Bestalia Ibarra
Por allá por el año 1994 me gradué como Licenciada en Trabajo Social, alcance el sueño que desde niña dibuje. Tuve el orgullo de ingresar a la UCV para finales de los ochenta…que época aquella, las reivindicaciones estudiantiles se fraguaban entre peinillas, perdigones y balas y hoy los jóvenes de la burguesía gritan que estamos en una dictadura, no se imaginan la crueldad que encierra la mente de los pseudos líderes que ellos siguen.
En fin cuando me gradué decidí que no le trabajaría a un gobierno de derecha y me dio por aventurarme a buscar empleo en fundaciones y/o empresas privadas…Ay Dios: no sé qué fue peor????.
Ingrese a una empresa ubicada en la Zona Industrial de la Victoria. Estado Aragua, se trataba de una fábrica de tubos industriales. Recuerdo que la primera entrevista la sostuve con el Gerente General de Relaciones Industriales, un “gordito” con bigotes hacia arriba estilo Rockefeller, sus primeras palabras fueron claras y contundentes “aquí serás la parte buena de la empresa, pero siempre deberás tener claro que esta es una empresa capitalista, nada de socialismo”, dentro de mi decía “Sí Luís….”.
No sé porque pero como que le caí bien al “gordito” , aunque él siempre tuvo sus reservas con mi posición ideológica, en fin me metí en ese berenjenal pensando que trabajar con el “gordito” sería mejor que trabajar para Caldera…
Me convertí en la Trabajadora Social de los obreros, la mayoría vivía en condiciones precarias, casas tipo “rancho” sin las condiciones de habitabilidad requerida, me tocaba visitarlos cuando pedían parte de sus prestaciones sociales a fin de corroborar que lo solicitado era para lo que realmente requerían. Pues mi conclusión siempre era que necesitaban mucho más y mis informes contemplaban como recomendación que la empresa debería constituir un fondo de ayuda social para los casos extremos, si los trabajadores eran tratados prácticamente como el medio para la producción, si gracias a la fuerza de trabajo de los obreros se enriquecía el dueño de la producción con altos niveles de plusvalía, por qué no invertir en el bien más preciado de la empresa: en el obrero, en el trabajador….
Gracias a esos informes comenzaron mis llamados a la Oficina del Gerente de Relaciones Industriales, alias “el Gordito Rockefeller”…..sus llamados de atención terminaban con la misma frase: “señorita creo que usted es demasiado socialista para formar parte de una empresa capitalista, tiene que hacerles creer a los obreros que está con ellos pero de mentira, en esencia debe cuidar los intereses de esta empresa” y yo volvía a decir dentro de mí: “Sí Luís….”
Cuando el obrero llegaba cinco minutos tarde al trabajo temblaba porque podía ser motivo de despido, había que producir, había que generar múltiples ganancias…los viernes despedían entre 10 a 15 obreros, porque llegaron tarde, o porque se enfermaron y debían agarrar reposo, es decir que todos los viernes eran angustiosos..
Eran múltiples los accidentes laborales de los obreros, el patrono no cubría los gastos de dichos accidentes y eran atendidos en hospitales sin servicios, sin insumos, a la buena de dios… los obreros ni siquiera eran beneficiados con un seguro de hospitalización y si por culpa de ese accidente ocasionado en muchos casos porque los equipos, herramientas, maquinarias o lugares de trabajo no se encontraban en condiciones adecuadas, los obreros quedaban en condición de incapacidad, sin el mínimo remordimiento eran despedidos. Entonces quien escribe se convertía en la asesora de los obreros, porque el sindicato de esa empresa lamentablemente no representaba al obrero…..y adivinen que????, muchas veces fui llamada a la oficina de “el Gordito Rockefeller”: “chica pero tú no quieres aprender, sigo pensando que eres muy socialista para trabajar en una empresa capitalista”….
Y para mal del “Gordito Rockefeller” quede embarazada, por lo que no me pudo despedir cuando algunas de las demandas de los obreros fueron ganadas, pero mis nueves meses de embarazos fueron duros, no tenían contemplación de mi estado, debía cargar cajas de juguetes, útiles escolares, no había excusas, de alguna manera se debían vengar, esperaban ansiosamente que se cumpliera el año de inamovilidad que exigía la ley después del parto….Y cumpliéndose el año tan esperado, por última vez fui llamada a la oficina de “el Gordito Rockefeller”: “lo siento señorita la aconseje de las mil maneras, pero usted decidió seguir siendo socialista….Usted es demasiado Socialista para estar en una empresa Capitalista y ahora que gano su candidato, mejor váyase a trabajar con Chávez”…y por fin le hice caso, tengo 14 felices años sirviéndole a mi querido Comandante y ustedes no van a poder seguir explotando, vejando y despidiendo a los obreros todos los viernes... No les parece burócratas, burgueses y alienados que este es el mejor sistema del mundo….VIVA EL SOCIALISMO Y VIVA CHAVEZ CARAJO!!!!
La autora es: Lic. En Trabajo Social
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