ANTONIA MUÑOZ
Aunque no somos expertos en el área económica, nos atrevemos a expresar nuestro punto de vista e interpretación sobre las causas de la escasez de algunos productos de consumo masivo o de primera necesidad, siendo los alimentos productos particularmente sensibles. La escasez, sea ésta real o virtual, siempre produce la misma reacción: preocupación o nerviosismo en los consumidores, lo cual conduce indefectiblemente a la compra de producto por encima de la cantidad que realmente necesitamos al momento. Sin embargo, lo compramos para acumularlos porque están escaseando y en los días subsiguientes podríamos no encontrarlos. Así, las familias, sin quererlo, se convierten en acaparadoras, principalmente de alimentos, lo cual a su vez contribuye a una mayor escasez, porque muchos productos que podrían estar en los anaqueles para ser adquiridos por otras y otros ciudadanos, están en pocas manos.
Algunas familias hacen compras nerviosas por temor a no conseguir los productos cuando los necesiten. Sin embargo, comerciantes inescrupulosos de todos los tamaños esconden los productos, los acaparan, para posteriormente venderlos a precios especulativos, a precios usureros. Cualquier venezolano medianamente informado, entiende que en ambos casos, los Medios de Comunicación tienen un papel muy importante ya que le ofrecen a los usuarios el tema de la escasez real o ficticia en el desayuno, en el almuerzo, en la merienda y en la cena, hasta que se convierta en verdad en la mente del colectivo. Los medios de comunicación, manipulando la verdad de los hechos, se comportan como cualquier partido de oposición, que en el momento actual está aprovechando la enfermedad y la ausencia del Presidente para hacer creer que ciertamente Venezuela está sumergida en el caos. La escasez en general, de los alimentos en particular, es una de sus armas favoritas para crear angustia y desasosiego colectivo.
Ayudados por la manipulación mediática, se genera la escasez, lo cual es utilizada a su favor por los especuladores, quienes aprovechan el nerviosismo colectivo para subir los precios; llegando al caso que a veces el consumidor paga el precio que pidan por un artículo que está difícil de conseguir. En algunos países se ha logrado un nivel de conciencia que les ha permitido organizarse y boicotear la venta de los artículos cuyos precios han sido elevados injustificadamente: simplemente no lo compran debido a sus precios especulativos. En este caso el boicot funciona muy bien en hortalizas, frutas y otros alimentos perecederos. En Venezuela tenemos leyes contra los comerciantes acaparadores, especuladores y usureros, por mandato de la Constitución en el artículo 114: El ilícito económico, la especulación, el acaparamiento, la usura, la cartelización y otros delitos conexos, serán penados severamente de acuerdo con la ley. De este mandato constitucional se deriva la creación de INDEPABIS y la posterior aprobación de la Ley de costos y precios justos, esta última profusamente atacada y desacreditada por la oposición. Independientemente de las leyes que protegen a las y los consumidores, las y los ciudadanos venezolanos nos debemos organizar para conscientemente no consumir los alimentos con precios especulativos y usureros. ¡Que se les pudran los alimentos perecederos y que se les llenen de gorgojo los granos y las harinas!
La comprensión de la existencia del círculo vicioso: manipulación mediática- acaparamiento- compras nerviosas- escasez- alza de precios (especulación y usura), no debe impedir que analicemos y comprendamos la existencia de otros factores reales que pudieran existir y que sin duda tienen su contribución en este problema de la escasez de ciertos artículos muy demandado por la sociedad. Nos referimos a hechos que son inocultables: el aumento de la capacidad adquisitiva del venezolano, obviamente hace que aumente la demanda de ciertos bienes y servicios que antes no estaban al alcance de ciertos sectores de la sociedad venezolana. Esto, más todos los programas sociales dirigidos principalmente a las capas sociales de menores ingresos, de hecho ha mejorado ostensiblemente el nivel de ingreso de la población venezolana en general, lo cual ha permitido que aumente el consumo per cápita de alimentos y la calidad de la dieta consumida. Si a esto le agregamos el crecimiento normal de la población, podemos en parte explicar la escasez.
Como ahora somos más consumidores de bienes y servicios, y de paso cada familia consume más porque ha mejorado su nivel de ingreso; sin ninguna duda requerimos mayor producción de tales bienes. Las estadísticas demuestran que en muchos renglones se ha aumentado la producción, pero pudiera ser que no en la misma medida del crecimiento de la población y del crecimiento del consumo per cápita. Sin embargo, estos déficits los subsana el gobierno revolucionario del Presidente Chávez con importación, que aunque no es lo ideal, permite cubrir la brecha entre lo que se produce y lo que se consume. Como quien dice: a Dios rogando y con el mazo dando. A manera de conclusión, traduzco lo anterior solicitando, por un lado combatir con fuerza y por todas las vías a los acaparadores, especuladores y usureros y por otro, hacer un esfuerzo sobrehumano si es preciso, para mejorar la productividad y la producción de alimentos y otros bienes y servicios. Viviremos y venceremos!
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