AURORA LACUEVA
La búsqueda del buen vivir, humano y justo, y la preocupación por el medio ambiente, deben llevarnos al logro de ciudades mucho más verdes en nuestro país: ciudades de calles y avenidas sembradas de árboles y arbustos autóctonos, punteadas de agradables y sombreadas plazas y, sobre todo, dotadas de suficientes parques grandes, espacios generosos para la salud y la recreación.
Ya se sabe que toda persona necesita hacer ejercicio acorde con su edad y condición a fin de, entre otros beneficios, fortalecer los huesos, mantener en buenas condiciones corazón y pulmones, prevenir o controlar la diabetes y mejorar la irrigación sanguínea de diversos órganos, incluido el cerebro. También se conoce hoy que el contacto con la naturaleza, la cercanía de árboles, setos, grama, junto a la de aves y otros animales, resulta positiva para nuestra mente: reduce el estrés y la ansiedad, y produce sensación de bienestar.
En las urbes, los parques verdes son la respuesta propicia a estas necesidades. Así mismo resultan lugares para la socialización y la realización de sanas actividades en comunidad: bailoterapia, piñatas familiares, visitas escolares, juegos ecológicos, paseos para clubes de adultos y adultas mayores, yoga, carreras de aficionados, entre muchas otras posibilidades. Son entornos verdaderamente multiuso y su presencia desencadena buenas y diversas iniciativas. Por otra parte, los parques urbanos son sitios públicos y actúan como focos democratizadores: ponen al alcance de todos y todas las oportunidades y posibilidades de disfrutar de ámbitos de calidad, donde se interactúa en forma igualitaria.
Además, la educación ambiental tiene en estos espacios verdes un apoyo muy valioso. Es difícil que nos preocupe el futuro de la selva amazónica, la desaparición de especies de nuestra flora y fauna o la erosión de los suelos, si no hemos estado en contacto directo con lugares amenos poblados de alegre vida vegetal y animal. Los parques constituyen para muchos pequeños de las ciudades su primera escuela para aprender a conocer, amar y respetar la naturaleza. A la vez, estos núcleos vegetales depuran el aire, absorben agua de lluvia, evitando desbordamientos, y refrescan la temperatura local. ¿Tienes un parque cerca?
lacuevat@hotmail.com
En las urbes, los parques verdes son la respuesta propicia a estas necesidades. Así mismo resultan lugares para la socialización y la realización de sanas actividades en comunidad: bailoterapia, piñatas familiares, visitas escolares, juegos ecológicos, paseos para clubes de adultos y adultas mayores, yoga, carreras de aficionados, entre muchas otras posibilidades. Son entornos verdaderamente multiuso y su presencia desencadena buenas y diversas iniciativas. Por otra parte, los parques urbanos son sitios públicos y actúan como focos democratizadores: ponen al alcance de todos y todas las oportunidades y posibilidades de disfrutar de ámbitos de calidad, donde se interactúa en forma igualitaria.
Además, la educación ambiental tiene en estos espacios verdes un apoyo muy valioso. Es difícil que nos preocupe el futuro de la selva amazónica, la desaparición de especies de nuestra flora y fauna o la erosión de los suelos, si no hemos estado en contacto directo con lugares amenos poblados de alegre vida vegetal y animal. Los parques constituyen para muchos pequeños de las ciudades su primera escuela para aprender a conocer, amar y respetar la naturaleza. A la vez, estos núcleos vegetales depuran el aire, absorben agua de lluvia, evitando desbordamientos, y refrescan la temperatura local. ¿Tienes un parque cerca?
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