domingo, 17 de julio de 2011

La mejor forma de ayudar al Presidente.

ANTONIA MUÑOZ


De todos es sabido que la Revolución Bolivariana está atravesando por momentos de preocupación, debido a la enfermedad de su máximo líder. Sin embargo, ya lo hemos señalado antes con palabras de Pablo en la segunda carta a los Corintios 4:8: “Que estamos atribulados en todo, más no angustiados; en apuros, más no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos”.
Por supuesto que no estamos desamparados y todo aquel o aquella que se considere revolucionario debe tener la sabiduría para entender y la fortaleza para aceptar que quienes estamos vivos nos podemos enfermar, y de hecho nos enfermamos.
Nuestro presidente es un ser humano de carne y hueso, aunque entre él y buena parte del pueblo venezolano se haya establecido una corriente de comunicación, una corriente de simpatía, una corriente de enamoramiento,  o mejor dicho, una corriente de amor.
En nuestras clases de  Pedagogía, donde nos formaron  como maestros y maestras de Escuela Primaria, allá en nuestra Normal Rural Barlovento en Higuerote,  excelentes profesores  nos enseñaron  que establecer “rapport” entre el maestro y sus alumnos, era  condición indispensable (sine qua non) para que se diera exitosamente  el proceso enseñanza- aprendizaje.
Lo anterior implica  generar confianza, armonía y cooperación en la relación entre los educadores y sus estudiantes. Este concepto, muy bien podría aplicarse a la corriente de comunicación, simpatía y hasta de amor en Cristo que se ha establecido entre buena parte del pueblo venezolano y el presidente Chávez.
Mucha gente no entiende este fenómeno, incluso abiertamente lo ponen en duda. Sin embargo, nos atrevemos a probar este vínculo intangible, recordando lo que ocurre con los niños y niñas que en medio del año tienen un suplente: ellos se muestran muy inquietos, podríamos decir que indisciplinados; de tal manera que a veces sin entender por qué, muchos reconocemos que los estudiantes se portan mal cuando tienen una o un interino.
La verdad es que esto ocurre, en buena parte, porque entre el o la suplente y los estudiantes, no existe el “rapport”. No existe el mutuo entendimiento,  no existe el consentimiento, no existe la confianza, no existe la sintonía entre las dos partes, no existe la relación armoniosa.
Sólo los miopes políticos, los envidiosos y los intrigantes pueden dudar que entre el Presidente Chávez y una buena parte del pueblo venezolano se estableció un fuerte “rapport”: una fuerte corriente de simpatía y de confianza. Puedo asegurarles que el imperio norteamericano y sus ayudantes criollos lo saben, aunque afirmen otra cosa públicamente.  Por eso la oposición, además  de aprovecharse de los errores nuestros, como es lógico, la única arma que tienen para ganar adeptos para la cuarta república, es intrigar y calumniar a través de todos los medios que tienen disponibles.
De tal manera que, hoy más que nunca es vital  lo que piensen, transmitan y hagan los líderes y liderezas bolivarianas que reconocen a Hugo Chávez como máximo líder y que dirigen el gobierno bolivariano a nivel de ministerios, gobernaciones, alcaldías, Parlamento Nacional, Consejos Legislativos, Cámaras municipales; y por supuesto, los líderes y liderezas a nivel de las bases que son electas como voceros y voceras  de Consejos Comunales y de Comunas.
Con base a lo anterior, hoy más que nunca hay que tener muy claro  que nadie puede solo. Hasta Jesucristo cuando vino al mundo  a traernos las buenas nuevas se buscó a 12 apóstoles para que lo acompañaran y lo ayudaran a recorrer pueblos y aldeas.
Por eso Chávez cuando el 26 de marzo salió de la cárcel, se dedicó a  recorrer el país buscando líderes y liderezas que compartieran sus planteamientos y lo acompañaran a completar el sueño de integración e independencia latinoamericana que Simón Bolívar dejó inconcluso.
Hoy que el máximo líder de la revolución Bolivariana  no puede ni debe trabajar a marcha forzada como siempre lo hizo, todos y todas quienes tengamos responsabilidad ejecutiva adquirida por mandato popular o asignada por el primer mandatario nacional o por las y los mandatarios estadales o municipales; quienes tengan funciones legislativas, judiciales, del poder moral o de dirección en los partidos de la revolución, debemos esforzarnos más que nunca en trabajar de manera tal que a través de nuestras palabras, trato, comportamientos y acciones, el pueblo pueda identificarnos como dignos voceros y voceras  de la Revolución  Bolivariana y de quien la lidera.
Siempre debimos tener lo anterior en mente y actuar en consecuencia. Por eso, hace rato que el líder nos está implorando someternos a la  crítica y a la autocrítica y a gobernar obedeciendo, que no es otra cosa que en todo momento  dejarnos interpelar por el pueblo y oír los planteamientos con los dos oídos bien abiertos, para poder conocer los dos enfoques o versiones  de una problemática y  tratar el asunto con la vara de la equidad y la justicia.
En este sentido no perder de vista que “entre los bagres siempre se cuelan las guabinas” quienes son expertas en intrigar, mal poner y montarse sobre el cadáver de los demás para sentirse físicamente grandes; lástima que no sepan que la revolución lo que necesita es grandeza de espíritu.
Finalmente, me permito recordar una vez más a nuestro mentor Simón Bolívar: LA VERDAD PURA Y SIMPLE ES LA MEJOR MANERA DE PERSUADIR. Esta sentencia es válida y aplicable al pueblo y a los jefes inmediatos superiores.
Sólo a los enemigos se les miente y  lisonjea con  resultados  alejados de la verdad. Como cada vez que se miente es con la  intención de engañar y tapar errores, que con la verdad podrían corregirse a tiempo, he allí que el Poder Popular solo o acompañado del PSUV tiene la herramienta de la Contraloría Social.
Así que todos los militantes del proyecto bolivariano somos corresponsables de  su éxito. En este sentido, no olvidar que se peca por acción o por omisión. Así que…¡upa pues! ¿Quién dijo miedo?  ¡Con Dios y el pueblo organizado y consciente por delante, nosotros venceremos!

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