Zoraida Coello
Con la elección de Hugo Chávez en 1998, nuestro país inicio una nueva etapa de su historia. Representando no solamente al país en su transitar sino a toda una mayoría de los pueblos que luchan en América Latina por una verdadera soberanía, por la protección a la población más vulnerable que por siglos ha sido victima de una proceso de discriminación y exclusión social por parte de una minoría dominante.
Después de su investidura, el gobierno adoptó una nueva ideología política que tenía el objetivo de transformar el Estado, la sociedad y la economía. En particular, se comprometió a generar un Estado participativo del cual los movimientos sociales representasen la base gubernamental y se comprometía a luchar contra todas las formas de discriminación, racismo y exclusión social que caracterizaban a nuestra sociedad, a través de políticas orientadas a descolonizar las instituciones y promover formas de relaciones sociales más justas y equitativas.
Asimismo, declaraba su oposición al capitalismo y al imperialismo considerándolos como los causantes de la pobreza en nuestro país y en consecuencia propuso una nueva forma de economía fundamentada en la nacionalización de las empresas petroleras y la redistribución de la riqueza entre la población más vulnerable a través de diversos programas sociales y educativos, con el fin de garantizar una mayor justicia social, disminuir la brecha y eliminar las desigualdades.
Con el objetivo de refundar la República, refundar un nuevo Estado; se inició simultáneamente un proceso para una nueva Constitución que respondiera a la voluntad de todo el pueblo, del invisibilizado, del pueblo originario, logrando establecer un consenso de unidad Constituyente, que se dio con la participación activa de las organizaciones políticas y movimientos sociales. El consenso por la unidad tenia como principal objetivo garantizar la participación directa de los diversos factores políticos, sociales y económicos en la Constituyente, para avanzar sobre sus propuestas acerca del pluralismo social, económico, jurídico y cultural, de los derechos colectivos, de la educación inclusiva e intercultural.
La nueva Constitución de 1999 ha establecido que la República Bolivariana de Venezuela es un Estado de justicia Federal y descentralizado que se funda en la libertad, la justicia y la igualdad como valores superiores y tiene como uno de los fines esenciales el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad. El nuevo Estado promueve la educación y el trabajo como los procesos fundamentales para alcanzar dichos fines. Con ello la Revolución busco descolonizar el Estado, la sociedad y su cultura, en la intención de subvertir las lógicas de poder de la colonialidad, para deslastrarse de la racionalidad/modernidad: del capitalismo.
La educación definida como la vía para desarrollar una verdadera revolución cultural, producir profundas transformaciones, en nuestro territorio y con nuestra gente, ha sido y debe seguir siendo el punto de partida de esta revolución cultura. Esta tesis tratada a través de la Constituyente educativa, que se dio antes de la constitución, nos llevó a la generación de la Ley Orgánica de Educación en el 2009. La nueva Ley vino a representar el cuerpo central del conjunto de medidas políticas para seguir avanzando en la descolonización del Estado.
Por ende, pretendemos analizar el esfuerzo del Estado, del gobierno que hoy, veinteaños después de la investidura de Hugo Chavéz y la Investidura de Nicolás Maduro de descolonizar de una vez el conocimiento, el saber y garantizar una educación más representativa de la pluralidad social, cultural de nuestra nación y más cercana a los esfuerzos educativos dirigidos a los pueblos que se han concentrado en gran medida en incentivar el acceso a la educación garantizando sus derechos culturales.
Hoy nuestra Revolución política, social y educativa ha servido para acelerar la transformación y la reafirmación de nuestra cultura originaria. Inspirada por las concepciones educativas de pensadores y luchadores como Simón Bolívar, Simón Rodríguez, Paulo Freire, Gramsci, que consideran la educación como un instrumento que favorece una transformación política, social y cultural permitiendo la autodeterminación y la emancipación de quien antes ha sido oprimido.
La transformación educativa del pueblo de Bolívar entiende la educación como una vía para la liberación y la reafirmación como pueblo soberano. La educación para activar un proceso de análisis crítico de la sociedad venezolana hoy, que impulse una acción revolucionaria y política para la definitiva transformación del Estado.
La propuesta de descolonizar la educación ha sido quizás el proceso menos claro, más complejo y más difícil de enfrentar ya que ha tenido y tienen en sí mismo contradicciones profundas relacionadas a lógicas de poderes, estructura económica, política y social, visión ontológica, axiológica y epistémica a que se enfrenta. Un proceso de descolonización en consecuencia acarrea que se profundice en cuestiones de diferente tipología y medidas que superan meramente el ámbito educativo. Implica aspectos de orden social, político, cultural, social, con la estructura del ordenamiento jurídico, social y territorial, con la concepción del estado y del modelo económico. Esta premisa hoy, en la actual coyuntura venezolana es aún más verdadera, donde intenciones transformadoras desafían lógicas de poderes e intereses económicos que crean fricciones y contradicciones con los objetivos descolonizadores y con la apuesta de un verdadero cambio epistemológico.
El objetivo de este nuevo período gubernamental, de este 2019 para nuestra educación debe ser analizar los avances, los desafíos y las complejidades del proyecto de transformación, de descolonización educativa, en el marco del complicado proceso de consolidación de la refundación del Estado venezolano. Se requiere entender como se expresan las dificultades y las contradicciones que lo caracterizan y cómo, en consecuencia, se modifica el objetivo descolonizador del Estado desde las diversas perspectiva de los involucrados en el proceso.
Consecuentemente, se propone examinar el proceso de transformación educativa desde las siguientes perspectiva:
Extrinsicamente: analizar el proceso de descolonización educativa en relación a las otras políticas públicas con las cuales se combinan en el proyecto de descolonización del país, para entender las complejidades y las contradicciones que lo caracterizan.
Intrinsicamente: determinar los Contenidos de la Ley Orgánica de Educación y analizar cómo se concretizan en el sistema educativo, para que emerjan los progresos y los desafíos que la norma tiene que enfrentar en su implementación a fin de desterrar de una vez por toda el neocolonialismo y lograr la definitiva independencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario