Maruja Romero Yépez.
La señora Machado, es trágica. Así se lo han dicho dos diputadas de la Asamblea Nacional. En un artículo en el espacio de opinión de El Universal del día 30 de noviembre, además de trágica nos muestra a la María Corina que exagera y miente. Habla de una visita a Sabaneta de Barinas con la candidata a la alcaldía. Salpica su narración con piedras, bombas, cohetes, motos que rugen y agresión. No es la primera vez que ella sale sin mácula de unas historias fantástica en dónde sufre todo tipo de agresiones para que luego llegue la calma y todo le salga a pedir de boca. Es tan poco lo sustancial que puede comentar de esa visita a Sabaneta que de inmediato da un salto de garrocha y cae en otros escenario. Escribe sobre Cariaco y la protesta por el recinto penitenciario. En Cariaco no estuvo, sino que le contaron. Escribe como si el pasado no existiera En esta opinión se hace patente el cambio de estrategia narrativa, ya no es la tragedia sino que es poner imprecisiones aquí y allá para construir un hecho que quiere mostrar como único, novedoso, como producto de sus intervenciones en el mundo de la política y de su guía certera y firme.
La fabulista María Corina señala que “la cárcel” se construiría “frente a la universidad” hubiese podido decir “cerca” pero ella calculó que el adjetivo no sería del mismo impacto.
Ignora María que Cariaco tiene universidad por un proceso que la oposición ha combatido cuando no desconocido: la municipalización de la educación universitaria, en la cual, dado la visión de Chávez, se propuso crear instituciones de nivel superior en todos los municipios del país apoyadas en la Misión Sucre y en las universidades más cercanas. Aquellas universidades donde estaba la oposición, a pesar de ser instituciones públicas, se negaron a contribuir con la municipalización. Además, la oposición siempre ha hablado pestes de estas nuevas estrategias educativas universitarias y las han ensombrecido con el creyón de la oscura calidad. Cuando quieren decir sus cosas y montar sus escenarios se les olvida que es la misma universidad que a ellos les repugna y que si pudieran las cerrarían de inmediato. Qué les puede importar que cerca o frente, se construya lo que se construya en esos lugares.
Habla del heroísmo de la participación del pueblo para protestar ante los hechos. Desconoce la señora que este pueblo ha estado en la calle protestando y reclamando y celebrando desde hace quince años, antes de aquellos tiempos en que ella y sus súmate amigos nos llamaron hordas, monos, feos, desdentados. Parece no conocer todo lo que este pueblo heroico ha manifestado y protestado, para visibilizarse ante el país que lo mantuvo invisible y alejado por casi un siglo.
María pretende ignorar, no saber, que el pueblo participó y protestó en Cariaco, y así lo hace continuamente, porque esta es una democracia participativa y protagónica, que garantiza la libertad. Quiere hacer creer, la señora Machado, a los lectores que policías y militares amedrentaron a los manifestantes y que sin embargo hubo que ceder y no construir la cárcel en ese lugar, desconoce la señora que el gobernador de Sucre debe responder y así lo hizo porque es su deber trabajar con el pueblo, escuchar al pueblo; pueblo que nunca más volverá, como en el pasado cercano, a morir en una protesta por pasaje estudiantil, ni ser enterrados en tumbas comunes por alzar su voz, reclamar sus derechos, mostrar su coraje y su opinión.
La señora Machado en su estilo ya sea trágico o goebbeliano, y escudada en su apariencia ingenua, descubre de repente el hilo negro y nombra al pueblo con loas y bellos adjetivos, antes del proceso de las elecciones municipales. María Corina cree que no la hemos visto, sin poder disimular, su desprecio incluso hacia algunos de sus propios compañeros de bancada en la Asamblea.
Esto de amor al pueblo se dice fácil, pero fue algo que enseñó Chávez con su verbo y su acción y despertó en unos la expresión y en otros el propio reconocimiento.
Si alguna vez la oposición ha sido sincera y honesta con sus propias convicciones y sentimientos, fue cuando expresó públicamente su percepción hacia la gente de forma despectiva, cuando en lugar de hablar con lo políticamente correcto, utilizó el vocablo horda, bichos, burros, para minimizarnos y hacernos sentir menos que nada. Ciertamente ellos piensan que el pueblo es saqueador, ladrón, facilista mantenido y otros epítetos que diariamente siguen usando porque no es fácil ocultar los sentimientos más profundamente arraigados en la conciencia. A la oposición le cuesta decir “aguas servidas”, “niño con discapacidad”. No pueden utilizar el enfoque de género, todavía hablan de “indios”, no dejan de decirnos ignorantes e incultos.
Pero a María Corina en este simular se les escapa la verdad, sin darse cuenta deja salir a través de la pluma, sus pensamientos y su conciencia: ella trata de alabar al pueblo que necesita para montar su sainete, pero se le ve el mogote como decía el Comandante Chávez, y simplemente lo califica con un heroísmo de destellos, es decir heroísmo momentáneo y repentino, cualidad efímera, ráfaga del sentir. Algo no constitutivo, que no es parte del ser sino del momento.
