*JUAN MARTORANO.
Negar
la tragedia histórica que representa la ausencia del líder de
nuestra Revoluciòn Bolivariana, sería una completa estupidez, y
debemos reiterar que nuestro proceso revolucionario aún no termina
de trascender a una nueva etapa, aún sin Chàvez, y todavía muchos
no nos terminamos de reponen a su pérdida.
Si
nos aproximamos a un concepto de crisis, pues podemos entenderla como
una coyuntura de
cambios en cualquier aspecto de una realidad organizada pero
inestable, sujeta a
evolución ;
especialmente,
la crisis de
una estructura.
Los cambios críticos, aunque previsibles, tienen siempre algún
grado de incertidumbre en
cuanto a su reversibilidad o
grado de profundidad, pues si no serían meras reacciones automáticas
como las físico-químicas. Si los cambios son profundos, súbitos y
violentos, y sobre todo traen consecuencias trascendentales, van más
allá de una crisis y
se pueden denominar revolución.
Las
crisis pueden designar un cambio traumático en la vida o salud de
una persona o una situación social inestable y peligrosa en lo
político, económico, militar, etc. También puede ser la definición
de un hecho medioambiental de gran escala, especialmente los que
implican un cambio abrupto. De una manera menos propia, se refieren
con el nombre de crisis las o
las
épocas de
dificultades de la crisis.
Esto
lo resalto, porque vaya lo que hemos tenido que atravesar en año y
medio de este proceso sin Hugo Chávez. El primer peligro, el de las
oleadas desestabilizadoras y fascistas que han querido dar al traste
con nuestra Revolución Bolivariana, y el constante asedio y la
conspiración permanente, más contra el Gobierno de Nicolás Maduro,
contra la Patria de Bolívar y Hugo Chávez.
El
segundo peligro es sobre el rumbo como tal que sigue la Revolución.
Algunos han señalado que la misma ha entrado en la vía de la
Reforma, de la socialdemocracia, de hacer concesiones al enemigo de
clase. A eso hay que sumarle un conjunto de decisiones que se toman
desde el Alto Gobierno, pero que en la percepción de la gente, y en
buena medida así lo creo yo, falta mayor contundencia, mano de
hierro, y un verdadero seguimiento a esas decisiones. Por otro lado,
también una mayor moralización en las filas que respaldan la
Revolución, para acompañar las ejecutorias del Gobierno
Bolivariano, además de que aún muchos no se reponen, como
señalábamos en párrafos anteriores, a la pérdida del líder, más
la decepción en la ejecución e implementación de políticas
públicas.
Además
de ello, aplicar la “mano dura” que no es más que aplicar lo que
disponen nuestras leyes para quienes las infringen, además de un
riguroso seguimiento de las ejecutorias de las instrucciones que se
dan, amén de una vigorosa contraloría social.
Y
ni hablar de la política comunicacional pésima de nuestro Gobierno.
Como lo señaló Oscar Schemel, la gente más que los “Que” de
los Decretos con Rango, Valor y Fuerza de Ley producto de la Ley
Habilitante, quiere saber los “Como benefician en su cotidianidad
estos instrumentos jurídicos, estas decisiones”. Sin duda, hay que
mejorar nuestra política comunicacional en ese y en muchos aspectos.
Pero,
a todos estos elementos que pretenden sintetizar el momento que vive
el país, hay que agregarle el agravamiento de las dificultades con
la reducción en un 35% de los ingresos de nuestro país, producto de
la caída de los precios del petróleo, por las explotaciones de
petróleo de esquistos y lutitas, a través del fracking y super
fracking implementado en los Estados Unidos. Afrontando el problema
de un inexistente aparato productivo, ni público ni privado que
satisfaga las necesidades de nuestro pueblo, más algunos maulas que
se dicen llamar empresarios, que incursionan en política y que,
conociendo los problemas estructurales de nuestro modelo económico,
que aún siguen siendo rentístico petrolero, y empiezan a acaparar y
especular con los productos, para originar desgaste y malestar contra
la Revolución Bolivariana, es algo que no podemos pasar por debajo
de la mesa, y señalarlo con todas sus letras, como una verdadera
crisis en nuestro país bajo una razón profundamente económica.
Por
ello, cuando en algunas de sus intervenciones públicas, el Primer
Mandatario Nacional, Nicolás Maduro, ha señalado que debemos
trabajar mucho más, en el esfuerzo de una verdadera diversificación
de la economía de nuestro país, en aras de contar con un modelo
productivo socialista que satisfaga las necesidades de nuestra gente
no es juego. Sin duda, esa transformación, en la que se tocaran
muchos intereses, serán compleja, y no exenta de episodios y
momentos verdaderamente duros para nuestro país, pero necesaria si
verdaderamente queremos convertir a Venezuela en una Potencia de
nuestro continente.
Es
sorprendente como muchos países han afrontado conflictos bèlicos,
han afrontado terribles tragedias naturales, políticas, y sin contar
con los recursos con los que si cuenta Venezuela, han sabido salir
adelante, a punta de trabajo, de voluntad, de ingenio, de pundonor y
de mucho coraje.
Ahí
esta el ejemplo de la Cuba Revolucionaria y Socialista. Más de
sesenta (60) años de bloqueo, y ese país, pese a sus carencias y
limitaciones ha logrado superar múltiples coyunturas y sobreponerse
a innumerables dificultades. En una oportunidad, vi como un televisor
que no tenía buena recepción de señal, un hermano cubano, a punta
de mucho ingenio y creatividad con un gancho para guindar ropa, no
sólo logró que la tv tuviera señal sino con una calidad de imagen
que nada tenía que envidiarle a cualquier televisor plasma de última
generación.
