lunes, 17 de noviembre de 2008

La imagen como arma de guerra

Patricia E. Ortega

Un párrafo leído en el Blog de Cine Venezolano editado y liderado por Carlos Caridad Montero me llenó de inquietud y ansiedad, se trata de un comentario realizado sobre el documental “Hugo el Rey” dirigido por Franco de Peña y Francisco Arteaga Páez, el cual fue transmitido como programa especial por el canal Globovisión el pasado domingo 16 de noviembre de 2008 a las 7.00 p.m. y cuyo estreno estaba siendo anunciado por este blog de cine nacional. Cito a continuación el comentario que me llevó a asumir públicamente un análisis no sólo del documental en sí, sino sobre la manipulación y la deshonestidad en el manejo de los discursos audiovisuales:
“Samuel Henriquez Nov 16th, 2008 a 6:43 pm
Excelente documental observacional. Por favor no lo juzguen sin antes verlo. Los hechos hablan por sí mismo sin necesidad de narración. Objetivo, mordaz, inteligente!!! Aplausos para aquel que hace cine porque tiene una historia que contar, aunque sea con presupuesto reducido, sin actores famosos, o equipo tecnico mínimo”
¿”Excelente documental observacional”? Me quedé perpleja ante este comentario. Me invadieron miles de preguntas una de ellas fue precisamente ¿Por cuánto más tendremos que pasar los venezolanos para afianzar nuestra mirada crítica, reflexiva y analítica ante el audiovisual, que ha sido tan usado como arma de guerra, como instrumento de manipulación?
La propaganda se esconde tras los tejidos del discurso. El cine, como arte y como medio de expresión también se convierte en arma de fuego, mucho más en su género documental, en el cual el realizador posee la libertad para dar a conocer su visión del mundo, libertad que si es mal utilizada es capaz de desfigurar espacios, personas y personajes. Este es el caso del documental “Hugo el Rey” anunciado como una producción independiente dirigida a la búsqueda de la pluralidad, sin embargo, desde el principio el mismo realizador en sus declaraciones al diario Universal plantea una contradicción en su discurso, pues por una parte afirma su búsqueda de la armonía de todas las voces dentro de su obra: “Este es un documental hecho con mucho esfuerzo en un largo tiempo, y con mucho respeto hacia el chavista y hacia el opositor, no pongo calificativos de ‘malo’ o ‘bueno’, tú sufres con ellos”, comentó, al tiempo que destacó que en aras de la neutralidad se abstuvo, por ejemplo, de incluir su postura con un locutor en off; por el contrario, la cámara es la que habla en todo momento a través de sus registros” “
Pero por otra, declara abiertamente la posición que la obra asume frente al proceso político y social venezolano: “Hugo Rey es una radiografía del mecanismo totalitario que Hugo Chávez emplea para perpetuar su poder”. El realizador se encontró prácticamente con dos realidades en un mismo país. “Por una parte, puedo hablar de un pueblo al que Chávez le crea la ilusión de que le va a dar algo y nunca se lo da… lo mismo que hacía Carlos Andrés Pérez. Por otro lado, un grupo de estudiantes trabajando para convencer a la gente de lo nocivo que era la reforma constitucional… allí se ven dos maquinarias, una con mucho dinero y otra con pocos recursos”.
El documental está lleno de escenas montadas fuera de contexto, maximizadas para apoyar precisamente la tesis que desde un principio maneja el realizador. No se le otorga en la pantalla a las voces de las diversas tendencias el mismo espacio, la voz predominante que determina incluso la postura de la corta voz en off -que si está utilizada en el documental, de manera muy breve pero muy persuasiva a manera de nota informativa evocando la supuesta objetividad periodística- la cual sirve de hilo conductor en el documental en el momento de “resumir” -más bien de desvirtuar o mencionar con mucha superficialidad- las coyunturas históricas del país.
La Venezuela que se nos muestra está vista desde un prisma muy limitado donde el debate y la diversidad están ausentes. Las medias tintas no existen, mucho menos los grises, se pretende ver un país dividido en dos polos opuestos, y se le da más cabida al de oposición que al oficial, dejando completamente al margen a las voces críticas de cada lado y a los que en el medio aun no se identifican o no están decididos plegarse a nada. ¿Por qué no vemos a alguien de oposición criticando a la oposición? ¿Por qué no vimos en el documental debates que expresaran las limitaciones de las diversas tendencias políticas?
Sólo se nos presentaron declaraciones o posiciones que defendían pasionalmente su lado político ¿y qué es lo que nos quieren decir con eso? precisamente reafirmar el estereotipo de que los venezolanos aun estamos encantados por un ideal que nunca llegará, que somos pasivos y que no estamos en la capacidad de ver a nuestro alrededor, de tomar acciones para satisfacer nuestras necesidades. Y ESTE JUICIO DE VALOR DENTRO DEL DISCURSO DOCUMENTAL, RECAE SÓLO EN LOS QUE SE IDENTIFICAN CON EL GOBIERNO, MIENTRAS QUE LA OPOSICION SE NOS MUESTRA COMO AUTÉNTICA LUCHADORA, ACTIVA, CONQUISTADORA DE SUS IDEALES.
¿Entonces se manipula o no se manipula el contenido para construir un mensaje predeterminado? pues es claro, que ésta es la visión de los realizadores: quienes creen en el proceso están envueltos en un sueño inútil y quienes no creen están luchando por el cambio.