María Corina dijo la verdad sobre ella misma, la traicionó el subconsciente, y a la protesta de Cariaco sólo la vio como un heroísmo de destello para montar su pobre opinión electorera.
Gloria al Bravo Pueblo. Gracias a este Bravo Pueblo, a su persistencia, a su lucha a su valentía, a su participación y a su coraje tenemos libertad, soberanía y seguiremos hacia adelante, más allá de la municipales y de este escenario de utilería montado por la oposición.
Hay Patria, sí, Patria, y eso el Pueblo lo siente y expresa con dignidad.
La fabulista María Corina señala que “la cárcel” se construiría “frente a la universidad” hubiese podido decir “cerca” pero ella calculó que el adjetivo no sería del mismo impacto.
Ignora María que Cariaco tiene universidad por un proceso que la oposición ha combatido cuando no desconocido: la municipalización de la educación universitaria, en la cual, dado la visión de Chávez, se propuso crear instituciones de nivel superior en todos los municipios del país apoyadas en la Misión Sucre y en las universidades más cercanas. Aquellas universidades donde estaba la oposición, a pesar de ser instituciones públicas, se negaron a contribuir con la municipalización. Además, la oposición siempre ha hablado pestes de estas nuevas estrategias educativas universitarias y las han ensombrecido con el creyón de la oscura calidad. Cuando quieren decir sus cosas y montar sus escenarios se les olvida que es la misma universidad que a ellos les repugna y que si pudieran las cerrarían de inmediato. Qué les puede importar que cerca o frente, se construya lo que se construya en esos lugares.
Habla del heroísmo de la participación del pueblo para protestar ante los hechos. Desconoce la señora que este pueblo ha estado en la calle protestando y reclamando y celebrando desde hace quince años, antes de aquellos tiempos en que ella y sus súmate amigos nos llamaron hordas, monos, feos, desdentados. Parece no conocer todo lo que este pueblo heroico ha manifestado y protestado, para visibilizarse ante el país que lo mantuvo invisible y alejado por casi un siglo.
María pretende ignorar, no saber, que el pueblo participó y protestó en Cariaco, y así lo hace continuamente, porque esta es una democracia participativa y protagónica, que garantiza la libertad. Quiere hacer creer, la señora Machado, a los lectores que policías y militares amedrentaron a los manifestantes y que sin embargo hubo que ceder y no construir la cárcel en ese lugar, desconoce la señora que el gobernador de Sucre debe responder y así lo hizo porque es su deber trabajar con el pueblo, escuchar al pueblo; pueblo que nunca más volverá, como en el pasado cercano, a morir en una protesta por pasaje estudiantil, ni ser enterrados en tumbas comunes por alzar su voz, reclamar sus derechos, mostrar su coraje y su opinión.
La señora Machado en su estilo ya sea trágico o goebbeliano, y escudada en su apariencia ingenua, descubre de repente el hilo negro y nombra al pueblo con loas y bellos adjetivos, antes del proceso de las elecciones municipales. María Corina cree que no la hemos visto, sin poder disimular, su desprecio incluso hacia algunos de sus propios compañeros de bancada en la Asamblea.
Esto de amor al pueblo se dice fácil, pero fue algo que enseñó Chávez con su verbo y su acción y despertó en unos la expresión y en otros el propio reconocimiento.
Si alguna vez la oposición ha sido sincera y honesta con sus propias convicciones y sentimientos, fue cuando expresó públicamente su percepción hacia la gente de forma despectiva, cuando en lugar de hablar con lo políticamente correcto, utilizó el vocablo horda, bichos, burros, para minimizarnos y hacernos sentir menos que nada. Ciertamente ellos piensan que el pueblo es saqueador, ladrón, facilista mantenido y otros epítetos que diariamente siguen usando porque no es fácil ocultar los sentimientos más profundamente arraigados en la conciencia. A la oposición le cuesta decir “aguas servidas”, “niño con discapacidad”. No pueden utilizar el enfoque de género, todavía hablan de “indios”, no dejan de decirnos ignorantes e incultos.
Pero a María Corina en este simular se les escapa la verdad, sin darse cuenta deja salir a través de la pluma, sus pensamientos y su conciencia: ella trata de alabar al pueblo que necesita para montar su sainete, pero se le ve el mogote como decía el Comandante Chávez, y simplemente lo califica con un heroísmo de destellos, es decir heroísmo momentáneo y repentino, cualidad efímera, ráfaga del sentir. Algo no constitutivo, que no es parte del ser sino del momento.
María Corina dijo la verdad sobre ella misma, la traicionó el subconsciente, y a la protesta de Cariaco sólo la vio como un heroísmo de destello para montar su pobre opinión electorera.
Gloria al Bravo Pueblo. Gracias a este Bravo Pueblo, a su persistencia, a su lucha a su valentía, a su participación y a su coraje tenemos libertad, soberanía y seguiremos hacia adelante, más allá de la municipales y de este escenario de utilería montado por la oposición.
Hay Patria, sí, Patria, y eso el Pueblo lo siente y expresa con dignidad.
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