En palabras de Simón Bolívar: Paciencia, paciencia y más paciencia; constancia, constancia y más constancia; trabajo, trabajo y más trabajo para tener Patria! Lamentablemente, nuestro querido Comandante se excedió en el trabajo! Nuestro querido Comandante se dedicó al prójimo y se olvidó de que la palabra de Dios dice: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo (Mateo 19:19”). Se olvidó que para servirles a nuestro prójimo al cual amamos y al cual nos place dedicarnos, también tenemos que ocuparnos de nosotros mismos; porque si no cuidamos nuestra salud física y espiritual, estamos descuidando nuestro santuario, que es la morada del Espíritu Santo de Dios. Es absolutamente necesario que esto lo entienda quien sirve y quienes reciben los servicios, ya que por lo general, los seres humanos somos demandantes de atención individual, y a veces llegamos a ser egoístas; lo cual significa que muchas veces a medida que más nos dan, más exigimos.
Desde esta trinchera de lucha pensamos que hasta de las peores experiencias debemos sacar alguna enseñanza; de manera que no tengamos que estar tropezando varias veces con la misma piedra. A los creyentes les recuerdo que como le dijera el Apóstol Pablo a Timoteo en su segunda carta” toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir (reprender), para corregir, para instruir en justicia; a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra (2da de Timoteo 3: 16- 17). En relación al tema que hoy nos ocupa, recomendamos repasar Génesis, el primer libro del Antiguo Testamento, referido a la creación: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra… (Génesis 1: 1-31). “Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de éllos. Y acabó Dios en el séptimo día la obra que hizo; y REPOSÓ el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en el REPOSÓ de toda la obra que había hecho en la creación (2:1-3). Después que Jesús recorrió Galilea predicando, sanando enfermos y reprendiendo espíritus inmundos; fue a Nazareth, su tierra, seguido por sus discípulos, y llegado el día de REPOSO comenzó a enseñar en la sinagoga y terminó asombrado de la incredulidad de la muchedumbre. Después llamó a los doce y de dos en dos le dio autoridad sobre los espíritus inmundos y les ordenó recorrer los caminos predicando la palabra. Después de la muerte de Juan el Bautista, los Apóstoles se juntaron con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho, y lo que habían enseñado. El (Jesús) les dijo: Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y DESCANSAD UN POCO; porque eran muchos los que iban y venían, de manera que ni aún tiempo para comer tenían.
El mensaje que hoy queremos dejar a todas y todos los revolucionarios creyentes, es que no hay nada de malo o pecaminoso en reposar cada semana después de trabajar por el prójimo con amor y con eficiencia! También, cada día, después del afán diario hay que descansar para recargar las neuronas y darle reposo al resto del organismo con el sueño reparador. Además, no debemos olvidar la siguiente exhortación: “así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal (Mateo 6.34). Y hasta será verdad lo que dice el pueblo, que: “no por mucho madrugar amanece más temprano”. Que nadie nos mal interprete, que a nadie le pase por la cabeza la idea de que estamos llamando a la holgazanería, a la vagancia o la flojera. Imposible que así sea porque como el apóstol Pablo “creo que para comer hay que trabajar primero, y que aquel que no trabaje que no coma”, con la excepción de las y los niños; de las y los adultos mayores porque éllas y éllos ya entregaron su vida al país para levantar sus familias. Tampoco es aplicables a las personas con una discapacidad física y mental que les impida laborar.
Finalmente, a pesar de los pesares, los chavistas y los venezolanos creyentes de buena voluntad, seguimos aferrados a la promesa del Salmo 41. Creemos en la misericordia de Dios y en Él esperamos; por eso confiamos que nuestra oración no regresará vacía. Con el favor de Dios, viviremos y venceremos!
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