jueves, 21 de febrero de 2013

Apuntes en 5 Tiempos: Doctrina Monroe.


Por: Frente de Comunicadores Recolucionarios 
“La promulgación de la doctrina Monroe, en 1823, ‘América para los americanos’, significaba suplantar la hegemonía europea por la norteamericana en América Latina”. Jesús Arboleya (2007)

Los orígenes de la actual política estadounidense hacia América Latina hay que rastrearlos en el Mensaje al Congreso del presidente James Monroe, el 2 de diciembre de 1823. En este discurso, quedaron sentados los fundamentos de la Doctrina Monroe, comenzaba a perfilarse la intención imperialista del país del norte con su doctrina “América para los americanos”.

Los Estados Unidos comenzaron su actividad imperial desde comienzo del siglo XIX cuando en 1823 James Monroe declaró que la totalidad del hemisferio occidental estaría bajo la esfera de influencia de los Estados Unidos.

Ningún gran poder es lo suficientemente fuerte para conducir políticas exteriores hemisféricas como si las diferentes regiones del mundo estuvieran aisladas y no se afectaran entre sí. Históricamente la política de Estados Unidos hacia América Latina nunca ha estado separada de la distribución global de poder, y no existen razones para pensar que lo que suceda en la década de los ochenta entre los mayores Estados en un área del mundo, no afectará las relaciones de poder en los otros continentes. La Doctrina Monroe, la piedra angular histórica de la política de los Estados Unidos hacia América Latina, reconocía una íntima relación entre la lucha por el poder en el Viejo y el Nuevo Mundo.

Los tres grandes principios de esta doctrina eran: a) "No más colonización europea en el Nuevo Mundo". b) Abstención por parte de los Estados Unidos en los asuntos políticos europeos". c) "Oposición por parte de Estados Unidos a la intervención europea en los gobiernos del Hemisferio Occidental". El objetivo de seguridad de Estados Unidos era prevenir que cualquier poder europeo en expansión obtuviera avances estratégicos en el Nuevo Mundo, como resultado de las guerras, alianzas cambiantes o revoluciones en el Viejo Mundo.

La Doctrina Monroe servía como un sensible dispositivo político para determinar cualquier amenaza a la seguridad. La Doctrina proclamaba que ciertas actividades en el Hemisferio Occidental no podrían ser interpretadas "de ninguna otra forma que no fuera como manifestaciones no amistosas hacia los Estados Unidos". La Doctrina prohibía la adquisición de territorios a poderes no americanos, la introducción de sistemas extraños, y la intervención en el Hemisferio Occidental.

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