Abajo Firmantes (*)
A pocos días de haberse celebrado las elecciones primarias del PSUV podemos avanzar las primeras evaluaciones y análisis de lo que se vivió ese día. De hecho, el resultado tiene sus raíces; y descubrirlas permite vislumbrar la situación de lo que está pasando en el PSUV y su corresponsabilidad en el gobierno, y su efecto sobre el proceso revolucionario venezolano y la revolución mundial.
Realmente creemos que la decisión del comandante de convocar unas elecciones por la base para elegir los candidatos a la Asamblea Nacional fue la más acertada, sin embargo algunos elementos atentaron contra ese principio básico de la democracia. Se hizo patente este domingo la lucha de clases en el seno del partido entre la base y la corriente burocrática, expresada en prácticas contrapuestas en el proceso eleccionario interno. Por un lado, el primer grupo, fragmentado, desinformado sin tejido o red social entre todos nosotros, los miembros de la clase trabajadora, apostando a la profundización del socialismo y empeñados en llevar a la Asamblea Nacional a los compatriotas más comprometidos política e ideológicamente con el proceso de cambios. Mientras que por el otro lado, el estamento burocrático, pequeño-burgués con todo el ventajismo de pertenecer al poder legislativo y ejecutivo actual, el apoyo de los ministerios, de las empresas del estado, de la red mediática estatal nacional empeñados en hacer aguas el proceso revolucionario.
La consigna entre las bases de todo el país fue ni burócratas ni capitalistas a la Asamblea Nacional. Lema que recogió en forma sucinta el sentir del pueblo chavista molesto, cansado, arrecho, con esta casta burocrática, pequeño burguesa que ha usufructuado de las mieles del poder estatal y ha defendido a capa y espada el proyecto reformista conciliador con la burguesía sin representar un cambio de la estructura socio-económica, sustento del sistema capitalista. 10 años son más que suficientes para que esta casta se haya deslegitimado. Pero al mismo tiempo quedó de modo muy evidente la conciencia de la clase trabajadora ante el desvelamiento de estas contradicciones de clase al interior del PSUV y del gobierno en general.
El resultado que arrojó esta elección en nuestra región (con poquísimas excepciones) es la continuación y reforzamiento de la degeneración burocrática del estado. Este resultado fue preparado minuciosamente y planificado por esta burocracia pequeño burguesa. Primero, con el método de postulación, no mediante organizaciones sociales o colectivos que dieran fe pública del compromiso revolucionario de los postulados, sino por iniciativa propia, que permitió que entraran candidatos de dudosa procedencia política, moral, con vínculos con la burguesía o pertenecientes a ella, que incluso tienen pasado golpista o desestabilizador. La única instancia de filtro funcionó pero para socavar y para entorpecer o negar el acceso a los pocos líderes trabajadores que por su tenacidad y trabajo han logrado crear un espacio político meritorio. Por otro lado, una consecuencia nefasta de este procedimiento de auto postulación fue la dispersión de votos de la clase trabajadora entre un universo inmenso de buenos y honestos revolucionarios cabales, pero que, por el estado de dispersión, desunión y desconocimiento entre las bases, permitió que se diluyeran los votos que apoyaban un verdadero camino hacia el socialismo.
Los burócratas han hecho uso de todo su poder e influencia económica, política y mediática, han utilizado las mismas prácticas aborrecibles del estado burgués (corrupción, clientelismo, compra de votos, engaños, demagogia, pan y circo, amenazas a sus subalternos), para poder sobrevivir y seguir en puestos de poder. Su ciega ambición personal frena el avance de la toma del poder por la clase trabajadora. El domingo fuimos testigos de la miseria humana y política que se manifestó en el ventajismo del uso de maquinarias, poder económico y chantaje en instituciones del estado presionando a sus empleados que para conservar su puesto debían votar por un candidato determinado, independientemente de su condición humana y revolucionaria.
Como resultado de todo esto, el PSUV ofrece a su militancia y al pueblo todo de Venezuela, colados entre sus candidatos a las elecciones parlamentarias de septiembre de 2010, una caterva de personas sin conciencia de clase, inescrupulosos, inmorales, con mentalidad pequeño burguesa, pro-capitalistas. Mientas que candidatos de la base, honestos, formados ideológicamente, con gran trayectoria de lucha anticapitalista y socialista quedaron por fuera de las opciones para la diputación a la Asamblea Nacional. Y el reflujo de la base se acrecienta más y más, mayor apatía, desencanto, desilusión, desmotivación, enfriamiento del ímpetu revolucionario. En su ceguera egoísta, la corriente burocrática está cavando la fosa para destruir el proceso revolucionario y están tumbando los puentes entre el camarada-presidente y el pueblo. Otra vez, el camarada-presidente deberá echarse al hombro la campaña electoral parlamentaria, pues con esta práctica desleal de los candidatos resultantes en varios circuitos, el electorado que apoya al proceso revolucionario, sea o no militante del PSUV, está molesta y no reconoce en algunos candidatos valores realmente de un socialista, y sólo se verán motivados a hacerlo por el profundo amor hacia nuestro líder. Enfrentando al electorado al dilema de quebrarse moralmente para apoyar a Chávez y dejar que la derecha ocupe espacios que serán sin duda utilizados para sabotear la labor legislativa, utilizando la Asamblea Nacional como plataforma para el golpismo, como fue el caso en los años 2000 a 2005. En definitiva, una asamblea formada principalmente por la clase trabajadora tendrá que esperar todavía más.
