Maryclen Stelling.- Ya el conflicto no nos pertenece. Con la anuencia y complicidad interna de sectores políticos de oposición, entraron en juego fuerzas externas. El futuro del país se decide en función de intereses geopolíticos ajenos a nuestra realidad.
En 2017, tras varios intentos se rompe el dialogo en Dominicana. Se exacerban las polaridades y se decreta el fin de la coexistencia. Quiebre que marca una nueva etapa en la relación gobierno-oposición y además en el juego geopolítico global, cuando -intencionalmente- se inicia una fase dirigida abiertamente desde el exterior.
La disputa interna se traslada entonces a un amplio escenario internacional y la oposición queda reducida a una mera peonada, no por ello exenta de responsabilidad. Pérfida coalición geopolítica con altísimos costos sociales, políticos, económicos y humanos. Tras una justificación política doméstica, se abren las puertas al control y usufructo de la mayor reserva mundial de petróleo. Lo que constituye, además, una clara invitación a la militarización del conflicto.
Para sectores radicales de oposición, la anhelada invasión se interpreta como triunfo político. La guerra se percibe como estrategia legítima de exclusión y eliminación del demonizado adversario. Se impone un espíritu de cruzada en el que la destrucción y la muerte lucen como un futuro posible, cercano y ¿deseable? Sorprende el salto que se ha dado de la violencia a la guerra naturalizada. Y de ello dan cuenta narrativas y relatos transmedias en tanto campo de disputa y expresión de la dañina polarización radical, devenida en producto de exportación.
En un delicado contexto donde la política comienza a ser pensada como campo de batalla, Maduro llama al diálogo y desde la oposición se levantan voces que promueven la sensatez, la necesidad de dialogar y de procurar salidas consensuadas. En este trancado juego geopolítico mundial, los gobiernos de México y Uruguay invitan a una Conferencia Internacional sobre la situación en Venezuela.
Cierro citando a Javier Biardeau: “Decir derecho internacional implica la necesidad de conjurar cualquier figura de intervención militar extranjera en el conflicto interno venezolano, además de conjurar cualquier escenario de internacionalización militar del conflicto venezolano. ¡No a la guerra, no al belicismo!”
Las cartas están echadas
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Maryclen Stelling
@maryclens
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