Ildegar Gil.
No sé cuántos y cuántos me creerían si afirmo que pretendía escribir
algo bueno sobre Henrique Capriles. En serio. Pero una mujer se atravesó
entre esa idea y el teclado de la computadora.
La entrevistada por José Vicente Rangel, este domingo cinco de junio, tocó un punto altamente sensible que debe inquietarnos e interesarnos a todas y todos los revolucionarios.
Maryclen Stelling, conocida analista e investigadora de la comunicación, se refirió, entre otros aspectos, al agotamiento del discurso político, tanto desde la vocería del Gobierno como desde quienes encabezan la contrarrevolución.
Alertó, con sobrada y preocupante razón, en torno a lo que significa y podría significar el uso permanente de la descalificación como instrumento permanente en el combate de las ideas, sin hurgar en la profundidad de los argumentos.
Me movió unas angustias que, día a día, brotan y rebrotan.
Entra charlas, he remarcado la necesidad –cada vez más impostergable- de abordar sistemáticamente otro punto aludido por la intelectual: desnudar el trasfondo del accionar opositor porque, simple y llanamente, no basta con decir que esto es malo y aquello es peor. Imprescindible es demostrarlo.
Hacerlo no es difícil. Las herramientas las poseemos y los ejemplos sobran.
El bachaqueo, el acaparamiento y el desabastecimiento de comida y demás bienes, la especulación, la inflación inducida, la inseguridad importada, la corrupción, el rol golpista de cierta empresa privada y, entre muchos otros, la imposibilidad del referéndum este año, son insumos inteligentemente manejados desde lo declarativo por quienes deben hacerlo desde sus roles fundamentales, pero ampliamente desaprovechados en el campo de la propaganda.
Lanzo una propuesta para romper el hielo, consciente de que seguramente puede ser mejorada por otras de mayor eficacia: lancemos, tres veces al día, una cadenita de 30 segundos desnudando las verdades ocultas en estos y otros puntos. ¿Me la compran? Hay que apurarse.
Sobre Capriles y lo que nos animaba a escribir sobre él, será para otra ocasión.
¡Chávez vive…la lucha sigue!
La entrevistada por José Vicente Rangel, este domingo cinco de junio, tocó un punto altamente sensible que debe inquietarnos e interesarnos a todas y todos los revolucionarios.
Maryclen Stelling, conocida analista e investigadora de la comunicación, se refirió, entre otros aspectos, al agotamiento del discurso político, tanto desde la vocería del Gobierno como desde quienes encabezan la contrarrevolución.
Alertó, con sobrada y preocupante razón, en torno a lo que significa y podría significar el uso permanente de la descalificación como instrumento permanente en el combate de las ideas, sin hurgar en la profundidad de los argumentos.
Me movió unas angustias que, día a día, brotan y rebrotan.
Entra charlas, he remarcado la necesidad –cada vez más impostergable- de abordar sistemáticamente otro punto aludido por la intelectual: desnudar el trasfondo del accionar opositor porque, simple y llanamente, no basta con decir que esto es malo y aquello es peor. Imprescindible es demostrarlo.
Hacerlo no es difícil. Las herramientas las poseemos y los ejemplos sobran.
El bachaqueo, el acaparamiento y el desabastecimiento de comida y demás bienes, la especulación, la inflación inducida, la inseguridad importada, la corrupción, el rol golpista de cierta empresa privada y, entre muchos otros, la imposibilidad del referéndum este año, son insumos inteligentemente manejados desde lo declarativo por quienes deben hacerlo desde sus roles fundamentales, pero ampliamente desaprovechados en el campo de la propaganda.
Lanzo una propuesta para romper el hielo, consciente de que seguramente puede ser mejorada por otras de mayor eficacia: lancemos, tres veces al día, una cadenita de 30 segundos desnudando las verdades ocultas en estos y otros puntos. ¿Me la compran? Hay que apurarse.
Sobre Capriles y lo que nos animaba a escribir sobre él, será para otra ocasión.
¡Chávez vive…la lucha sigue!
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