Mario Silva García.
Quisiera comenzar este artículo citando una frase emitida por Pepe
Mujica en la serie de documentales "Presidentes de Latinoamérica":
“¡No es la América que soñó el Che Guevara! Pero, sí es una América
muy distinta a la que había. Creo que esta es una América parturienta y
que está construyendo cosas. Va a tener sus contradicciones y tiene la
dignidad de acercarse a sí misma... ...Seguramente, nuestras
expectativas y nuestros sueños son mayores que nuestra capacidad para
realizar. Pero, creo que se está haciendo una siembra importantísima en
todas partes y hay mucha más solidaridad entre nosotros que antes. Hemos
vivido demasiado tiempo de espaldas unos a los otros. Estamos llenos de
incomprensiones; nuestras derechas son más apátridas, siguen mirando a
Europa y al norte. Pero, bueno, estamos en un momento muy fermental y
vale la pena defenderlo con intensidad. Y, sobre todo, como nadie tiene
una receta definitiva no existe dogmatismo. No existe un modelo
consagrado, esta es la receta. No caemos en aquel disparate, está todo
hecho, tenemos que copiar… No, no... No está todo hecho, no tenemos que
copiar un carajo, tenemos que inventar de acuerdo a nuestra realidad”
Pepe Mujica / "Presidentes de Latinoamérica"
Tengo la manía de interpretar los quiebres históricos por sus
circunstancias y el contexto en que se originan los eventos. El Chile de
Allende, por ejemplo: Fidel, en un discurso memorable en noviembre de
1971 en Chile, habla de aprender del hecho insólito de una revolución
que se estaba efectuando por la vía pacífica. Sin embargo, dos años
después Allende cae mediante un golpe de estado cruento y es asesinado.
En mi opinión, dos son las razones fundamentales que provocan la caída
de este experimento inédito que trató de conformar un gobierno popular
en América Latina a través por la vía política:
Primero, el protectorado hegemónico norteamericano en el hemisferio que
originaría las más despiadadas dictaduras en nuestro continente y,
segundo, el ambiguo y dogmático comportamiento de la izquierda
latinoamericana. Chile, no escapó a lo que le sucedió en Bolivia al
Comandante Ernesto Che Guevara; incipiente conformación de uno, dos,
tres Vietnam que produjeran la revolución continental. Mario Monje,
quien fue secretario del Partido Comunista Boliviano, igual que los
sectores de la izquierda radical chilena no entendieron que, por encima
de las diferencias y los personalismos, había un objetivo común.
Oscar Waiss, en su libro “Allende ¿Reformista o Revolucionario?”, indica lo siguiente:
“Como presidente de la república, transforma el programa en acción e
impone cambios profundos en las estructuras económicas y sociales,
iniciándose un periodo que Fidel Castro definió como el “proceso
revolucionario chileno”; eso significa que, manteniéndose aún el Estado
burgués y las estructuras capitalistas, se impulsaba una transformación
profunda encaminada a volcar todo el poder hacia las capas pobres de la
población. Fue así como el gobierno popular aceleró la reforma agraria
destruyendo la base social de la oligarquía terrateniente, expropió sin
pagar indemnización alguna los minerales del cobre que estaban en poder
de empresas multinacionales, arrasó con los monopolios y estableció el
área social de la economía, nacionalizó los bancos comerciales,
socializó el crédito y ejerció, en sus relaciones internacionales, su
absoluta soberanía.”
Y agrega dos cosas muy importantes:
“Un pequeño sector de la ultraizquierda coincide con el diario El
Mercurio en la difamación organizada sobre Allende. Se trata,
generalmente, de jóvenes burgueses de buena familia que se sienten
llamados por la divina providencia a la gran tarea de hacer una
revolución y otorgarle sus resultados a la gran masa popular, como
regalo generoso. Debemos hacerle el honor de reconocer que su diatriba
se inició en vida del mandatario y que llegaron a convertirse, en pleno
período del gobierno popular, en un obstáculo que se sumaba a los
levantados por las fuerzas contrarrevolucionarias.
Otro sector de la ultraizquierda, que no contribuyó precisamente al
respaldo unitario que el gobierno popular requería, ha resuelto
apoderarse del recuerdo de Allende para utilizarlo como bandera de
posiciones que él jamás compartió. Resulta que hoy es ejemplar el hombre
al que denunciaban, en vida, como socialdemócrata y reformista. Ahora
se dicen sus seguidores a pesar de que, durante los tres años de su
gobierno, no cesaron de hostigarlo.”
