martes, 26 de febrero de 2013

¡Y hasta Dios reposó el séptimo día!


ANTONIA MUÑOZ


Llegó Chávez, Llegó el Presidente… la noticia corrió como pólvora. Cuando prendí el celular a las 4:40 am entró un Pin de una de mis sobrinas: Llegó Chávez carajo! Viva Chávez! El pueblo chavista está alegre porque nuestro Presidente está en suelo patrio! Muy especialmente el pueblo pobre está alegre porque el presidente volvió! El Presidente volvió para continuar su tratamiento en casa! Mientras tanto, quienes queremos a Chávez de corazón debemos seguir trabajando con devoción, muy especialmente por los pobres, que son el objeto de los desvelos y del trabajo sobre humano al cual se ha dedicado Hugo Chávez durante los primeros 14 años de gobierno. Esto sin contar los años de trabajo silencioso, pero constante en la Academia Militar, según su testimonio y el de quienes vivieron estos hechos. Tampoco estamos contando los 2 años y 50 días de cárcel para éllos y ansiosa espera para quienes nos sumamos a su fila sin siquiera decirlo expresamente. Igualmente no incluimos en la suma los casi 4 años y medio (26 de marzo de 1994 al 6 de diciembre de 1998) durante los cuales Chávez le dio varias veces la vuelta a Venezuela buscando apóstoles que lo ayudaran a predicar y llevar las Buenas Nuevas a todos los venezolanos. Esta constancia y el trabajo de hormiguita, coronó con la obtención de la Presidencia de la República en las elecciones del 06 de diciembre de 1998.
En palabras de Simón Bolívar: Paciencia, paciencia y más paciencia; constancia, constancia y más constancia; trabajo, trabajo y más trabajo para tener Patria! Lamentablemente, nuestro querido Comandante se excedió en el trabajo! Nuestro querido Comandante se dedicó al prójimo y se olvidó de que la palabra de Dios dice: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo (Mateo 19:19”). Se olvidó que para servirles a nuestro prójimo al cual amamos y al cual nos place dedicarnos, también tenemos que ocuparnos de nosotros mismos; porque si no cuidamos nuestra salud física y espiritual, estamos descuidando nuestro santuario, que es la morada del Espíritu Santo de Dios. Es absolutamente necesario que esto lo entienda quien sirve y quienes reciben los servicios, ya que por lo general, los seres humanos somos demandantes de atención individual, y a veces llegamos a ser egoístas; lo cual significa que muchas veces a medida que más nos dan, más exigimos.
Desde esta trinchera de lucha pensamos que hasta de las peores experiencias debemos sacar alguna enseñanza; de manera que no tengamos que estar tropezando varias veces con la misma piedra. A los creyentes les recuerdo que como le dijera el Apóstol Pablo a Timoteo en su segunda carta” toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir (reprender), para corregir, para instruir en justicia; a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra (2da de Timoteo 3: 16- 17). En relación al tema que hoy nos ocupa, recomendamos repasar Génesis, el primer libro del Antiguo Testamento, referido a la creación: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra… (Génesis 1: 1-31). “Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de éllos. Y acabó Dios en el séptimo día la obra que hizo; y REPOSÓ el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en el REPOSÓ de toda la obra que había hecho en la creación (2:1-3). Después que Jesús recorrió Galilea predicando, sanando enfermos y reprendiendo espíritus inmundos; fue a Nazareth, su tierra, seguido por sus discípulos, y llegado el día de REPOSO comenzó a enseñar en la sinagoga y terminó asombrado de la incredulidad de la muchedumbre. Después llamó a los doce y de dos en dos le dio autoridad sobre los espíritus inmundos y les ordenó recorrer los caminos predicando la palabra. Después de la muerte de Juan el Bautista, los Apóstoles se juntaron con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho, y lo que habían enseñado. El (Jesús) les dijo: Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y DESCANSAD UN POCO; porque eran muchos los que iban y venían, de manera que ni aún tiempo para comer tenían.
El mensaje que hoy queremos dejar a todas y todos los revolucionarios creyentes, es que no hay nada de malo o pecaminoso en reposar cada semana después de trabajar por el prójimo con amor y con eficiencia! También, cada día, después del afán diario hay que descansar para recargar las neuronas y darle reposo al resto del organismo con el sueño reparador. Además, no debemos olvidar la siguiente exhortación: “así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal (Mateo 6.34). Y hasta será verdad lo que dice el pueblo, que: “no por mucho madrugar amanece más temprano”. Que nadie nos mal interprete, que a nadie le pase por la cabeza la idea de que estamos llamando a la holgazanería, a la vagancia o la flojera. Imposible que así sea porque como el apóstol Pablo “creo que para comer hay que trabajar primero, y que aquel que no trabaje que no coma”, con la excepción de las y los niños; de las y los adultos mayores porque éllas y éllos ya entregaron su vida al país para levantar sus familias. Tampoco es aplicables a las personas con una discapacidad física y mental que les impida laborar.
Finalmente, a pesar de los pesares, los chavistas y los venezolanos creyentes de buena voluntad, seguimos aferrados a la promesa del Salmo 41. Creemos en la misericordia de Dios y en Él esperamos; por eso confiamos que nuestra oración no regresará vacía. Con el favor de Dios, viviremos y venceremos!

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