Entre Barlovento y los Altos Mirandinos esta jornada ha sido pedagógica, comenzó por enseñarnos a reconocer el hilo que cose territorios con climas distintos y distantes, que alimentan la sustancia solidaria del terruño.
El Festival de Poesía hizo poner en ejercicio ensayístico las escrituras de Yurímia Boscán y Rukleman Soto contando de poetas desaparecidos, Jesús Enrique Díaz y Franklin Trómpiz, escritores cuya obra tiene un trasfondo Beat, vallejianos de esencia, ponen sobre la mesa rigores de su desamparo. Las palabras pusieron al descubierto obras que incorporan la esencia telúrica de Los Teques. La poesía de la calle y la rebelión.
A Tomás Martínez desde diversa óptica, reconociéndose en Cantos Alisios de Armando Hernández. Y Luego la referencia de Antonio Trujillo , el aliento de la relación de árboles y pájaros. La escritura de Jaime Betancourt Bajo la fronda de la intemperie. Poesía y análisis histórico con el cronista Manuel Almeida: una relación de las revistas literarias publicadas en Miranda, y Oswaldo González contando la historia del Guaraira Repano; escuchamos a la generación emergente con su poesía. En ese bello espacio de la Casa que habitó Michelena, la voz de Yurimia Boscán, ilustrada con actores, efectos visuales y excelente acompañamiento instrumental.
En la escuela de El Guapo, Quebrada Honda, leímos a Pereira, Crespo, Enriqueta Arvelo, con los niños, y en la escuela Juan Daniel Olivar de Carrizales, a Laya, Pereira y Héctor Guillermo Villalobos. En el acto final de las delegaciones que viajaron desde sus municipios a homenajear a sus poetas , la fulía de Mamporal, San Francisco de Yare con las anécdotas de Mauricio, las décimas del Duende de las Montañas de El Encantado. Pensé en Juan Pablo Sojo viendo entrar en procesión la cruz y el canto, allí estuvieron los ancestros afros, Curiepe, Panaquire, Tacarigua, Rio Chico, San José de Barlovento, El Guapo…el espacio es corto para la emoción . Fue un gran festival. Gracias por la experiencia.
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