Oscar Waiss / Allende ¿Reformista o Revolucionario?
Luego de Chile, habrán otros experimentos; algunos que no lograron
sustentarse, caso Nicaragua; otros más románticos que fueron aplastados
sin misericordia, como Grenada. La era Reagan fue bestial, sino que lo
diga el pueblo salvadoreño. La tecnología armamentista norteamericana,
la Escuela de las Américas y los esbirros de la mafia cubano americana
de Miami, hacían uso y abuso de su poder en cada foco insurreccional
latinoamericano y las dictaduras pseudo-democráticas, como el pacto de
Punto Fijo lograron "domesticar" a nuestra izquierda, garantizando su
legitimación con la presencia de los "domesticados" en las elecciones...
Y cae la Unión Soviética. Solo Cuba quedaba como ejemplo digno en todo
el hemisferio (disculpen el coitus interruptus histórico, pero quiero
hablar de otra vaina y éstas son solo referencias y citas que se van a
ir repitiendo).
A finales de los años 70, inicios de los 80, muchos teóricos e
intelectuales de nuestra izquierda construían y destruían el mundo en la
idílica y bohemia Sábana Grande, generalmente, frente a un trago de ron
que era subvencionado por una beca del gobierno que tanto se criticaba;
Fundayacucho o alguna institución cultural que los domesticó. Pura
saliva y lengua. No estoy descalificando a nadie, pero sí estoy
aclarando que eran muy pocos moralmente irreprochables que terminaron en
el ostracismo, presos o asesinados por los aparatos represivos que
parieron el SIFA y la DIGEPOL. Otros, degeneraron, formaron partidos,
partiditos y grupitos que, somos testigos de ello, culminaron
aplaudiendo a Carmona el 12 de abril de 2002. Y, debo finalmente honrar a
aquellos que sobrevivieron y se atrevieron a soñar de nuevo cuando el
Comandante Chávez apareció aquel 4 de febrero de 1992. Pero, hay otros
que no aprendieron de la historia.
Aquí se habló de “hiperliderazgo”, de “militarista”, de “reformista”,
cuántos análisis adversos al Comandante Chávez no se hicieron mientras
él iba avanzando, cosa que no ocurrió jamás con la izquierda que pactó
su rendición con Rafael Caldera y que terminó formando parte de su
último gabinete ministerial. Más bien, deberían mostrar agradecimiento a
Chávez, porque les permitió robar cinco años más antes de llegar la
Revolución Bolivariana al poder en 1998.
Chávez fue el presidente más atacado, vilipendiado y, pongo énfasis, más
criticado por tirios y troyanos. Es decir, por aquellos y por nosotros.
Sin embargo, pacientemente, fue convirtiéndose en punto de confluencia
de todas las corrientes de izquierda del mundo y es, quizás, el artífice
principal del desbaratamiento de la tesis del “fin del mundo” que el
neoliberalismo trató de imponer con el economista Francis Fukuyama
después de la caída de la Unión Soviética.
Recientemente, acabo de leer un artículo que me paró los pelos de punta.
En ese artículo se culpa a Chávez y a Maduro de ser los culpables de la
fuga de divisas ocurrida en los últimos quince años y hasta se atreve a
hacer una comparación, nada más y nada menos que de la Revolución
Bolivariana con la IV República. No pretendo ocultar los errores que se
pudieron cometer estos últimos años. Decía el Che que no sería “Honesto
ni revolucionario tapar nuestros errores”. Pero, semejante comparación
no es, parafraseando al Che, ni honesta ni revolucionaria. Hasta me
atrevo a decir que fue de mala fe. Lo que expresa Waiss es común en
nuestra izquierda. Quienes adversaron tímidamente al Comandante Chávez
en vida y hasta lo llegaron a descalificar por tropero, militar y hasta
bruto, ahora se visten de chavistas con una facilidad asombrosa. Hasta pretenden convertirse en voceros e intérpretes del chavismo.
¿A quién beneficia esta opinión personal? “La anarquía es democracia podrida”,
reza una canción de Buena Fe. Hacer este tipo de aproximaciones al
análisis apocalíptico, donde ya no hay más nada qué hacer, donde nada
sirve, donde cualquier acción emprendida por la Revolución sencillamente
no sirve, incluso a veinticuatro horas de promulgarse cualquier
decreto, ley o acto destinado a defendernos de la enorme capacidad que
tiene y siempre ha tenido el imperialismo norteamericano y sus
adláteres, es un suicidio o, sencillamente, una acción premeditada y
conducente a aglutinar el descontento que existe y reconocemos, pero de
consecuencias impredecibles, peligrosísimas y, ojalá, no estén
respondiendo a estímulos que desconocen sus autores.
Javier Biardeau escribió recientemente en su último artículo lo siguiente:
“Este es un llamado a los que se ven tentados a asumir caminos de
desaliento, de debilitamiento, desmoralización y que se han hecho
vulnerables a operaciones divisivas con relativa facilidad. Hay quienes
tienen como objetivo borrar de un plumazo los logros alcanzados por la
revolución bolivariana en materia social y sobre todo, derribar la
médula del legado de Chávez en su planteamiento de profundización de la
ciudadanía, justicia e inclusión social”
Javier Biardeau / Mensaje para quienes dicen defender “el legado de Chávez” / Aporrea 03.12.14
Chávez llegó al poder por la vía pacífica. Se repetía un proceso similar
al de Chile, con la excepción de que la historia había avanzado, las
condiciones lo permitieron y, sobre todo, porque en medio del ensayo y
error, del axioma Robinsoniano "ni calco, ni copia, o inventamos o
erramos" y la figura gigantesca de Bolívar, más una confluencia de todas
las corrientes de izquierda, nos confirmaron que se podía despertar a
la América insurrecta, rebelde y revolucionaria. Chávez y Fidel, fueron
los artífices.
Ahora, no es poca cosa lo que se ha avanzado. Sin embargo, vivimos en un
país que pretende ser socialista y con la enorme contradicción de
querer construirlo en medio de un sistema capitalista. Y no es de ahora.
Esa contradicción la venimos arrastrando desde que la Revolución
Bolivariana llegó al poder.
Chávez nos advirtió en más de una oportunidad que esta revolución, acaso
la verían nuestros hijos o nuestros nietos. Desconocer que tenemos
enormes debilidades; que tenemos a un aparato burocrático intacto
heredado de la IV república; que ese aparato burocrático atenta contra
cualquier acción revolucionaria que pretenda modificar su modus vivendi;
que es una lucha permanente que no da tregua; que tenemos casi
genéticos el síndrome del capitalismo en la sangre de nuestro pueblo;
que es una revolución cultural que exige cambios profundos en nuestra
conducta, en nuestra cotidianidad; que existen, ¡existen!, unos medios
de comunicación bombardeando día y noche, sin pausa, la psiquis de
nuestro pueblo. Ahora, ¿a qué conduce la descalificación permanente de
todo lo que se hace o no se hace, porque yo y nada más que yo lo digo,
lo afirmo y lo reafirmo?
En el primer congreso fundacional del PSUV llevado a cabo en el Cuartel
San Carlos, en enero de 2008, Chávez advertía sobre la actitud cómoda
del “Anti Poder”. Llegar al poder, pero no ejercerlo. Convertirse en
críticos permanentes del poder aun estando en nuestras manos. Es muy
fácil, decía, criticar. Pero, lo realmente difícil es participar,
transformar, construir; incluso fallar para rehacer lo andado y
recomenzar. Más difícil aun, reconocer que nos equivocamos y hacer de la
unidad un bloque indestructible. Es terrible la manera en que nos
hacemos daño.
Cito a Atilio Borón en entrevista reciente:
“El problema que tiene esa izquierda dogmática es que tiene una
concepción teológica de la revolución; es una cuestión de mirar la
revolución como un sistema que cae y que de manera mágica se transforma a
la sociedad capitalista en post capitalista, o sea, no comprenden lo
que es la dialéctica de los procesos revolucionarios.
Primera cuestión, ninguna revolución comienza con una revolución,
empieza siempre con un proceso de reforma. Piensa en el 26 de Julio,
Fidel lo dice, nuestro programa era un democrático reformista y punto,
nada más; que después la dialéctica de la lucha de clases se va
radicalizando. Pero, Fidel, el 26 de Julio como movimiento no tenía como
objetivo la instauración de una Cuba socialista. Lo dice él, no es mi
interpretación entre línes. El único marxista era Che Guevara. Raul un
poco más cerca del Che, pero el mismo Fidel no lo era. Y sin embargo, la
dialéctica transforma el proceso que tenía objetivos muy limitados,
compatibles con la preservación de un orden burgués en un proceso
revolucionario y ¿cómo comienza la revolución rusa? ¿cuál era la
consigna de la revolución rusa? “Pan, tierra y paz”. Esto fue la
genialidad de Lenin, que a partir de ahí, se podía desencadenar un
proceso que, eventualmente pudiera llegar a una revolución socialista.
