Helena Salcedo RNV
A pasos agigantados marchan los intentos de algunos resentidos periodistas por acabar con la historia que dio pie a la creación del Colegio Nacional de Periodistas. No solo le hacen el juego a los medios de oposición o deposición como bien los califica Roberto Hernández Montoya, sino que se dedican a ensalzar ahora a prófugos de la justicia como el ex Alcalde de Maracaibo, quien en veloz carrera deja el país para no rendir cuentas de los hechos que se le han imputado, por corrupción, enriquecimiento ilícito. Fíjense la diferencia abismal que existe entre los que se hacen llamar “dirigentes de la prensa” y lo que fue el verdadero gremio de los periodistas. Se han dado a la tarea estos personajillos de convocar asambleas de periodistas y quienes tienen el derecho de palabra son funcionarios como Smolansky quien está de cabeza metido en la oposición y lo buscan para intervenir en esa reunión para asesorar en la campaña mediática contra el gobierno bolivariano. Uno de los Periodistas presentes en ese encuentro, Carlos Subero, se retiró porque en su opinión tal intervención rompía con el ambiente del evento y estaba fuera de lugar. Y añade en su blog donde publicó esta declaración que en los 28 años de trayectoria profesional en el reporterismo político jamás aplaudió a una fuente de la que debe recibir y luego dar la información, porque sencillamente esa no es la actitud de un periodista imparcial, es que “los aplausos corresponden a otros”. Les dio Subero una clase de Etica Profesional que se ha olvidado en el ejercicio de esta profesión en nuestro país. Ojalá la puedan internalizar y entender que la Etica es básicamente un principio ideológico. ¿Cuál es el verdadero papel de una organización gremial?, nos preguntamos, se crea es para defender el ejercicio del periodismo, los intereses de los comunicadores y los intereses del pueblo al cual debe servir, léanlo muy bien, de ninguna forma para anteponer la defensa de los patéticos comerciantes de la noticia que se han convertido en Venezuela en caricaturas de los partidos políticos y por añadidura comprometidos abiertamente con la conspiración. El único Colegio que existe con fuerza de Ley es el de Venezuela, los demás han desaparecido, pero carece este de una dirigencia que se ocupe de crear conciencia sobre la vigencia de las normas éticas y no lo hace porque estos “líderes” por primera vez desde que existe el gremio, está completamente entregado a los intereses patronales. En recientes declaraciones los “líderes de la prensa” se declararon en conflicto para defender la democracia venezolana y el derecho a la información. Dejaron muy claro de donde proviene esa orden, son sostenidos por globovisión y se ubican al lado de Rosales, Ortega, Carmona, Baduel, Ledezma, Pérez Vivas y toda aquella cosa que sea artífice de la desestabilización en el país. Los verdaderos dirigentes se ganan el espacio y el reconocimiento de los agremiados y del pueblo. Estamos frente a un grupo que ha desdibujado completamente esa historia que se escribió en años anteriores. Nunca como ahora el gremio había cedido antes propuestas mercenarias, por eso no representan sino a los intereses de sus patronos. Nunca se le negó al pueblo su derecho a estar en conocimiento de la verdad aún a riesgo de su propia seguridad, es esa la causa por la que no se puede sepultar esa trayectoria que una vez ejercieron con hidalguía hombres y mujeres comprometidos con la defensa de la ética profesional. La democracia venezolana está de pie aun cuando existan desestabilizadores tarifados, que amparados en recursos mediáticos pretenden desfigurarla ante organismos cómplices como es la Relatoría de Derechos Humanos de la OEA, que siempre evidencia ante la comunidad internacional su papel de perseguidor de gobiernos democráticos y soberanos. La democracia venezolana está a prueba de expedientes forjados, los remitentes perdieron credibilidad. El periodismo debe seguir siendo una función social comprometido con la verdad. Los comerciantes de negar la verdad en la noticia y sus lacayos jamás representarán a ningún periodista o comunicador en este país.
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