Por Toby Valderrama y Antonio Aponte
Todo tiempo revolucionario tiene un punto central o punto de fuerza, aquel donde confluyen todas las tensiones, las líneas de fuerza, el punto que sostiene toda la estructura. Allí se decide el futuro del proceso, o se puede decir más directo, el futuro de ese punto es el destino del proceso.
El punto central tiene la fuerza que le confieren las masas que lo apoyan. El punto central, el líder, es el reflejo de la masa que lo apoya y de su capacidad para defenderlo y seguirlo. El líder y el pueblo son un solo destino, la suerte de uno es la suerte del otro, la dimensión de uno es la dimensión del otro. En este sentido, el Presidente Maduro tiene la dimensión, la grandeza, que tiene el pueblo que lo apoya, y son grandes en la medida que los dos representan la causa, la idea justa, que construye gigantes: ¡El Socialismo! Esa es la trilogía que hace invencible a la Revolución: Masa-Líder-Socialismo.
Los oligarcas aprendieron de la Chile de Allende, saben que el golpe debe primero derrotar al punto central, después las circunstancias los favorecerán, todo les será más fácil para aplastar la resistencia menguada.
Por eso enfilan contra el Presidente Maduro, lo desprestigian, deforman su imagen, siembran rumores. Su estrategia es aislarlo del resto del proceso, fragmentarnos. De esta manera, al convertirlo en una pieza suelta cuya suerte sólo a él le afecta, dejan a la sociedad, a los humildes, sin rumbo, sin punto central, sin líder. En ese instante todo estará preparado para acabar con la Revolución y surgirán los monstruos que permanecen al acecho.
La oligarquía hoy nos amenaza con un golpe, el convertir a las elecciones en plebiscito, en referéndum revocatorio, eso les proporciona la excusa para el zarpazo. Buscan yugular a la Revolución, enfilan sus dardos contra el punto central de la Revolución, contra el Presidente Maduro, saben que su salida es un duro golpe al proceso, los colocaría a ellos en una situación de ofensiva de la cual la Revolución pasaría años para recuperarse.
Frente al ataque oligarca, que es continuidad del asesinato al Comandante Chávez, son los mismos actores, los mismos motivos, el mismo plan, la misma canallada, frente a ese ataque, y sobre todas las divergencias, debemos apoyar a Maduro y al Socialismo, binomio que hace gigante al pueblo y a su líder, los fusiona en un solo horizonte. Que el oligarca "godo malandrín" sepa que lo que es contra el Presidente Maduro es contra todos nosotros, que el Presidente no está sólo.
Hoy no es momento para lo subalterno, para detenernos en buscar culpables de las fallas del pasado, de los errores y las ofensas, todo es secundario frente a la necesidad de salvar a la Revolución de la única manera que eso es posible, defendiendo, cerrando filas con su líder, el Presidente Maduro, y dando pasos concretos hacia el Socialismo.
Ya la oposición pasó a otra fase del golpe, las provocaciones buscan excusas para profundizar, José Vicente alerta que preparan atentados para crear las condiciones para el zarpazo, retan la autoridad del Estado. El desenlace se acelera al ser desenmascarado. Llegó la hora de la épica, de defender a la Revolución de los que se ponen al margen de la ley amparados en una interpretación cómoda de la Constitución. Llegó la hora de la Ley de todas las leyes: la defensa de la Revolución, del gobierno revolucionario. Nada, ninguna ley puede amparar ataques, la preparación de un golpe, y a nadie engañan quienes prepararon el golpe de abril con las mismas artimañas, ya los conocemos…
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