El petróleo es la sangre de nuestra civilización. Sin él los
motores se paran, se agotan las grasas y aceites, el caucho sintético,
plexiglás, abonos, insecticidas y casi 300.000 productos obtenidos de
él. No habría defensa nacional posible, ni trabajo tampoco. (Bergier y
Thomas)
El dominio del suelo nos hace titulares, dueños de los recursos y
renta, con señorío sobre dichos bienes. Liberales anglosionistas niegan
al Estado el privilegio sobre la propiedad nacional, cuestionando la
renta pública pero encubriendo la ganancia y explotación capitalista de
los monopolios financieros.
Satanizan el dominio público, pues según ellos la condición de
terratenientes del suelo “gustan de cosechar donde nunca sembraron” (A.
Smith), desconociendo el aspecto geopolítico y ventaja comparativa que
nos otorga ser dueños de recursos apetecidos por los mercados
internacionales.
Alegan que el tránsito de la Venezuela Petrolera a la
post-petrolera, obliga a drásticos cambios políticos, económicos y
sociales, un reseteo, con la excusa de que la renta petrolera ha
permitido soluciones fáciles a los conflictos distribucionistas,
ahogando iniciativas privadas. Una trama de manipulación escudándose en
el credo de la renta decreciente que repercute sobre la estructura
económica existente, que sólo puede ser compensada por productivismo
nacional. (Baptista)
Nos debatimos entre la imposición del sistema mundo del polo
corporativo y el derecho de propiedad de las Repúblicas soberanas que
defienden el uso y aprovechamiento de los recursos naturales en función
de la independencia, soberanía y autodeterminación.
Nuestro enemigo es la voracidad privatizadora de las transnacionales que desean imponernos la máxima Cuis est solum ies est usque coelum et ad ínferos…
el que posee una tierra posee todo lo que queda por encima y por debajo
de ésta hasta el cielo y el infierno (Francesco Accursius), piedra
angular de la pulsión privatizadora (res privada) en beneficio de una
élite, frente al derecho de la República de ejercer el dominio del suelo
y recursos para el bien común (la res pública) su inajenabilidad y con
ello garantizar el cumplimiento de los fines del Estado democrático,
Social de Derecho y de Justicia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario