Justo
en el Líbano, la Nación asediada por el Estado genocida de Israel, ante
una ponencia del Defensor del Pueblo, Tarek W. Saab, salía al show una
chica, con mirada extraviada, perdida entre el odio y el miedo,
irrespetando nuestra bandera, gritando “nos están matando”. Rápidamente
recordé aquel año 2006, cuando la Revolución, atendiendo los gritos de
auxilio de los 2.400 venezolanos-libaneses que se encontraban en la
línea de fuego del despiadado e indiscriminado ataque israelí contra esa
Nación, rescató aquella población (probablemente entre ellos se
encontraba algún familiar de la chica). Además, me vino a la mente aquel
acto valiente de la Revolución Bolivariana al retirar al Embajador de
Israel de Venezuela en protesta por la violación a los DDHH y a las
masacres del que estaba siendo víctima ese país Árabe.En
uno de mis viajes al Líbano, en el año 2009, realice un recorrido junto
a un representante de ese país en Naciones Unidas por la Zona Sur,
afectada en 2006. En esa oportunidad lloraba al ver las edificaciones en
el suelo e imaginarme las miles de víctimas que perdieron sus vidas
producto de las matanzas. Entre los lugares recorridos me mostró uno de
los edificios donde se produjo el bombardeo sionista en el que se
encontraban 63 personas que habían buscado refugio de la aviación
israelí, de los que luego se pudieron recuperar 54 cadáveres de debajo
de los escombros, incluidos 27 niños (15 de ellos discapacitados).
Repito, no paraba de llorar.
Ese mismo día, muchas personas acudieron a la casa del diplomático libanés para saludarle, recuerdo que sumaban más de 30 personas los presentes, todos vivían al Sur del Líbano. Cuando el compañero me presento como ciudadana venezolana, todos en absoluto se levantaron con gran emoción para saludarme nuevamente y expresarme la admiración y agradecimiento al Presidente Hugo Chávez y proceso bolivariano, incluso, el Alcalde de la Zona me decía que tenía en su oficina la foto del Comandante por la valentía demostrada. Fue un momento de gran orgullo patrio.
Soy venezolana, tengo origen árabe, de Siria precisamente, lo cual me permitió crecer entre dos culturas, y por supuesto tomar las riquezas de ambas. Siempre escuchábamos en casa sobre las causas de los pueblos, la venezolana, la causa palestina, la Árabe, también sobre la acción genocida israelí, la estadounidense. De cómo mi pueblo venezolano abrió las puertas a nuestros abuelos y a los árabes que habitan en esta Nación, debido a que tuvieron que emigrar por las guerras o por razones económicas. Pero ser Árabe en Venezuela durante la IV República no era fácil, y mucho menos airar las causas de esos pueblos. Solo fue con el Comandante Hugo Chávez que se reconoció a la gran comunidad Árabe y a su descendencia, además de las causas de los pueblos palestino, libanés y sirio. A los indocumentados les nacionalizó, por supuesto, habiendo cumplido con ciertos rigores. Todos los árabes y sus descendientes (que superan el millón de personas), han podido acceder y tener participación en todos los sectores del país, incluyendo la educación, producción y el comercio, pero en un nuevo nivel.
Recuerdo en mi adolescencia que visitábamos a amigos de la familia y todos se quejaban que tenían muchos años en Venezuela sin poder viajar a sus países de origen porque el dinero no les alcanzaba, aún cuando su empeño y constancia laboral eran incuestionables. Pero después de la llegada de la Revolución, las oportunidades económicas para los pequeños comerciantes en general comenzaron a cambiar y la comunidad árabe se favoreció en gran medida de ello. Los viajes de visitas familiares pasaron a ser anuales, solo posible en este proceso, no antes. También, están los que supieron estafar al Estado extrayendo dólares preferenciales, colocando sobreprecios, contribuyendo con la especulación.
Con mucha razón decían Marx y Engels, en el Libro del Manifiesto Comunista, que todas las clases se enfrentan con la Burguesía, pero los estamentos medios (el pequeño comerciante, el pequeño industrial, los artesanos y los campesinos), que luchan contra la Burguesía, están ahí por una razón de oportunidad, que es para salvar a ellos mismos de la ruina, por lo tanto, eso no los hacía revolucionarios sino conservadores y futuros reaccionarios, ya que pretenden volver atrás la rueda de la historia una vez que sientan que se han salvado.
