Roberto Hernández Montoya
oby es el mejor amiguito de la Pequeña Lulú, jefe de un club de varones machistas y bastante ineptos, cuya divisa más recordada es: «No se aceptan niñas». Es irónico porque son Lulú y sus amiguitas las que muchas veces permiten a estos niños salir bien librados de los líos tontos en que se meten, sobre todo con los Chicos del Oeste. La primera versión de la Pequeña Lulú (Little Lulu) apareció en 1935 y tuvo éxito hasta 1984. La creó Marjorie Henderson Buell, alias Marge.
Traigo este trozo de historia del comic porque la dirigencia de oposición podría llamarse el Club de Toby, en donde no se aceptan niñas. No recuerdo mujeres entre los cabecillas de Primero Justicia. Solo rememoro allí a Liliana Hernández, que luego ha ido migrando a otros partidos y hoy no sé en cuál paró. Ni me interesa. Igual pasa con la Mesa de Unidad Democrática, cambiada a Comando Tricolor, cambiado a Comando Venezuela y no sé cómo se llamará mañana. Ni me interesa. Solo recuerdo a Teresa Albanes y a MariCori, perdón, María Corina Machado, porque dama tan encopetada no admite esta parejería venezolana de llamarla MariCori, como lo supo Pedro Carvajalino, puesto en su sitio por la oligarca en gesto típico de mantuana ofendida. He visto demasiado y de muy cerca ese gesto altanero como para no reconocerlo. Y lo he sobrevivido. ¿Hay alguna dirigente más que la quemadora de cuadernos Albanes y la mantuana Machado? Ya se sabría.
Esta misoginia opositora tuvo su máxima expresión hasta ahora el 25 de abril pasado en boca del Máximo Líder de la oposición, Henrique Capriles Radonski, que se comportó como se comportaba hace años lo que he llamado el Machismo Feliz, es decir, el que no recibía objeciones porque era lo «normal», igual que el racismo, el clasismo, etc.
Pero la oposición, que como el carro aquel Camaro Supersalvaje es «infiel al pasado» y tiene por tanto más futuro que presente, vive anclada en el pasado, precisamente. Capriles sostiene que las mujeres votarán por él porque es «chocolate nuevo y dulcito». Profundo argumento. Elevada idea de la mujer. También mantiene que bajo su gobierno las mujeres regresarán a su hogar, o algo así le medio entendí en su media lengua. Y que no tiene novia porque el pueblo lo mantiene ocupado. Una de sus promesas electorales es conseguir novia para casarse al ser electo, o sea novia como moneda de cambio. Idea elevada de la mujer. Actividad que encargó a una amiga de confianza, porque Toby no tiene tiempo de andar enamorando mujeres.
Vimos una epidemia de caricaturas desvergonzadamente racistas. Debieran formar el Sincara (Sindicato de Caricaturistas Racistas). También es clasista, ya vemos cómo entran a saco en los barrios pobres en irrupciones violentas, que llaman «casa por casa», actividad que Capriles comenzó el 12 de abril de 2002, en su asedio a la Embajada de Cuba, la casa de Ramón Rodríguez Chacín y demás atropellos golpistas. Ciertamente las acciones políticas de Capriles son violentas, como las mencionadas y las guarimbas, que promovió y protegió junto con Leopoldo López. Machismo, o sea, violento, racista, clasista, ignorante, borrico, misógino, etc. O sea, fascista. O sea. En cambio ya ves cómo Chávez concede 20 semanas de permiso posnatal. Concreciones.
Por eso el candidato de oposición tiene 57% de rechazo. Y cada día más, porque mientras más habla, más gente ofende. ¿Por qué no se calla?
roberto.hernandez.montoya@gmail.com
Traigo este trozo de historia del comic porque la dirigencia de oposición podría llamarse el Club de Toby, en donde no se aceptan niñas. No recuerdo mujeres entre los cabecillas de Primero Justicia. Solo rememoro allí a Liliana Hernández, que luego ha ido migrando a otros partidos y hoy no sé en cuál paró. Ni me interesa. Igual pasa con la Mesa de Unidad Democrática, cambiada a Comando Tricolor, cambiado a Comando Venezuela y no sé cómo se llamará mañana. Ni me interesa. Solo recuerdo a Teresa Albanes y a MariCori, perdón, María Corina Machado, porque dama tan encopetada no admite esta parejería venezolana de llamarla MariCori, como lo supo Pedro Carvajalino, puesto en su sitio por la oligarca en gesto típico de mantuana ofendida. He visto demasiado y de muy cerca ese gesto altanero como para no reconocerlo. Y lo he sobrevivido. ¿Hay alguna dirigente más que la quemadora de cuadernos Albanes y la mantuana Machado? Ya se sabría.
Esta misoginia opositora tuvo su máxima expresión hasta ahora el 25 de abril pasado en boca del Máximo Líder de la oposición, Henrique Capriles Radonski, que se comportó como se comportaba hace años lo que he llamado el Machismo Feliz, es decir, el que no recibía objeciones porque era lo «normal», igual que el racismo, el clasismo, etc.
Pero la oposición, que como el carro aquel Camaro Supersalvaje es «infiel al pasado» y tiene por tanto más futuro que presente, vive anclada en el pasado, precisamente. Capriles sostiene que las mujeres votarán por él porque es «chocolate nuevo y dulcito». Profundo argumento. Elevada idea de la mujer. También mantiene que bajo su gobierno las mujeres regresarán a su hogar, o algo así le medio entendí en su media lengua. Y que no tiene novia porque el pueblo lo mantiene ocupado. Una de sus promesas electorales es conseguir novia para casarse al ser electo, o sea novia como moneda de cambio. Idea elevada de la mujer. Actividad que encargó a una amiga de confianza, porque Toby no tiene tiempo de andar enamorando mujeres.
Vimos una epidemia de caricaturas desvergonzadamente racistas. Debieran formar el Sincara (Sindicato de Caricaturistas Racistas). También es clasista, ya vemos cómo entran a saco en los barrios pobres en irrupciones violentas, que llaman «casa por casa», actividad que Capriles comenzó el 12 de abril de 2002, en su asedio a la Embajada de Cuba, la casa de Ramón Rodríguez Chacín y demás atropellos golpistas. Ciertamente las acciones políticas de Capriles son violentas, como las mencionadas y las guarimbas, que promovió y protegió junto con Leopoldo López. Machismo, o sea, violento, racista, clasista, ignorante, borrico, misógino, etc. O sea, fascista. O sea. En cambio ya ves cómo Chávez concede 20 semanas de permiso posnatal. Concreciones.
Por eso el candidato de oposición tiene 57% de rechazo. Y cada día más, porque mientras más habla, más gente ofende. ¿Por qué no se calla?
roberto.hernandez.montoya@gmail.com
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