Estas son las visiones que no están presentes en estos sectores que
piensan en la revolución como una especie de momento de revelación, la
historia se revela en el sentido cristiano y esa revelación te hace
pasar del capitalismo al comunismo, un acto revolucionario. Bueno, eso
no existe. Entonces, no entendieron lo de Chávez, que esto no quiere
decir que ineluctablemente el proceso termine en el socialismo. Pero,
por lo menos se están dando ciertas condiciones que apuntan en esa
dirección”
Atilio Borón
Quien se crea libre de pecado que tire la primera piedra. ¿Quién posee
la verdad? ¿Tenemos derecho a atentar contra nosotros mismos y poner en
riesgo lo que le costó la vida al Comandante Chávez? A ver: ¿Cuántos de
nosotros somos capaces realmente de dar la vida por la revolución?
¿Cuántos de nosotros somos capaces de empuñar un fusil en un momento de
caos, de golpe, de agresión imperial, pasar de las palabras a la acción
directa para defender la Revolución Bolivariana? Perdonen lo crudo de la
siguiente pregunta, pero: ¿Cuántos son capaces de tener los cojones que
tuvo Chávez quien, a sabiendas del riesgo que implicaba esa última
campaña heroica, ¡riesgo de vida!, se lanzó a la calle a garantizar la
continuidad del proceso? No estoy emplazando a nadie, pero en
situaciones difíciles, en las de riesgo, en las que la confusión te
pone a escoger, he visto a más de uno esconderse y temblar de cobardía.
Es muy fácil hacer del verbo un fusil de incoherencias, pero muy
difícil que se transformen en ideas para la victoria.
¿Alguien se ha preguntado cuáles son los riesgos de enfrentar al
imperialismo norteamericano y pretender salir ileso? ¿Alguien se ha
detenido a pensar en la cantidad de intereses asesinos que estamos
enfrentando? Me da risa cuando veo una denuncia de hackeo de un twitter o
la amenaza de un loquito de las redes y recuerdo que por estas tierras
anduvo Posada Carriles, alias “Comisario Basilio”, reventando vientres
de madres embarazadas para “acabar con la simiente del comunismo” o
tirando desde un helicóptero a un campesino que no quiso delatar a un
cimarrón. Comparar a la V república con la IV es, simplemente, un
exabrupto, una simpleza imperdonable, un análisis personalista que solo
busca alimentar el egocentrismo, porque yo y nada más que yo tengo la
razón.
Hago una pregunta más: ¿Cuántos de nosotros seríamos capaces de dejar
esa vaina de alimentar el ego y entender que tenemos la responsabilidad
de vencer, jamás de dividir y empezar por cambiar nosotros mismos? El
tema de fondo es cultural.
El 8 de diciembre de 2012, el Comandante Chávez dio una orden:
"si algo ocurriera, repito, que me inhabilitara de alguna manera,
Nicolás Maduro no sólo en esa situación debe concluir, como manda la
Constitución, el período; sino que mi opinión firme, plena como la luna
llena, irrevocable, absoluta, total, es que —en ese escenario que
obligaría a convocar como manda la Constitución de nuevo a elecciones
presidenciales— ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente de la
República Bolivariana de Venezuela"
Hugo Chávez / palacio de Miraflores 08.12.12
Atilio Borón señaló recientemente algo que comparto plenamente. El
Comandante Chávez no dio esa orden por carambola o halada de los pelos.
Con esa orden garantizaba la continuidad del proceso revolucionario. Se
hacía necesario garantizar que la anarquía no hiciera metástasis en la
revolución y culmináramos siendo víctimas de nuestras diferencias, que
las hay, pero al final hay un objetivo común y un enemigo común que nos
une. El objetivo: la Patria Socialista. El enemigo: El imperialismo y
sus representantes, la oligarquía apátrida.