En Venezuela, la posición de los árabes y sus descendientes en el apoyo a la Revolución y a nuestro Presidente Nicolás Maduro no es homogénea, existe un gran número de esa comunidad consciente, que lleva bien en alto la causa de sus pueblos originarios y entienden que los mismos enemigos que los acechan son los que hoy atacan a Venezuela, por ello no titubean al apoyar la revolución; pero también hay otra parte de esa comunidad, de intereses mezquinos, reaccionarios que apoyan directamente el proyecto Sionista-israelí en Venezuela y a uno de sus representantes directos, Henrique Capriles Radonski. A ellos los vemos representados en los empresarios y comerciantes ladrones-especuladores, o en esa pobre y miedosa chica disociada que nunca entendió de dónde viene y menos hacia dónde se dirige.
Ese mismo día, muchas personas acudieron a la casa del diplomático libanés para saludarle, recuerdo que sumaban más de 30 personas los presentes, todos vivían al Sur del Líbano. Cuando el compañero me presento como ciudadana venezolana, todos en absoluto se levantaron con gran emoción para saludarme nuevamente y expresarme la admiración y agradecimiento al Presidente Hugo Chávez y proceso bolivariano, incluso, el Alcalde de la Zona me decía que tenía en su oficina la foto del Comandante por la valentía demostrada. Fue un momento de gran orgullo patrio.
Soy venezolana, tengo origen árabe, de Siria precisamente, lo cual me permitió crecer entre dos culturas, y por supuesto tomar las riquezas de ambas. Siempre escuchábamos en casa sobre las causas de los pueblos, la venezolana, la causa palestina, la Árabe, también sobre la acción genocida israelí, la estadounidense. De cómo mi pueblo venezolano abrió las puertas a nuestros abuelos y a los árabes que habitan en esta Nación, debido a que tuvieron que emigrar por las guerras o por razones económicas. Pero ser Árabe en Venezuela durante la IV República no era fácil, y mucho menos airar las causas de esos pueblos. Solo fue con el Comandante Hugo Chávez que se reconoció a la gran comunidad Árabe y a su descendencia, además de las causas de los pueblos palestino, libanés y sirio. A los indocumentados les nacionalizó, por supuesto, habiendo cumplido con ciertos rigores. Todos los árabes y sus descendientes (que superan el millón de personas), han podido acceder y tener participación en todos los sectores del país, incluyendo la educación, producción y el comercio, pero en un nuevo nivel.
Recuerdo en mi adolescencia que visitábamos a amigos de la familia y todos se quejaban que tenían muchos años en Venezuela sin poder viajar a sus países de origen porque el dinero no les alcanzaba, aún cuando su empeño y constancia laboral eran incuestionables. Pero después de la llegada de la Revolución, las oportunidades económicas para los pequeños comerciantes en general comenzaron a cambiar y la comunidad árabe se favoreció en gran medida de ello. Los viajes de visitas familiares pasaron a ser anuales, solo posible en este proceso, no antes. También, están los que supieron estafar al Estado extrayendo dólares preferenciales, colocando sobreprecios, contribuyendo con la especulación.
Con mucha razón decían Marx y Engels, en el Libro del Manifiesto Comunista, que todas las clases se enfrentan con la Burguesía, pero los estamentos medios (el pequeño comerciante, el pequeño industrial, los artesanos y los campesinos), que luchan contra la Burguesía, están ahí por una razón de oportunidad, que es para salvar a ellos mismos de la ruina, por lo tanto, eso no los hacía revolucionarios sino conservadores y futuros reaccionarios, ya que pretenden volver atrás la rueda de la historia una vez que sientan que se han salvado.
En Venezuela, la posición de los árabes y sus descendientes en el apoyo a la Revolución y a nuestro Presidente Nicolás Maduro no es homogénea, existe un gran número de esa comunidad consciente, que lleva bien en alto la causa de sus pueblos originarios y entienden que los mismos enemigos que los acechan son los que hoy atacan a Venezuela, por ello no titubean al apoyar la revolución; pero también hay otra parte de esa comunidad, de intereses mezquinos, reaccionarios que apoyan directamente el proyecto Sionista-israelí en Venezuela y a uno de sus representantes directos, Henrique Capriles Radonski. A ellos los vemos representados en los empresarios y comerciantes ladrones-especuladores, o en esa pobre y miedosa chica disociada que nunca entendió de dónde viene y menos hacia dónde se dirige.
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