La revolución como proyecto de transformación profunda y masiva de la sociedad, de ruptura con estructuras y esquemas organizativos anacrónicos y deshumanizadores, se organiza en dos núcleos de acción, los cuales son la modificación de la estructura política, así como, la modificación del sujeto político operante y actor en esas estructuras políticamente revolucionadas.
Pero además, la revolución se construye y define a partir de la diversidad, de la inclusión de los múltiples y diversos, de aquellos tradicionalmente definidos como sujetos periféricos, ahora convertidos en protagonistas del proceso; protagonismo que además solo puede darse mediante la acción cooperativa, recíproca y la corresponsabilidad entre el individuo, sus colectivos y el Estado, la superación del Estado anterior: interventor, normativista, y su sustitución por un Estado soporte de esos colectivos e individuos emancipados o en proceso de emancipación.
Han sido estos los criterios que han dirigido la construcción y consolidación de la Revolución Bolivariana en Venezuela a lo largo de estos 14 años, proceso que se erige como dignificante del ser social frente a los embates de la deshumanización del capitalismo depredador. De este modo, la organización de la revolución, ha estado orientada al reconocimiento y visibilización de la aún existente discriminación, marginación y vulnerabilidad de grupos específicos, entre ellos la sufrida por las mujeres, con lo cual se ha logrado una progresiva desarticulación del discurso machista hegemónico que profundizó, perpetuó e invisibilizó la discriminación hacia las mujeres en nuestro país.
Es en este contexto de implosión de las estructuras, que el discurso del presidente Hugo Rafael Chávez Frías, ha contribuido al desarrollo de los avances de carácter ideológico, discursivo y práctico en lo que respecta la situación de las mujeres venezolanas, quienes se han integrado significativamente al proceso revolucionario y con ello han logrado una progresiva revolución de su experiencia social, política, económica y cultural diferenciada como mujeres.
El Presidente de la República, ha hecho énfasis en la necesidad de transformación de la sociedad y las relaciones sociales que en ella se desarrollan, principalmente en lo que refiere el papel de las mujeres. Este rol ha sido exacerbado con la propuesta de orientación del proceso revolucionario hacia el socialismo, por lo cual Hugo Chávez ha manifestado la necesidad de reconocer y redefinir el papel de hombres y mujeres en el proceso de construcción de la patria nueva.
En el año 2008 el Presidente haría hincapié la necesidad de incorporar la perspectiva feminista en el proceso revolucionario socialista, afirmando que “en un mundo signado por la explotación en distintas versiones, tenemos que dar pasos firmes en la conquista de la emancipación total del género, y ser más justos con nuestras mujeres”. Es por ello que “todo socialista debe ser feminista o no serán seres humanos completos. Con el apoyo de nuestras mujeres debemos fortalecer la unidad de Venezuela, y así podremos fortificar los elementos para convertir este país en una potencia”.
El discurso del Presidente Chávez ha vindicado el papel de la mujer en la sociedad actual, reconociendo su papel determinante en el proceso de transformación y transmisión de los valores, ética y principio socialistas, al expresar que “la dignidad de un pueblo pasa por la dignidad de las mujeres” razón por la cual “la revolución socialista debe ser feminista, defender a las mujeres que han sido explotadas, ellas y sus hijos e hijas”.
Pero además Chávez convoca a hombres y mujeres a transformar su perspectiva y participar en el proceso revolucionario, “no puede haber revolución sin la participación de las mujeres de la patria”, y reconoce su compromiso revolucionario con las mujeres y la lucha por la equidad “soy feminista y lucho porque la mujer bolivariana ocupe el lugar que le corresponde”.
Estas concepciones del Presidente Hugo Chávez, se han hecho manifiestas en una distribución cada vez más equitativa de los cargos de decisión, pero también con las diferentes políticas, programas y prácticas desarrolladas durante los años del proceso revolucionario, lo cual ha incidido en la modificación de las condiciones de vida de las mujeres venezolanas, fundamentalmente a través de su participación política y el empoderamiento económico y social en un nuevo modelo de sociedad.
En la actualidad, son innegables los avances en lo que refiere la representación y participación de las mujeres en los poderes ejecutivo, legislativo, electoral, judicial, estadal y ciudadano. Actualmente de los 31 ministerios existentes, 12 están ocupados por mujeres, lo cual representa un porcentaje del 39%; las mujeres también constituyen el 15% del escaño parlamentario, así mismo, de los 23 cargos de elección popular para gobernaciones disputados en 16 de diciembre, 4 de ellos son ocupados actualmente por mujeres, lo cual constituye el 17% de las gobernaciones que viabilizan el proceso revolucionario.
De igual forma, 4 de los 5 cargos que componen la rectoría del Consejo Nacional Electoral son ocupados por mujeres; de los 6 magistrados que constituyen la junta directiva del Tribunal Supremo de Justicia, 5 son mujeres, representando un 83% de la participación, pero también la Contraloría General de la República, la Procuraduría General y la Defensoría del Pueblo están presididas por mujeres, lo cual pone de manifiesto la penetración de la participación femenina en el proceso revolucionario a través de los poderes de carácter decisivo para el pueblo venezolano.
Pero la vindicación de la condición social de las mujeres, también es posible evidenciarla en la política de democratización y acceso de las mujeres en igualdad de condiciones a la política educativa que ha favorecido el crecimiento de la matrícula en todos sus niveles, las miles de mujeres beneficiadas con las 346.700 viviendas entregadas al cierre del año 2012 desde la instauración de la Misión Vivienda, las políticas alimentarias, el desarrollo de un sistema de salud integral, pero también a través de la instauración de programas especiales como la Misión en Amor Mayor que ha beneficiado a las mujeres adultas mayores, pero también a través de iniciativas orientadas a la incorporación de las mujeres al engranaje económico mediante el financiamiento de proyectos socio productivos desde instancias como el Banco de Desarrollo de la Mujer que ha otorgado más de 145 mil microcréditos desde el año 2001.
Estos hechos en su conjunto ponen de manifiesto la apertura de nuevas oportunidades y posibilidades para las mujeres venezolanas, así como su reconocimiento como pilar fundamental para la transformación de la sociedad, la consolidación de la revolución y el socialismo bolivariano.
(*) Socióloga
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