martes, 22 de abril de 2014

El vía crucis de Tricky.

Carola Chávez.

Gorra
Me llamo Tricky y soy una gorra tricolor. Gorra, léase bien, porque hay algunos ordinarios que me quieren llamar cachucha y primero muerta… Soy una gorra libertaria que ha vivido intensamente el último año de la convulsionada historia de mi pobre país. No ha sido fácil…
Soy de la generación “¡cómo te quiero Venezuela!”, aunque una vil calumnia urdida por el G2 cubano asegura que mis ancestros son chavistas, pero sepan que ¡no es no!, que en mis fibras de algodón y polyester no hay una sola gota de tinte comunista, lo mío es made in USA.
El año pasado resistí las inclemencias del tiempo apoyando al Flaco -aunque, ahora que lo pienso, aquello fue una flaqueza-, bailé al ritmo de “Hay un camino” -otro desatino-, voté desafiando a un CNE amañado y por supuesto, luego salí a descargar mi arrechera. He caceroleado incontables horas de incontables noches, incluso tuve la gloria de cacerolear a varios ministros en el CCCT… He visto nuestras esperanzas arrebatadas una y otra vez, arrebatado el plebiscito, arrebatada la navidad y yo aquí, sobre esta cabeza atormentada, aposté por La Salida.
Dos meses tragando humo guarimbero, tiznados mi amarillo, azul y rojo; mis ochos estrellas que deberían ser siete. Dos meses que el Profeta aseguró que serían cinco días, pero por mi que fueran mil años, así lo creo, pero yo no sé que tiene adentro la cabeza me porta: Aquí estoy tragando humo, sí, pero este vez de una parrilla playera con punta trasera, chorizo, morcillas y unas pechugas de pollo tan grandes que me hacen pensar que son de esos pollos jamaiquinos que denunció valientemente Julio Borges.
No sé qué entendió la gente cuando se anunció “La Semana Tranca”. Aquí la única tranca es la cola de temporadistas rumbo a Playa El Agua, muchos con gorras como yo, pidiendo auxilio en los vidrios de sus carros, anunciando una fulana “Resistencia” que no resistió la tentación de la playa, la rumba, el wiskisito, empanadas de cazón, pescado frito y una semana de sol que ya me tiene desteñida, harta, sin salida.
Saludo a otra gorra tricolor más allá, como buscando apoyo, y ella voltea simpaticona… Insolente revela un 4F de cachucha chavista y con sádico cinismo me dice: ¡Qué semana santa más chévere!

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