnos todos, en todos los ámbitos de la sociedad, ¿cuándo vamos a
empezar? La lucha contra la feminicidios, la violencia de género y el
patriarcado tiene que ser de todos, ¿quiénes se apuntan?
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