Cito nuevamente a Pepe Mujica:
“Tenemos esta contradicción: Están los muy racionales, que en el
fondo se pasaron para el capitalismo y creen que hay que irlo remendando
y sacándole las virutas más groseras que tienen. Son buenos compañeros y
tienen sus razones. Después, están los radicales impermeables, ¡No pasó
nada en el mundo! Te propinan el programa de hace setenta años como si
no hubiera pasado nada en el mundo, inermes, tienen piel de hipopótamo y
te meten el esquema… Y después estamos, en el medio, otra barra lleno
de dudas que no conciliamos con el capitalismo y con estos tampoco,
porque esa película ya la vimos y estamos en la búsqueda”
Pepe Mujica / "Presidentes del Latinoamérica"
Maduro acaba de aprobar unas leyes para la defensa del salario en las
que involucra al pueblo para que asuma su responsabilidad como sujeto
revolucionario contralor y vigilante de la economía, de los servicios y
de la actividad política y social que hagan aquellos que fueron electos
para ser nuestros voceros o aquellos que tienen el deber de asumir su
responsabilidad como líderes del proceso. También es una herramienta que
nos permite enfrentar la guerra económica que ha propiciado una
hiperinflación dañina y perversa en contra del pueblo. Vamos a asumir
esa tarea y a involucrarnos directamente con el poder popular ¿La
crítica? ¡Bienvenida sea! Pero, hay que tomar los espacios, trabajar con
los consejos comunales, con las comunas, con las comunidades, a hacer
el cambio cultural e ideológico que precisa nuestro pueblo y poder
trascender. Chávez, 02 de junio de 2007:
“Por eso, es que voy a valerme del pensamiento, de algunas de las
ideas de ese gran pensador revolucionario italiano, Antonio Gramsci,
para hacer una reflexión sobre el momento que estamos viviendo”. “Una
verdadera crisis histórica ocurre cuando hay algo que está muriendo pero
no termina de morir y al mismo tiempo hay algo que está naciendo pero
tampoco termina de nacer”. “En el tiempo y en espacio donde esto ocurre,
ahí se presenta una auténtica crisis orgánica, crisis histórica, crisis
total”. “Aquí en Venezuela no lo olvidemos, desde hace varios años
estamos en una verdadera crisis orgánica, una verdadera crisis
gramsciana, una crisis histórica. Lo que está muriendo se niega a morir y
todavía no termina de morir y lo que está naciendo tampoco ha terminado
de nacer”. “Estamos en el epicentro de la crisis, buena parte de los
años por venir formarán parte de esa crisis histórica hasta que no muera
definitivamente la IV República y nazca plenamente la V, la República
socialista y bolivariana de Venezuela”.
No es solo un trabajo que se debe ejercer desde el PSUV; también el
poder popular nace de la organización que desde abajo blinde la lucha
revolucionaria, inventando o errando, pero avanzando siempre.
Veo, con mucha preocupación esa especie de revolucionómetro aplicado a
todo lo que significa una antítesis a la cartilla y al dogma.
Revolucionarios más revolucionarios que Maduro, pero que en la práctica
no asumen su responsabilidad más allá de la teoría. Ciertamente, no hay
revolución sin teoría revolucionaria. Pero, a las puertas de unas
elecciones parlamentarias y de la posibilidad de un revocatorio, la
unidad es determinante para la defensa de la revolución. Atilio Borón,
de nuevo, advierte que el imperialismo viene por todo y eso no lo pongo
en duda. A más debilitamiento de nuestras fuerzas, mayor posibilidad de
ser derrotados. El Estado debe y tiene que asumir su responsabilidad.
Pero, igual nosotros debemos asumir nuestra responsabilidad. No me
debilita el llamado a la unidad. Al contrario, me fortalece, porque si
en algo confío es en la fortaleza que tiene este pueblo para reclamar
los derechos que le entregó Chávez y asume su responsabilidad cuando
percibe que le han sido vulnerados.
He conocido la soberbia, la he percibido tan cerca que me ha enseñado a
responder con moral y dignidad. La disciplina va de la mano con la
razón.
Mario Silva García
mariosilvagarcia1959@gmail.com
Comunicador social. Ex-miembro y caricaturista de Aporrea.org.
Revolucionó el periodismo de opinión y denuncia contra la derecha con la
publicación de su columna "La Hojilla" en Aporrea a partir de 2004, para luego llevarla a mayores audiencias y con nuevo empuje, a través de VTV con "La Hojilla en TV".
mariosilvagarcia1959@gmail.com @LaHojillaenTV
mariosilvagarcia1959@gmail.com @LaHojillaenTV
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