domingo, 22 de abril de 2012

Usos de la sordidez.

 


Nos enseñaron que la derecha era partidaria del orden y que solo en su intimidad violaba hipócritamente sus virtudes públicas. Tal vez fue así otrora pero hoy no entendemos ciertas conductas. En Irak, por ejemplo, desata un trastorno incompatible con la paz que requiere la industria petrolera para operar kilómetros y kilómetros de oleoductos. O el zurriburri colombiano, mexicano, afgano, paquistaní, libio. Doquiera que interviene el Imperio desata el caos. No por torpeza, sino porque es sistemáticamente lo único que logran.
En Venezuela exaltan a Nixon Moreno, Walid Makled, Eligio Cedeño, María Lourdes Afiuni, Guido Antonini Wilson, José Sánchez «Mazuco», Biagio Pirelli, Guillermo Zuloaga, Nelson Mezerhane, Henrique Capriles, Álvaro Uribe y muchos más del mismo jaez y misma laya. Encumbran a la Asamblea Nacional a estudiantes como Ricardo Sánchez y Stalin González.
¿Dónde quedaron las personas decentes de derecha? Puedo suministrar una larga lista; sé dónde están, pero sobre todo dónde no están: jamás se ven en la televisión golpista. Si acaso en alguna columnilla de misericordia por allá lejos. Y me consta que son gente bien decente. No comparto muchos de sus puntos de vista estratégicos, pero eso es normal. Total tampoco comparto todos los pareceres de la gente de izquierda. También es normal.
Pero desde 1998 vemos cómo nuestra ultraderecha no exalta sino personas como las enumeradas arriba, que no calificaré para no dañarte la retina. ¿Dónde están los Úslar Pietri o los Picón Salas de hoy?
El nuevo héroe de la oposición es Eladio Aponte Aponte. No me detendré en sus ejecutorias porque hay temas de mayor respeto. Así, no me pronunciaré tampoco sobre sus recientes actuaciones.
Lo que no me explico es cómo emprenden una maniobra como esta que cualquier persona decente y siquiera algo lúcida le puede ver las costuras. Es más, cualquier persona medianamente perspicaz que opere esta nueva campañita capta cómo los héroes y heroínas anteriores se volvieron polvo cósmico. ¿Dónde están Óscar Pérez, Carlos Ortega y sus prójimos? ¿Qué se fizieron?
Me malicio otra finalidad, que no entiendo, pero no me queda otra conclusión viable: es solo para darnos en la cara con las aguas podridas en que nadan, para que nadie pueda ser decente.
roberto.hernandez.montoya@gmail.com

No hay comentarios: