martes, 1 de mayo de 2012

Frases talla única.

 


Una de las mayores debilidades del candidato de la derecha venezolana, además de él mismo, es la ausencia de ideas claras, contundentes, para enfrentar un enemigo del tamaño de Hugo Chávez.

No es sólo la notable ventaja que el otro le lleva en experiencia ni la carga de logros populares de su gobierno, que ya es bastante, sino que Capriles tiene que superarse a sí mismo en su falta de carisma y en la carencia de discurso propio. Por eso apela con tanta frecuencia a los lugares comunes, a frases que pueden aplicarse a cualquier momento y circunstancia. Son clichés que sirven para todo, como ése del autobús del progreso, como si el salto histórico que venimos dando, desde 1998, fuese cualquier cosa.

Hace poco dijo que “me causan gracia las encuestas del Gobierno, son los mismos voceros perdedores”. ¿Estaría llamando perdedores a los chavistas o a las encuestadoras? Si es a los primeros, la frase no merece siquiera un comentario, pero si es a las encuestadoras el que resulta cómico es él. A excepción de una empresa, todas las demás lo dan como franco perdedor, incluyendo las que contratan los opositores. Alguien debería haberle dicho que no toque esa tecla.

Otro día, como quiera que hay algunos dedicados todos los fines de semana a propagar rumores sobre la salud de Chávez, un periodista le preguntó al respecto y contestó que “el único rumor que debemos creer es que vamos a ganar el 7-O”. Los propagadores del terrorismo chismográfico deben haberse molestado porque les echó la partida para atrás.

Una de esas mañanas en que amaneció iluminado, el candidato aseguró que él no controlaría la Justicia sino que daría recursos para que funcione. Menos mal, dice uno, que se le ocurrió semejante originalidad porque si dijera lo contrario estaríamos fritos. El día que un candidato prometa que va a controlar la Justicia ese mismo día el Derecho se iría de vacaciones.

Pero la excepción la ha puesto cuando se las ha dado de galán: esta semana aseguró que las mujeres votarían por él, porque es “el chocolate nuevo”. Semejante banalización de la fuerza y el papel de la mujer en los tiempos que vivimos, francamente le quedó como una morisqueta. Más respeto, candidato.

Mlinar2004@yahoo.es





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