Por: Pasqualina Curcio
Al mismo estilo del “hacer chillar la economía” de Allende, el vocero del gobierno de Trump, William Brownfield, dijo:
“Si vamos a sancionar a PDVSA, ello tendrá un impacto en el pueblo entero, en el ciudadano común y corriente. El contra argumento es que el pueblo sufre tanto por la falta de alimentación, seguridad, medicinas, salud pública, que en este momento quizás la mayor resolución sería acelerar el colapso aunque ello produzca un periodo de sufrimiento de meses o quizás años”.
Se refería al pueblo venezolano.
Ante descarada confesión de las partes debería, desde hace rato, reposar en la Corte Penal Internacional la denuncia de Venezuela contra el gobierno de los EEUU. Y tal como sugirió Alfred de Zayas, experto independiente sobre la promoción de un orden internacional democrático y equitativo de la ONU, debería solicitarse a los Estados Partes en el Estatuto de Roma “reconocer los crímenes geopolíticos, entre éstos las medidas coercitivas unilaterales y las manipulaciones monetarias que inducen hiperinflación, como crímenes de lesa humanidad” por cometerse como parte de un ataque generalizado y sistemático contra una población civil y con conocimiento de dicho ataque.
El artículo 7 del Estatuto de Roma establece: “A los efectos del presente Estatuto se entenderá por “crimen de lesa humanidad” cualquiera de los actos siguientes cuando se cometa como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil y con conocimiento de dicho ataque: … k) Otros actos inhumanos de carácter similar que causen intencionalmente grandes sufrimientos o atenten gravemente contra la integridad física o la salud mental o física.”
El impacto de las medidas coercitivas unilaterales, es decir, del bloqueo financiero internacional, asciende a US$ 34.000 millones de pérdidas. Incluye la cancelación unilateral de cuentas bancarias, el encarecimiento de los créditos internacionales por la manipulación del riesgo financiero del país, trabas en los organismos multilaterales, bloqueo de activos financieros, caso CITGO, bloqueo del oro, incremento del costo de operaciones por fletes y triangulación para la adquisición de bienes.
Debemos sumarle US$ 95.000 millones de pérdidas por la caída de la producción nacional desde el 2016 hasta el 2018 consecuencia del ataque a la moneda. Como parte de la guerra económica contra el pueblo venezolano, la Reserva Federal de los EEUU ha estado publicando diariamente un supuesto precio del bolívar que no es real. Mientras en el 2013 dicho precio era 8,69 BsF/US$ hoy publican 310.000.000 BsF/US$. La manipulación política del tipo de cambio del bolívar con respecto al dólar asciende a 3.567.318.657%.
Nada ha ocurrido en Venezuela que permita explicar tamaña “depreciación”. Los criterios de las cotizaciones diarias en portales web no responden a la realidad económica, atienden a situaciones y objetivos políticos que buscan generar desestabilización.
Al aumentar el tipo de cambio y con éste el precio de todos los bienes importados, se genera lo que en economía se conoce como shock de oferta, incluso y aunque dicho aumento haya sido políticamente manipulado. El shock de oferta se caracteriza por dos fenómenos simultáneos: incremento de los precios y disminución de la producción nacional, es decir, deriva en una estanflación (recesión económica con inflación).
Aunque históricamente la producción nacional en Venezuela ha estado determinada en 96,6% por los niveles de exportación petrolera, durante los últimos 4 años, y particularmente desde el 2016 la venta del petróleo ha incidido en 60%, el otro 40% está relacionado con el shock de oferta producto del ataque a la moneda[1]. Es por esta razón que, a pesar de la recuperación de las exportaciones petroleras en 2017 y 2018[2], debido principalmente al aumento del precio del hidrocarburo, el producto interno bruto no se recuperó, sino que mantuvo su tendencia descendente, tal como se observa en la siguiente gráfica.
En condiciones normales, es decir, de no haber habido manipulación política del tipo de cambio y su consiguiente shock de oferta, se hubiese esperado un aumento del PIB al incrementar las exportaciones. No ha sido el caso en 2017 y 2018[3].
Suponiendo un comportamiento normal de la economía, sin asedios ni ataques al bolívar, y con un precio promedio del barril de petróleo no menor a 45 US$, los niveles producción nacional debieron ubicarse alrededor de US$ 131.000 millones, equivalentes a la producción del año 2015[4]. Sin embargo, y a pesar de la recuperación de las exportaciones, el PIB a partir de 2016 se ubicó por debajo de los US$ 131.000 millones. Al calcular la diferencia anual de lo esperado con lo efectivamente producido se obtiene que durante esos 3 años se dejaron de producir, como consecuencia del shock de oferta y del ataque a la moneda, US$ 92.852 millones.
Con US$ 4000 millones se importan los medicamentos, material médico quirúrgico y alimentos para abastecer a toda la población venezolana durante 1 año. Las pérdidas que suman tanto el bloqueo financiero como el impacto en los niveles de producción nacional alrededor de US$ 130.000 millones, equivalen para nosotros los venezolanos a 30 años de abastecimiento de alimentos y medicamentos. Representan la producción de todo un año, o 10 años de atención hospitalaria y ambulatoria, o 6 años de importación de insumos para la producción y bienes de consumo final, o la deuda externa que debemos pagar en 20 años.
Esos números tienen rostros, el de los niños, niñas, hombres y mujeres venezolanos. Es un pueblo entero. Pero, un detalle, ese pueblo es bolivariano y su fuerza armada también.
¡Aceleremos nosotros la denuncia formal!
Notas:
[1] En Curcio, Pasqualina (2018). Hiperinflación. Arma Imperial, Editorial Nosotros Mismos, se presentan los modelos econométricos.
[2] Los niveles del PIB se expresan en US$ y a precios constantes. Para evitar distorsiones en cuanto el tipo de cambio, se procedió a calcular las variaciones del PIB desde el año 2003, en el cual la brecha entre los tipos de cambio oficial y paralelo era mínimo. Las variaciones interanuales fueron tomadas del Banco Central de Venezuela hasta el año 2015, a partir de esa fecha y hasta el 2017 la fuente son los informes de la OPEP. Para el año 2018 se supuso una caída del 10%. En todo caso, cualquier magnitud de caída contrasta con el aumento de las exportaciones petroleras.
[3] La fuente de la información del PIB fue tomada del Anuario Estadístico de la OPEP hasta el 2017. Para el año 2018 se supuso una disminución de 10% del PIB.
[4] A pesar de que durante ese año y desde el 2012 ha habido un ataque a la moneda, dicha manipulación fue relativamente muy baja con respecto a la que se comenzó a registrar de 2016 en adelante. Por tal motivo, consideramos que es un buen año de referencia en el cual el precio promedio del barril de petróleo se ubicó en US$ 44,65.
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