El capitalismo exacerbado no advierte límites y va
por todo y todos: reservas forestales, biodiversidad, recursos
energéticos y minerales.
Foto: Internet
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De acuerdo con el filósofo ruso
Alexander Duguin, el desarrollo del capitalismo ha llegado a su límite
natural, hoy sólo hay un camino para el sistema económico mundial:
colapsar en sí mismo.
El
financiarismo, divorciado de la realidad, del equilibrio entre
producción y consumo, colapsó. Toda la riqueza concentrada en la
oligarquía mundial, convierte al resto en esclavos de las fuerzas
económicas ultraliberales transnacionales, saturando la capacidad de
recuperarse de la explotación demencial de nuestra Madre Tierra.
El
capitalismo exacerbado no advierte límites y va por todo y todos:
reservas forestales, biodiversidad, recursos energéticos y minerales.
La
corporatocracia mundial alega que estas reservas de recursos y
biodiversidad tanto de Venezuela como de la Amazonía deben ser
“propiedad de la humanidad”, de una mafia que representa al capital.
Preparan
justificaciones a la carta: Venezuela una supuesta crisis humanitaria,
Estado Fallido y violaciones de derechos humanos, en Brasil la
protección de la Amazonía como patrimonio humano, ya no de las naciones
soberanas, sino de una gobernanza global aristocrática, con la ciega
colaboración de la ONU que a ellos tributa aún sin quererlo.
Penetrar
la institucionalidad del Estado Social y de Justicia, desensamblándolo,
suprimiendo su poder económico, cohesión y apoyo social,
fragmentándolo, fórmula política óptima para ellos. Minimizan su poder
político, para que no resista las intervenciones morales jurídicas de
esa gobernanza pseudo multilateral: leyes y gobiernos supranacionales
para proteger recursos.
Consenso
por agotamiento, atropello, coerción, extorsión y trastocamiento del
pueblo, cambian marcos jurídicos legítimos y soberanos, guerra proxi
invisible, demoliendo internamente para luego homogeneizar y capturar,
Solve y coagula diría Cerise.
Mientras
arde la Amazonía incendiada por la voracidad anglosionista, ríen los
capitalistas de sus tretas de “protección ambientalista”, expulsándonos
de territorios para extender cultivos ilícitos, negocio preferido de los
narcobanqueros.
Desde nuestra
Venezuela, anomalía geológica, económica y política -dueña de riquezas y
renta- antiliberal y antimperialista, decimos: estamos despiertos y no
nos vencerán.
MARIA ALEJANDRA DIAZ
Constituyente
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