Los trabajadores psuvistas con conciencia de clase han leído acertadamente el momento coyuntural como de gran riesgo para la continuidad del proceso revolucionario venezolano, esperanza y ejemplo para toda la humanidad, sobre todo por la degeneración burocrática que está infestando y desviando la dirección clara de la revolución hacia el socialismo, como principal dificultad interna. Sin dejar de lado, por supuesto, el ataque incansable de la gran burguesía nacional e internacional. Sin embargo, como todo proceso es dialéctico, la derrota electoral de la clase trabajadora le ha suministrado una contundente victoria política y moral. La condición subjetiva se ha elevado entre las fuerzas revolucionarias, acrecentándose y radicalizándose más. La evidencia de la lucha de clases interna en el seno del PSUV permite visualizar más claramente en la conciencia popular que el enemigo estructural está también dentro, corroyendo las bases que sustentan este hermoso proceso revolucionario. Más máscaras se han caído, se ha hecho una depuración ante los ojos del pueblo.
Por ello, también se hace, otra vez y cada vez más claro y más contundente el clamor popular por una revolución dentro de la revolución. Y empezamos, otra vez y cada vez más, a diseñar cuál es nuestro papel histórico hoy y cuál es la estrategia y táctica a seguir. Es necesario deslindarse de la agenda de la burocracia, la agenda electorera, asumir y abrazar con fuerza la agenda realmente revolucionaria: la formación y organización del poder popular. Tenemos las herramientas para construir el estado comunal en cada una de nuestras parroquias y municipios. Nosotros podemos construir el estado socialista, sistemas de comunas, en lo local, en lo inmediato; en lo mediato, en lo regional; y en el largo plazo, en lo nacional.
Y uno de los elementos que debe revisarse profundamente es el mecanismo de elección de candidatos al interior del PSUV, como punto de honor para tener fuerza moral para transformar el esquema burgués de elecciones que prevalece en Venezuela. Tal procedimiento da clara ventaja al capital, al candidato con riqueza; y desfavorece al candidato de la base, sin recursos financieros, ni maquinaria, ni logística. Deberemos revisar las experiencias de otras latitudes como la de nuestros hermanos cubanos o los camaradas zapatistas para encontrar una fórmula en la que se logre eliminar cualquier tipo de ventajismo y sea solo la aceptación y reconocimiento popular de la valía intelectual, política, moral del candidato lo que prive a la hora de elegirlo y evitar optar por el candidato que ofrezca más billete, entregue más bolsas de comida, regale artefactos eléctricos, solucione clientelarmente necesidades individuales o colectivas. Una fórmula que tenga como base la participación protagónica de las bases del PSUV.
No le hagamos el juego a la corriente burocrática, no sigamos su agenda. La corriente socialista, de la clase trabajadora, emprende su camino de articulación, de formación. Como resultado dialéctico del evento electoral del domingo 02 de mayo, quedó un saldo organizativo. Por primera vez, nos encontramos y conocimos camaradas con conciencia de clase que batallan en su espacio, pero solos, desorganizados, desvinculados, desconocidos. Aprovechemos este ímpetu provocado por la lucha de clases escenificada en estas primarias para convocarnos las fuerzas revolucionarias del PSUV, la clase trabajadora consciente, para de una vez por todas impulsar la corriente socialista que golpee los cimientos del estado burgués y su degeneración burocrática que tanto daño hace en las condiciones subjetivas y objetivas para la liberación definitiva de la clase obrera venezolana. Es lo que el mundo nos exige en esta hora histórica.
Pasado ya el hecho electoral, debemos concentrarnos en el fortalecimiento del partido que tenemos para transformarlo en el partido revolucionario que queremos. Una de las tareas prioritarias deberá ser la publicación, difusión, lectura y discusión colectiva de los recién promulgados Estatutos del PSUV, para relanzar las patrullas y, junto con el trabajo de base que es necesario hacer, ya no para buscar votos sino para construir el estado socialista en cada parroquia, municipio y estado. Hay que generar el debate profundo, ideológico, entre la base del partido y buscar los mecanismos para que sus conclusiones y acuerdos tengan resonancia en las instancias directivas regionales y nacionales.
Y de cara al pueblo venezolano, a la clase trabajadora en su conjunto, ya no vamos a tocar puertas para buscar votos sino para ofrecernos para trabajar junto con el pueblo, solidarizándonos con sus luchas, explicando pacientemente y contribuyendo al aprendizaje colectivo y la elevación de la conciencia. Hay que llegar al más de 60% de la militancia inscrita del partido y escuchar y reflexionar por qué no acudieron a votar. Solo una conciencia formada será el mejor antídoto contra las prácticas vergonzosas del estado burgués y sí lo lograremos, poner fin a la hegemonía de la casta burocrática para liberar al partido y por medio de él, liberar el estado, la economía, la cultura, la legislatura, la magistratura. No es hora de recular, nos dice sabiamente el cantor del pueblo. Hacia la batalla por la liberación de la clase trabajadora.
Socialismo o barbarie.
Socialismo o muerte.
Venceremos.
Por los colectivos del circuito 6o. Del estado Zulia
(*) Carlos Mujica, Alfredo Mujica, Luis González, Ender González, Cilegne La Cruz, Castor Vecino, Tony Boza, Wolfang Villarreal, Héctor Meleán, José Luis Romero, Rafael Valcárcel
sábado, 8 de mayo de 2010
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