jueves, 27 de noviembre de 2008

Recordando la rebelión del 27 de noviembre de 1992.


Prensa Web YVKE, ABN
Jueves, 27 de Nov de 2008
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A diferencia del alzamiento anterior, éste fue ejecutado por un grupo heterogéneo, denominado Movimiento Cívico-Militar 5 de Julio, integrado por oficiales de alto rango de los cuatro componentes de las Fuerzas Armadas Nacionales, civiles pertenecientes a organizaciones revolucionarias y grupos que adversaban al Gobierno de entonces. Los nombres más destacados de esta intentona fueron Hernán Grüber Odremán, Luis Enrique Cabrera Aguirre, Francisco Visconti Osorio y los partidos políticos Bandera Roja y Tercer Camino. El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, en el año 2006, durante el acto de inauguración y puesta en marcha de la planta ensambladora Venirauto, empresa de capital mixto Irán-Venezuela, ubicada en Maracay, estado Aragua, expresó que este suceso forma parte de la trilogía de acontecimientos que "partieron en dos la historia de Venezuela", y expresó su reconocimiento a los mártires que entregaron su vida en esa jornada y a sus principales protagonistas, como lo fueron los contralmirantes Hernán Gruber Odremán y Luis Cabrera Aguirre; el general de la aviación Francisco Visconti Osorio y los tenientes coroneles Luis Reyes Reyes y Wilmar Castro Soteldo. El 27 de noviembre de 1992 fue causa de verdadera unión cívico militar que hizo declinar definitivamente al Pacto de Punto Fijo, formado por los partidos políticos tradicionales Acción Democrática y Copei. Aquel 27 de noviembre fue la prolongación directa del 4 de febrero de 1989, en el que el comandante Hugo Chávez Frías reconfiguró el imaginario rebelde del pueblo con su legendario “por ahora”. Los hechos Este hecho constituyó el despertar del pueblo que, junto con la Fuerza Armada, decidió ponerle fin a la grave crisis de dos instituciones: los partidos políticos y la Fuerza Armada, que a partir del 23 de enero de 1958 se convirtieron en abanderados de la estabilidad de la supuesta “democracia” implementada en la nación venezolana. Los principales enfrentamientos del 27 de noviembre ocurrieron en el Distrito Federal, así como en los estados Miranda, Aragua y Carabobo. La insurrección fue controlada por el Gobierno el mismo día 27, lo que provocó la rendición de los involucrados y la huida y posterior asilo en Perú de cerca de un centenar de éstos. En el fondo de los acontecimientos del 27 de noviembre se encontraba una grave crisis de dos instituciones que, a partir del 23 de enero de 1958, se convirtieron en importantes garantes de la estabilidad de la democracia venezolana: los partidos políticos y las Fuerzas Armadas. A raíz de los sucesos de noviembre de 1992, los dos principales actores del Pacto de Punto Fijo: Acción Democrática y Copei, experimentaron dificultades institucionales; muestra de la crisis experimentada por AD fue la expulsión de una de sus principales figuras como lo era Carlos Andrés Pérez y su derrota en las elecciones de 1993, aunque cabe destacar que ésta se transformó en honrosa, ya que su candidato Claudio Fermín quedó segundo en la contienda y además se mantuvieron como primer grupo parlamentario. La situación de Copei fue algo diferente, pues sufrió un duro golpe al ser derrotado en las elecciones presidenciales su candidato Oswaldo Álvarez Paz por su líder fundador Rafael Caldera. Caldera y su recién creada organización partidista Convergencia se convirtió en un líder de las corrientes contrarias al bipartidismo, esto a consecuencia de su discurso en el Congreso Nacional, luego de los sucesos del 4 de febrero, en el que señaló la falta de visión y vigencia de los partidos políticos, que presentaban ante la opinión pública una imagen de organizaciones cerradas ante las demandas de la sociedad. En relación con la otra institución garante de la estabilidad del sistema democrático a partir de 1958, las Fuerzas Armadas, con los alzamientos militares de 1992 quedó demostrado que la institución armada había dejado de ser aquel elemento monolítico que a partir de 1958 funcionó como agente estabilizador del sistema democrático, hecho que quedó demostrado con la derrota en los años 60 de los alzamientos militares izquierdistas conocidos como el Porteñazo y el Carupanazo, lo que en su momento reforzó el papel institucional del ejército venezolano y su unidad. Una de las consecuencias inmediatas del 4 de febrero fue la sensación generalizada de cierta intranquilidad en el seno del ejército, lo que posteriormente se puso en evidencia el 27 de noviembre cuando estalló una nueva insurrección militar. Asimismo, con respecto a la insurrección de noviembre de 1992, hay dos aspectos que llaman poderosamente la atención. En primer lugar, la importante popularidad que tuvo el segundo alzamiento del año 92, lo cual se tradujo en el súbito apoyo del electorado caraqueño a Aristóbulo Istúriz, candidato de la Causa R a la alcaldía de Caracas. En segundo lugar, pese a que la segunda intentona pareciese más poderosa que la primera, y hubo combates más intensos entre las fuerzas leales y los insurrectos, los jefes de alzamiento no dieron la impresión de querer luchar hasta el final. De hecho, uno de los oficiales más comprometidos en el asunto, el general Francisco Visconti, no quiso enfrentar las responsabilidades de su acción, por lo que huyó en compañía de unos 40 oficiales rumbo a Iquitos, Perú.

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