Debemos
trascender en nuestro país la cultura de que papá Estado nos lo dé
todo, de que hayan verdaderos empresarios que inviertan de sus
bolsillos, más que de las divisas generadas por el petróleo, y de
verdad desarrollen un verdadero aparato productivo, y no esta especie
de economía de puertos, donde estos señores solamente piden las
divisas para traer productos elaborados en otros países. Así no se
levanta un país.
Pero
esta situación estructural de nuestra economía, para los opositores
que me leen, no se la podemos imputar al Gobierno de Hugo Chávez y
que continúa hoy Nicolás Maduro. Es una de las herencias nefastas
del puntofijismo. Por supuesto, los que tenemos responsabilidad como
Gobierno, tenemos la obligación de trasformar esa realidad, y de
recibir las críticas cuando no se toman las decisiones más
adecuadas, pero señalar que somos los únicos responsables, hay un
trecho muy largo.
¿Acaso
olvidamos lo que nos tocó afrontar en diciembre de 2002 y comienzos
de 2003? Nos olvidamos de las kilométricas colas para echar
gasolina? ¿Del saboteo en el gas para paralizar por la fuerza a
nuestras empresas básicas de Guayana? ¿De la carestía de
productos? ¿De que nos quitaron el beisbol? ¿De quien fue la culpa,
de Chávez, de Maduro? Lo cierto del caso es que, fue una coyuntura
muy difícil, pero la superamos, y en esta oportunidad, sin negar que
ahora no tenemos el Gigante Chávez, pero si todos hacemos lo que nos
corresponde hacer, también superaremos este difícil trance.
No
podemos olvidar que han sido 16 años de conspiración permanente
contra nuestro pueblo. Y que solamente van mutando y van cambiando
las metodologías y alguno que otro actor, pero entendiendo lo que
debemos hacer, con mucha entrega, con mucha conciencia, con mucha
inteligencia de nuestro cuerpos de seguridad e inteligencia del
Estado, y de la mano de nuestro pueblo, sabremos salir adelante.
Y
ciertamente, en esta nueva conspiración que vive la Patria, los
enemigos no sólo están del lado de la MUD, de la derecha exógena o
como quieran llamarla. Si nos correspondiera hacer un símil del año
2002 a la fecha, en el primer año que tomamos de referencia, casi no
se hablaban de los conspiradores que desde dentro se aliaron con los
intereses imperiales para dar al traste con la Revolución: De los
Miquilena, de los Rosendo, de los Miguel Dao, de los Camacho Kairuz,
de los Vásquez Velasco, de los Usón Ramírez, y de tantos que desde
dentro se prestaron para intentar derrocar el Gobierno de Hugo
Chávez. Hoy, la situación si bien no es del todo parecida, es muy
similar, aunado a la exquisita burocracia dentro de la estructura de
nuestro PSUV, que no se cala las colas que si debe hacer nuestro
pueblo en muchos establecimientos comerciales, para no recibir los
regaños del pueblo que los eligió.
Serían
muchas cosas que pudiéramos colocar, pero no nos daría tiempo ni
alcanzaría el espacio para mencionarlas todas. Pero, cuando se
conmemoran dos años en el día de hoy, del último mensaje público
del Comandante Eterno y Supremo de la Revolución Bolivariana, Hugo
Chávez Frías, en este día de Lealtad Absoluta y Eterna y de
Infinito Amor, con su fuerza de honor y espiritualidad, para con
nuestro Gigante. Donde la derecha creía que el pueblo traicionaría
y le daría la espalda a Chávez, con la
eclosión
de
los
fantasmas
desatados
de
la
división
en
el
seno
del
movimiento
revolucionario,
alimentados
por
la
soberbia,
las
ansias
de
protagonismo,
el
pensamiento
libresco
de
cierta
fracasada
“izquierda”
tradicional
que
ahora
se
presenta
con
nuevos
disfraces.
El
Comandante
dijo
entonces:
“...
los
adversarios,
los
enemigos
del
país
no
descasan
ni
descansarán
en
la
intriga,
en
tratar
de
dividir,
y
sobre
todo
aprovechando
circunstancias
como
estas,
pues.
Entonces,
¿cuál
es
nuestra
respuesta?
Unidad,
unidad
y
más
unidad.
¡Esa
debe
ser
nuestra
divisa!
Mi
amada
Fuerza
Aérea,
mi
amada
Guardia
Nacional,
mi
amada
Milicia.
¡La
unidad,
la
unidad,
la
unidad!”.
¡Bolìvar
y Chàvez viven, y sus luchas y la Patria que nos legaron siguen!
¡Hasta
la Victoria Siempre!
¡Independencia
y Patria Socialista!
¡Viviremos
y Venceremos!
*Abogado,Activista
por
los
Derechos
Humanos,Militante
Revolucionario
y
de
la
Red
Nacional
de
Tuiter@s
Socialistas
(RENTSOC).http://juanmartorano.blogspot.com/
http://juanmartorano.
wordpress.com/
jmartoranoster@g
mail
.com
,j_martorano@hotmail.com
,juan_martoranocastillo@yahoo.
com.
ar
.
@juanmartorano
(Cuenta
en
Tuiter).
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