Aurelio Gil Beroes
Pasado el día de las elecciones y conocidos los resultados por vía del Consejo Nacional Electoral (CNE), el país político busca su reacomodo, en medio de razones, justificaciones, cifras y conjeturas de todo tipo. Grandes definiciones van emergiendo de entre el bullicio numérico y partidista: el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) se consolida como la primera fuerza política del país y logra 20% más de votos que en el referendo del 2 de diciembre. Conquista 17 de las 22 gobernaciones en pugna (77%) y 265 alcaldías del total de 327 en disputa, es decir el 81%. Por su parte, la oposición, considerada como un todo, se quedó con 5 gobernaciones. Triunfa por escaso margen en Carabobo y Táchira, gana con niveles algo mayores en el Zulia y Miranda, y conserva la gobernación de Nueva Esparta con un sólido 16% de diferencia. Así las cosas, todo parece claro: de un lado el PSUV y del otro la oposición; pero no es así. Es cierto que de un lado está el partido de gobierno y de otro la oposición, pero en este terreno coexisten opciones distintas. La gobernación del Zulia está en manos de Un Nuevo Tiempo (UNT), la de Miranda en manos de Primero Justicia, Táchira en poder de COPEI, Carabobo es bastión de Proyecto Venezuela, y Nueva Esparta lo es de Acción Democrática. Cinco gobernaciones en poder de igual número de partidos opositores, con marcadas diferencias de liderazgos y estilos entre sí. Diferencias que han obstaculizado y reducido la profundidad de necesarios acuerdos previos y que, seguramente, saldrán a relucir en un futuro próximo. Porque cada quien tiene la fuerza de una gobernación en su alforja y suficiente peso para ¿por qué no?, tratar de imponer la línea. ¿Será que como producto de este proceso electoral, surgirán, no una oposición consolidad, sino cinco oposiciones? Esperemos el desarrollo de los acontecimientos.
jueves, 27 de noviembre de 2008
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