Gonzalo Gómez Freire.
Tomado del periódico Marea Socialista Nº 38: http://www.aporrea.org/medios/n235101.html
El nombramiento de Eduardo Samán al frente del INDEPABIS fue muy bien recibido por el movimiento popular y por la mayoría de los venezolanos afectados por la especulación y el acaparamiento de los productos de primera necesidad. Samán siempre dio una lucha frontal en este terreno, con firmeza, honestidad y convicción revolucionaria. No ocupó ese cargo, anteriormente, para negociar, ni para chantajear a la burguesía, sino para defender al pueblo y abrir camino al nuevo modelo socio-productivo socialista. Por eso resultó tan incómodo a los sectores burocráticos que no quieren ir más allá de la administración del capitalismo con criterio “popular” y como una oportunidad para acomodarse desde el aparato del Estado burgués, que no termina de morir porque no lo terminan de matar.
Cuando el presidente Maduro llamó a Samán el pueblo se alegró, porque la escalada de los precios y la desaparición de alimentos y productos de aseo de los anaqueles era realmente demoledora e insoportable. El INDEPABIS había pasado de ser un símbolo de lucha y de mano dura a favor de los pobres, en aquellos tiempos, cuando Chávez nombró a Samán y lo llevó al gobierno como uno de sus ministros más destacados, a la deplorable situación a que llegó a principios de año, con altos funcionarios de esa institución involucrados en actos de corrupción, lucrándose de chantajear a los empresarios especuladores y acaparadores, en vez de actuar como un instrumento revolucionario. Había la sensación de que el gobierno no tenía guáramo para pararle el trote a los especuladores y el nombramiento de Samán, así como la destitución y juicio a los funcionarios corruptos, fueron señales muy positivas y esperanzadoras.
Lanzaron el gallo pero le taparon las espuelas
Pero cuando el Ministro de Comercio anunció que Samán quedaba despojado de la atribución de nombrar o remover personal de confianza, en una institución donde afloraba la corrupción y reinaba la complacencia que él también venía a combatir; entonces, lo que se transmitió fue la sensación de una real falta de voluntad política, como si quisieran tener a Samán allí para lavarse la cara, pero inutilizado e impedido para poder cumplir a fondo sus funciones, con un freno inaceptable.
De paso, ¡qué curioso!, con Samán en INDEPABIS lo apartaron de la competencia electoral para las municipales, pero tampoco lo dejan hacer su trabajo. ¡Ni fu ni fa! Esa es la política que impide que esto se encamine hacia la transición al socialismo.
El problema no es el control, es el sistema capitalista
El problema de los altos precios y la falta de productos no es sólo por especulación, acaparamiento y sabotaje burgués, no es sólo por el uso de la economía como arma política de la derecha; también tiene que ver con la falta de un desarrollo productivo acelerado basado en empresas estatales y de propiedad social, bajo control de los trabajadores y de las comunidades, del Poder Popular y no de burócratas encompinchados con los capitalistas.
Fíjense ahora, como el propio Ministerio de Alimentación le saboteó a los trabajadores de Industria Diana (y al pueblo) la distribución del aceite y de la margarina, al no aprobar las guías SADA que la autorizaban, sólo con el fin de sofocar la lucha en defensa del control obrero y ponerle el lomito de Diana en el pico a la voracidad del Grupo Mendoza que es su principal competencia.
Así que lo que está en juego, con el control de los precios y del abastecimiento de productos básicos, es en el fondo, la lucha por el cambio de sistema, la lucha anticapitalista, donde la burocracia se queda al comienzo del camino y en la mera retórica, apostando a beneficiarse de las transacciones pero resistiéndose a hacer la revolución.
Una piedra en el zapato de la burocracia
Por eso, la colocación de un Samán a la cabeza del organismo destinado a la defensa de los derechos del pueblo en el consumo de los bienes y servicios, se usa más bien como un recurso de imagen y al mismo tiempo es como meterle a la burocracia, a los reformistas y a los conciliadores, tremenda piedra en el zapato, que en lo que puedan se la van a quitar. El pueblo organizado debe impulsar junto a Samán la contraloría social No hay que dejar a Samán sólo. La lucha anticapitalista contra la especulación y el sabotaje de la burguesía, no es cuestión de un hombre ni de una institución. Para construir el Estado Comunal, para ejercer el Poder Popular, para derrotar la complicidad entre los explotadores y los quistes burocráticos del Estado, necesitamos fortalecer la Contraloría Social e impulsarla con el método de la movilización. El INDEPABIS anunció la organización de grupos de Amigos del INDEPABIS. La participación democrática y protagónica de las organizaciones y movimientos de los trabajadores y del pueblo, son fundamentales para combatir con éxito esta situación y que nos sirva para avanzar en la lucha por la transformación socialista.
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