Lil Rodríguez
El tema del argentino León Gieco cobra mucha vigencia hoy, cuando una de las pocas zonas de paz que queda en el planeta azul es amenazada en su cabecera norte, Venezuela, por quienes han devastado no sólo la economía de muchos pueblos, sino arremetido de mil formas contra la cultura, ambiente, conciencia y vida de las personas. Manejan bien los hilos de la alienación, por ejemplo. Podemos mirar ese efecto en venezolanos que odian sin razonar por qué, en venezolanos que claman por una invasión armada a la tierra en la que nacieron...
Sólo le pido a Dios va mucho más allá de la miopía de Moronta y de ciertas iglesias traficantes de sus feligresías. Este himno de Gieco lo entonamos junto a temas de la reserva moral, temas de la canción necesaria a los pueblos, como la definiera Alí Primera.
Por eso, sin tarima y Todo a pulmón cantamos La vida no vale nada, El Derecho de vivir en Paz, Razón de vivir, Zapatos de mi conciencia, No nos moverán, Todavía cantamos, No basta rezar, Si se calla el Cantor, Plegaria de un labrador, Gracias a la vida, Como la Cigarra, Yo me quedo en Venezuela, Una sola Bandera, Tu palabra, y La Patria es el Hombre, por sólo citar algunos de ese gigantesco reservorio que tenemos los pueblos con conciencia de nuestra historia y de nuestros pasos.
Vuelve a ser un año en que vivimos en peligro. Sobre los hombros del canto necesario llevamos la Paz.
“Sólo le pido a Dios que el engaño no me sea indiferente. Si un traidor puede más que unos cuantos, que esos cuantos no lo olviden fácilmente”
Yo no le digo tío, Don Samuel/ porque hermano de mi patria usted no es…
Periodista. Defensora de los valores culturales venezolanos y latinoamericanos.
lilrodriguez@cantv.net @lildelvalle
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