ASALIA VENEGAS S.
Cuando el Libertador dijo “es que acaso 300 años no bastan”, movió con estas palabras toda la fibra de los pueblos de América que al alborear el siglo XIX despertaron frente a la tiranía española para no devolverse jamás en la lucha por conquistar la libertad.
Cuando el Libertador dijo “es que acaso 300 años no bastan”, movió con estas palabras toda la fibra de los pueblos de América que al alborear el siglo XIX despertaron frente a la tiranía española para no devolverse jamás en la lucha por conquistar la libertad.
Cuando el Libertador dijo “es que acaso 300 años no bastan”, movió
con estas palabras toda la fibra de los pueblos de América que al
alborear el siglo XIX despertaron frente a la tiranía española para no
devolverse jamás en la lucha por conquistar la libertad. La historia es
aleccionadora, y nuestros territorios se enrumbaron a todo riesgo en la
lucha por erigir las repúblicas en aquel tiempo.
Estados
Unidos desde el siglo XVIII hizo sentir sus ansias de dominio y
expansión. Mostró sus garras desde el principio. Densas investigaciones
muestran cómo en todos los conflictos fronterizos e internos en las
tierras americanas hay un intruso que nunca faltó, el Gobierno de ese
país. Se sabe a plenitud de su labor de arrase contra las culturas
originarias del norte del continente.
Hay un
oscuro elemento que transversaliza la historia de esta parte del mundo,
es la injerencia descarada en los asuntos internos de estos estados del
Gobierno de Estados Unidos. Se habló sin prurito del “patio trasero”,
refiriéndose a América Latina. Por extensión, aquellas tierras con
instituciones débiles han sido blanco fácil de la voracidad de los que
se creen más fuertes y con licencia para matar.
Este
gobierno se abroga la potestad de ser el réferi del mundo. Ese país
tiene una de las deudas más grandes en su economía, niveles de pobreza
alarmantes y una descomposición social que se refleja en los crímenes
que se generan en sus ciudades. Se señala con un dedo acusador a quienes
su Gobierno dice que violan los derechos humanos; irónicamente, la
muerte de afroamericanos -que marca un repunte del racismo- es vista con
sorna.
Lo ocurrido en la cárcel de Abu Ghraib
en Irak, Guantánamo, Libia, Afganistán, entre muchos hechos, señalan con
un dedo acusador a los halcones del Pentágono. En nuestro continente,
Guatemala, Nicaragua, Chile, Cuba, y más recientemente Paraguay y
Honduras. Estados Unidos está de remate viendo cómo por estos predios
Ecuador, Brasil, Bolivia, Nicaragua, Cuba, Uruguay, Argentina, siguen
avanti con sus procesos de construcción de patria. A Venezuela le han
hecho de todo; hoy el Congreso promulgó sanciones contra funcionarios
del Gobierno venezolano, que no harán mella.
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