Y PREGUNTO ¿ESTA POSICIÓN EXPRESA LA COMPLEJIDAD QUE VIVE NUESTRO PAÍS? La respuesta es NO, faltaría hacer un profundo análisis político y social para poder tener una conclusión y eso conlleva a tomar en cuenta muchas vertientes y realidades que este trabajo ha dejado afuera y ha manejado de manera muy superficial.
Y ANTES DE SEGUIR, HAY QUE DEJAR CLARO QUE EL DOCUMENTAL COMO GÉNERO NUNCA PODRÁ SER OBJETIVO PUES PRECISAMENTE EXPRESA UN PUNTO DE VISTA DEL MUNDO, PUNTO DE VISTA FORMULADO, NARRADO, ESTRUCTURADO POR EL REALIZADOR. De allí que a la hora de entablar una discusión sobre el documental nos debemos concentrar más en nuestra ética, responsabilidad y nuestro compromiso a la hora de contar una historia, por ello no puedo sino inquietarme cuando escucho de parte del realizador y del público mismo la afirmación de OBJETIVIDAD, JUSTICIA, DE EQUIDAD EN LAS IMÁGENES DE ESTE DOCUMENTAL.
Respeto la posición de estos directores pues todos tenemos derecho a expresar nuestro punto de vista a través de cualquier medio, en eso está basada la libertad de expresión “NO ESTOY DE ACUERDO CON LO QUE DICES PERO DARÍA MI VIDA PARA DEFENDER TU DERECHO A DECIRLO”. Sin embargo, como ciudadana, como realizadora, no puedo quedarme callada ante la deshonestidad que se evidencia al presentar este documental como reflejo de la multiplicidad de visiones en nuestro país, pues ésta afirmación atenta contra las luchas de quienes hemos sufrido los hechos históricos que nos han rodeado durante estos años, de quienes no nos identificamos o nos reflejamos en esa “supuesta realidad presentada”, hubiese sido mucho más honesto y acertado presentarlo como expresión del punto de vista del realizador, con la sinceridad que todo director o productor de cine le debe a ese público que presenciará su obra: Como realizadores en cualquier género no estamos reflejando la realidad sino manifestando nuestra visión sobre ella, y por ello no podemos pretender ofrecer la VERDAD.
Nuestro compromiso es respetar a quien está delante de la cámara más allá de nuestros intereses, y creo que en este trabajo se ha tomado con mucha superficialidad el universo de emociones de quienes se prestaron para contribuir en la realización del documental: no puedo dejar de pensar en la cámara acercándose a la olla con escasa comida en el rancho de la señora Liliana, quien protagoniza la historia, ¿es que necesitamos ver en plano de detalle la pobreza para sentirla? ¿Por qué somos tan amarillistas? ¿Dónde está la poesía, dónde está la inteligencia del realizador para expresar la pobreza sin necesidad de exponer injustamente a quien te abre la puerta de su casa? CAEMOS EN LA PORNOMISERIA INJUSTA, DESHONESTA, y nos convertimos nosotros en los reales miserables.
Y pregunto ¿Sólo es pobre esta mujer? ¿O tiene otras virtudes? pues de ella sólo vimos su pobreza y su esperanza – esperanza que además el realizador desvirtúa y califica de inútil, al dejar por sentado su incredulidad ante el proceso de cambio- No vemos sus fortalezas como luchadora, como mujer y madre, se expresa de ella sólo una sombra pasiva y triste. Y así fue el tratamiento que se le otorgó a todos los personajes. Si analizamos cada temática abordada en el documental podríamos estar líneas y líneas desmontando, el cómo se usaron personas y hechos de manera superficial para expresar un punto de vista: el 11 de abril se resume en una terrible elipsis vacía donde sólo se defiende la posición de los medios de comunicación, que ya todos sabemos, gracias a las denuncias y a trabajos audiovisuales como PUENTE LLAGUNO CLAVES DE UNA MASACRE que ellos fueron los protagonistas de la falsedad y del irrespeto a los ideales y a la ética que rigen el trabajo periodístico.
Si realmente el propósito hubiese sido el de plantear la diversidad de posiciones, encuentros, desencuentros y hasta contradicciones, bastaba con tener una mirada justa que le otorgara a todos un mismo lugar, aunque ellos contradijesen la postura del realizador, positivo y negativo mezclados y contrapuestos para enriquecer la historia, desgraciadamente, en este trabajo sólo una visión negativa de todo y de todos se formula, y da la sensación de estar en un precipicio sin salida.
HOY MÁS QUE NUNCA LA IMAGEN ES UN ARMA DE GUERRA, Y ¡AY! DE QUE ÉSTA SEA MANIPULADA POR LAS MANOS DE QUIENES NO LA EXPRESEN CON LA RESPONSABILIDAD QUE MERECE, Y POBRES DE AQUELLOS QUE SE DEJEN ENVOLVER POR LA FALSA INGENUIDAD QUE PROMETEN BAJO LA SOMBRA DE LA MANIULACIÓN Y EL ENTRETENIMIENTO PARA NEGAR, DESDECIR Y DESDIBUJAR A QUIENES NO ESTÁN DELANTE DE ELLAS.
Celebro la libertad pero repudio la manipulación: Necesitamos tener una mirada más crítica, liberarnos de los pre-supuestos y construir el camino donde las nuevas generaciones posean los conocimientos necesarios para convertirse en ciudadanos audiovisuales con herramientas de reflexión y crítica que los ayuden a enfrentar el asedio ideológico, social y cultural que hoy más que nunca las miradas imperiales lanzan sobre nosotros a través del audiovisual como arma de guerra

pattycinema@gmail.com

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