Edgar Meléndez(*)
El Primero de Mayo constituye una fecha referencial para el movimiento obrero y sindical revolucionario del mundo entero, los hechos de Chicago hace 126 años, y de otras localidades de Estados Unidos, en donde los trabajadores y trabajadoras estaban en lucha por justas reivindicaciones entre las que destaca la exigencia de reducción de la jornada laboral a 8 horas, legaron muchísimas e importantes lecciones.
En esas jornadas de 1.886 la clase obrera reafirmó lo que antes y después hemos comprobado: solo se conquistan avances económicos y políticos a través de la lucha, la clase dominante nunca ha permitido reivindicaciones a favor los trabajadores y trabajadoras sin que esto cueste sacrificios, el capitalismo no solo es un sistema injusto y atrasado sino además asesino y en definitiva, y lo más importante, se ha reafirmado que solo la clase obrera, organizada, consciente y movilizada es capaz de ser vanguardia de la transformación revolucionaria de la sociedad.
Por eso no existe mejor forma de recordar a los mártires de Chicago, y a través de ellos, a todos los héroes y heroínas del proletariado del mundo, sino es a través de la intensificación de la lucha, de la organización, de la defensa de los planteamientos teóricos y prácticos del marxismo-leninismo.
En Venezuela la conmemoración de los 126 años de aquellas duras jornadas en Norteamérica, que culminaron con la ejecución de casi todos los líderes de ese movimiento, nos consigue en un momento realmente importante para la clase obrera venezolana que en su gran mayoría se viene fortaleciendo y nucleando en torno a claros planteamientos revolucionarios, aunque aún no se supera el marco economicista del sindicalismo reformista que ha imperado en el país por mucho tiempo.
Esta celebración que estará inscrita en la aprobatoria vía presidencial de una reforma a la Ley Orgánica del Trabajo inmersa a su vez en la dinámica electoral de este año, y de la que nadie puede dudar de su trascendencia, muestra una importante y significativa recuperación y fortalecimiento en muchos aspectos del movimiento obrero clasista, especialmente el que acompaña al proceso bolivariano y apoya al Presidente Chávez desde una posición de autonomía e independencia de clase, en su gran mayoría aglutinados en la UNETE, que sabe la importancia de la defensa y profundización de la actual etapa del proceso revolucionario teniendo muy clara la necesidad de apuntar, cada vez con mayo fuerza, al objetivo estratégico: el socialismo lo cual no permite ningún tipo de oportunismo.
Las jornadas de Chicago de 1886 fueron jornadas de lucha, no lo podemos recordar en Venezuela de otra manera sino luchando unidos y fortalecidos por un mundo mejor que solo es posible en el socialismo como está demostrado.
(*)Militante del PCV
edgarml79@gmail.com
@edgarmelendez79
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