domingo, 7 de agosto de 2011

Voy a meter cizaña

Roberto Hernández Montoya



Porque en este caso se puede y sobre todo se debe. Y se debe porque es justicia.

¿Es que no hay en la oposición personajes más presentables que los que llevó a la Asamblea Nacional? Porque lo que se ve allí es una colección de individuos que francamente… No tienen currículo sino prontuario. Un secuestrador, torturador y asesino, que fue precisamente a quien muy adecuadamente promovieron para vicepresidente de la Asamblea. Otro denuncia una sigatoka negra en Venezuela y lo pretende comprobar con fotos de República Dominicana. Aquel, míralo, habla de un tal «Estin» o «Instin» y se enreda con la célebre expresión de Einstein sobre la infinitud de la imbecilidad humana y la del universo. O cita mal a Bertolt Brecht, con una pronunciación atorrante.

Y así, este que se cogió unos reales de Pdvsa, tráfico de influencias mediante. Aquel le birló la diputación a un joven de la derecha que promete mucho y cumple poco, especialista en quemar palmeras. Una dama de alcurnia, aprendiz de actriz sobreactuada, a quien la misma derecha no le cree nada de lo que alega, sobre todo las cuentas del Gran Capitán que exhibe y que nadie sabe dónde averigua. Uno ahí que cerró un canal de televisión entre las labores golpistas que se autoasignó el 11 de abril de 2002.

Por eso no pudieron evitar aquel papelón ante la nación durante la intervención del ejecutivo en la Asamblea. No sé cómo pueden con tanto bochorno; ha de ser que no se dan cuenta. La ignorancia protege. A veces.

Hay que señalar también su arrogancia. Uno los ve caminar sin mirar a nadie y se imagina que por lo menos este descubrió la penicilina, aquel las fuentes del Orinoco, aquella cruzó a nado el Canal de la Mancha o escaló el Aconcagua. Nada de eso. Mete miedo tanta barbarie mezclada con insolencia y prepotencia. Fino cóctel.

Repito la cizaña: ¿No hay nadie mejor? Sé de profesionales de valía en la oposición. Pero no los muestran, los esconden como si fuesen una vergüenza. Apenas salen en uno que otro programita por allá ignoto, sin relieve, de misericordia. Ah, porque los intelectuales de la Revolución sí salen a cada rato, nadie siente rubor por ellos sino más bien orgullo y satisfacción, porque, con el perdón, los mejores están con la Revolución. Pero sí hay gente valiosa de aquel lado, me consta. ¿Por qué no están en la Asamblea Nacional? ¿Por qué casi no los sacan a pasear siquiera? Sería bueno para elevar el nivel del debate.

Hasta no hace mucho las clases dominantes mantenían y promovían a sus mejores intelectuales. La Iglesia, por ejemplo, fomentó al Doctor Angélico, a San Agustín, a las santas Teresas. En la Roma antigua a grandes poetas, Horacio, Virgilio, otrosí en Macedonia puso a Aristóteles a formar al príncipe Alejandro para que luego fuese Magno, como puso al duque de Montausier a educar al Delfín de Francia. Era la tropa de vanguardia en la batalla de las ideas. Hoy es al revés, que con razón uno ve a un Sarkozy donde una vez hubo un De Gaulle.

Me consta que hay gente de valor en la oposición, pero no es la que los medios sacan a brillar. Y la Embajada menos.

roberto.hernandez.montoya@gmail.com


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