miércoles, 2 de enero de 2013

LETRA EFÍMERA/ La era que viene.


MARISELA GUEVARA
En el paso del último día del año al primero del año que viene, se instala con énfasis en el ambiente el tema del balance de lo ocurrido y la perspectiva de lo que vendrá. Por lo general, en el cruce de ese umbral el presente se diluye desplazado por la notoriedad que cobran al unísono el pasado y el futuro.
Pero el ahora que vive nuestro mundo es de incesantes cambios y contrastes. Aunque se perciba con mayor impacto lo negativo, es también cierto que buena parte de la humanidad y en particular nuestro país, transita hacia inusitados logros en lo humano y lo social. En esa pugna se encuentra nuestra región y, tal como aspirábamos desde hace muchas décadas, hemos construido puentes, se han hecho visibles los rostros olvidados y hemos acercado nuestros países hacia un gran plan de equidad en la región.
La exigencia del ahora nos llama para dar con serenidad lo mejor que poseemos, lo intangible, a una humanidad que está fuera y dentro de nosotros. El presente es el hacer. No perdamos el ahora, pues sólo en él podemos integrarnos a la fuerza para abonar la tierra y recibir sus frutos. También la eternidad es el hoy en el cual somos un capítulo de la historia por escribir. Es una hora de compromiso y reflexión para avanzar en la gestación de un tiempo de mayor espiritualidad, para humanizar todo lo que rocemos con nuestro devenir. El ahora nos impulsa a la creación, ese lugar donde la partícula de Dios hace que cada momento, por difícil que este sea, se convierta en una luz para desarrollarnos.
El acto de crecer en la conciencia nos conduce a entender que no estamos separados de la naturaleza y del cosmos que habitamos, nos hace trascender en todas las formas de lo que contemplamos y en lo que nos rodea. Un año que termina es símbolo de pausa para regenerarnos internamente y hacernos de nuevo semilla y brote. Convirtamos propósitos en pequeños y diminutos “ahora” que nos puedan acompañar en el hacer de cada momento. Es una manera de sostener nuestra vida diaria integrada al todo. Es una manera de liberarnos de las exigencias que impone el dominio de lo material.
Mirar alrededor, escuchar, saber entregar y recibir en pleno estado de amor con la naturaleza, nos permite situarnos frente al dolor o la alegría que nos depara la vida. Mantengámonos pues, en el ahora para saber afrontar sus desafíos. Los ciclos de la vida se perpetúan en la inspiración que unos hombres y mujeres forjan en otros y otras, tal como dijera el poeta cumanés Ramos Sucre: “Vine a dar en una llanura libre, donde se encrespaba y corría, vencedora de un asalto de leones, la hueste de unos caballos ardientes”. Feliz 2013.
02/01/13

No hay comentarios: