Carola Chávez.
Como para espantar a cualquiera el sector guarimbero de la oposición ha hecho un trabajo impecable. Las últimas semanas han sido una vitrina de lo que ofrecen al país. Una campaña publicitaria, con slogan de laboratorio y todo: “Hermano oficialista, tu peo es mi peo” y ahí empieza el peo…
Desde su arrogancia niegan el chavismo, se niegan a nombrarnos, nos llaman oficialistas que es sinónimo de foca, que es cómo solían llamarnos antes de empezar su campaña. Oficialistas que dicen sí mecánicamente a todo lo que diga el gobierno. Ignorantes que no entendemos la pesadilla que ellos dicen que vivimos y de la cual nos están salvando -”¡Maldito bruto, abre los ojos!”-. Y cuando les decimos que de lo que nos hemos dado cuenta nada tiene que ver con su pesadilla sino con nuestros sueños cumplidos, el hermano oficialista cede al “jalabolas que se conforma con dádivas”. Así, nuestros derechos, para ellos, no son más que migajas, dádivas que se logran lamiendo botas, culos, o cualquier cosa lamible.
Resienten que el gobierno reconozca y valide los derechos de todos. “Es una injusticia que se construyan casas para pobres donde vivimos los que sí trabajamos para tenerlas” -Dicen desde el cómodo apartamento que les regaló su papá, al que difícilmente podrían haber accedido de no ser por el trabajo que supone haber nacido acomodados. Y es aquí cuando de “hermana oficialista” paso a ser una “negra de mierda resentida”…
Entonces, como no entendemos, ellos se lanzan a la calle trancando con basura y escombros sus propias urbanizaciones, decorándolas con monigotes alusivos a “hermanos oficialistas” ahorcados o empalados. Destrozan propiedad privada que ellos dicen defender. Queman universidades que ellos suponen chavistas contradiciendo su teoría de que la ignorancia es nuestra. Amenazan con cazarnos, con que se las vamos a pagar, ilústrandonos la deuda con fotos de Gadafi mientras era torturado a muerte. “Oh hermano chavista, tu peo soy yo”
Cociéndose en su salsa han mermado al quemaito de la olla: los más locos y violentos, los que nadie quiere, los que la misma oposición ya no puede controlar, los que los están arruinando y no saben cómo quitarse de encima. Entonces es cuando uno dice: “Hermano opositor, si tu peo son los violentos, entonces sí, tu peo es mi peo”.
Como para espantar a cualquiera el sector guarimbero de la oposición ha hecho un trabajo impecable. Las últimas semanas han sido una vitrina de lo que ofrecen al país. Una campaña publicitaria, con slogan de laboratorio y todo: “Hermano oficialista, tu peo es mi peo” y ahí empieza el peo…
Desde su arrogancia niegan el chavismo, se niegan a nombrarnos, nos llaman oficialistas que es sinónimo de foca, que es cómo solían llamarnos antes de empezar su campaña. Oficialistas que dicen sí mecánicamente a todo lo que diga el gobierno. Ignorantes que no entendemos la pesadilla que ellos dicen que vivimos y de la cual nos están salvando -”¡Maldito bruto, abre los ojos!”-. Y cuando les decimos que de lo que nos hemos dado cuenta nada tiene que ver con su pesadilla sino con nuestros sueños cumplidos, el hermano oficialista cede al “jalabolas que se conforma con dádivas”. Así, nuestros derechos, para ellos, no son más que migajas, dádivas que se logran lamiendo botas, culos, o cualquier cosa lamible.
Resienten que el gobierno reconozca y valide los derechos de todos. “Es una injusticia que se construyan casas para pobres donde vivimos los que sí trabajamos para tenerlas” -Dicen desde el cómodo apartamento que les regaló su papá, al que difícilmente podrían haber accedido de no ser por el trabajo que supone haber nacido acomodados. Y es aquí cuando de “hermana oficialista” paso a ser una “negra de mierda resentida”…
Entonces, como no entendemos, ellos se lanzan a la calle trancando con basura y escombros sus propias urbanizaciones, decorándolas con monigotes alusivos a “hermanos oficialistas” ahorcados o empalados. Destrozan propiedad privada que ellos dicen defender. Queman universidades que ellos suponen chavistas contradiciendo su teoría de que la ignorancia es nuestra. Amenazan con cazarnos, con que se las vamos a pagar, ilústrandonos la deuda con fotos de Gadafi mientras era torturado a muerte. “Oh hermano chavista, tu peo soy yo”
Cociéndose en su salsa han mermado al quemaito de la olla: los más locos y violentos, los que nadie quiere, los que la misma oposición ya no puede controlar, los que los están arruinando y no saben cómo quitarse de encima. Entonces es cuando uno dice: “Hermano opositor, si tu peo son los violentos, entonces sí, tu peo es mi peo”.
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