Carola Chávez
Con la creación del Gran Polo Patriótico me siento como quien estuvo debajo del agua, a punto de ahogarse, y de repente logró salir a la superficie ¡Aaaaaahhhh! ¡Aire!
Un soplo de aire fresco que puede convertirse en el huracán que nos eleve, incluso, más allá de nuestros sueños.
Es que no todos sabemos, queremos o podemos militar en partidos, y muchos, como yo, jamás lo habíamos hecho. Esto, sumado a la falta de tres erres que luego fueron nueve, siempre faltantes, resultó en la merma de entusiasmo PSUVista, que si una vez tuvo chispa fue por el contagioso afán de mi Presi.
He expresado muchas veces que el chavismo no cabe en un solo partido. Que no hay modo de meter a tanta gente tan distinta dentro de una estructura que, desde su mismo comienzo, tuvo una rigidez, un solemne acartonamiento que se estrelló contra la espontaneidad del movimiento popular que apoya a mi Presi.
Por eso es maravilloso respirar las bocanadas de aire renovador del Polo Patriótico.
Aire… Pero... ¿Qué veo ahí? - No faltaba más- ¡Escarlatina Rojas Bermellón!, polifuncionaria pluricambural, directiva cooptada de cuanta cosa se puede dirigir por cooptación. Escarlatina, la misma que hasta ayer, acusó a los movimientos sociales de ser “grupúsculos de alborotadores, indisciplinados, infiltrados...” La misma que cerró cuanta taquilla, ventanilla o puerta se pudiera cerrar en la cara de quienes reclamaban su derecho al ejercicio del poder popular. Escarlatina hoy también preside -¡Sorpresa!- un movimiento social: El frente no inclusivo de revolucionarios únicos y verdaderos.
Es que nuestra antiheroína se toma la democracia protagónica tan en serio, que no pudo evitar ser la protagonista -a empujones y codazos, como es costumbre-, en esta nueva y esperanzadora etapa de nuestro andar político.
Parece que no hay espacio que no quiera ocupar en su asfixiante empeño de ocupar todos los espacios, de salir en todas las fotos, de ser la eterna reina de cada carnaval.
¡Ay, Escarlatina!, mal te veo…
(Escarlatina ahora me ve, me llama y me dice “mi amor” y otras adulantes mentiritas empalagosas. Ahora... ¿Por que ahora?… Pobrecita, no sabe que soy la misma de siempre, que no sé ser de otra manera.)
El Polo Patriótico es y será nuestro lugar de encuentro, el centro de articulación de los movimientos sociales, de millones de personas distintas que coincidimos en empujar hacia el mismo lado, convencidos de que el único camino es del de una Patria libre, justa y soberana. Y que empujaremos a pesar de Escarlatina quien, ciega de adequismo hipotalámico, todavía, a estas alturas, no ha entendido nada.
Entren que caben cien, miles, millones… Hasta cabes tú, Escarlatina Rojas Bermellón, pero eso si: O te montas o te encaramas porque el Polo Patriótico es el poder popular.
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