José Vicente Rangel.- “EE.UU. está dispuesto a eximir de sanciones a militares venezolanos que apoyen a Juan Guaidó”
John Bolton, asesor de seguridad del Presidente Donald Trump
1. No estoy seguro si en pasados gobiernos norteamericanos se reunió en la Casa Blanca un equipo con las características del actual. El que preside Donald Trump, un mandatario fuera de serie, agresivo, contradictorio, con una visión comercial del ejercicio del cargo, impredecible en sus reacciones, en extremo ignorante, y, singularmente hábil para engañar al adversario. Este peligroso sujeto mantiene en ascuas al mundo. Ha reeditado, provocadoramente, los tiempos de la guerra fría. Ha desempolvado, con la habilidad de un buen vendedor de vehículos usados, al monroísmo como proyecto de dominio imperial en la región latinoamericana.
2. Pero, probablemente. lo más interesante del personaje sea la manera de escoger el equipo que lo rodea. ¿Qué lo mueve? ¿Qué lo inspira? Ha hurgado en las profundidades del pantano de la ultraderecha norteamericana para quedarse con los de mayor experiencia en sórdidas labores de inteligencia, aquellos que han destacado en la violación de derechos humanos y en actos de corrupción propios de los que vinculan los grandes negocios con la política, en lo cual Trump es experto.
3. ¿Quiénes conforman el equipo de confianza de Trump? Los que en la actualidad muestran mayor operatividad y estabilidad en los cargos asignados, que han podido sobrevivir a algunas tormentas interiores, son Mike Pence, vicepresidente, Mike Pompeo, exdirector de la CIA y John Bolton, asesor de seguridad del gobierno. Todos ellos tienen amplios prontuarios y están en la mira de muchas investigaciones.
4. Se suele decir que un mandatario demuestra su sabiduría y capacidad de mando a través de la designación de sus colaboradores y asesores. Esto, desde luego, no es un dogma, pero en algunos casos se dan aciertos. La escogencia de equipos casi siempre es desacertada. Y el caso Trump lo confirma. Ha optado por lo peor. Por los más incondicionales. Por los más desconocedores de lo que sucede actualmente en el mundo. Los más importantes del equipo son los más torpes en sus declaraciones. En la elaboración de los Informes que le pasan al presidente. Los que estimulan en éste su megalomanía, su intemperancia y vocación autoritaria.
5. Todas las actuaciones de Trump y su equipo, en situaciones que se le han planteado, ejemplo, manejo de sus relaciones con naciones de la Unión Europea; con Rusia y China; con Turquía, con Naciones del Medio Oriente, con Afganistán; con países africanos, están marcadas por la torpeza. El atropello es su característica. La pretensión de imponer dictados que solo favorecen al gobierno norteamericano, multiplican las reacciones adversas y lo aíslan. El mayor error en que ha incurrido el presidente Trump y su inefable equipo de asesores y colaboradores, es el tratamiento del caso venezolano. Porque un simple estudio de lo que ha sido y es este país, adelantado con seriedad, con sentido político y diplomático, pudo haber resuelto situaciones que ahora son extremadamente delicadas. Ahora, la política de Trump, ejecutada por sus inefables asesores, “pica y se extiende” –como se dice en el argot deportivo. Todos sus actos son una chapucería: el desconocimiento de un presidente electo (Maduro) y el reconocimiento de uno espurio (Guaidó); los intentos frustrados por dividir a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana; la tramoya de la ayuda humanitaria; los anuncios sistemáticos de un golpe militar o de una invasión del territorio venezolano, hechos por el propio Trump y coreados por sus asesores. Deliberadamente, o no, Trump y su equipo de inefables han llevado una situación regional, local, a un plano universal con todas las consecuencias funestas que pueden derivar de semejante torpeza.
– Comienzan a aparecer en Estados Unidos y en otras naciones, en medios serios, señalamientos críticos sobre los productos de la “ayuda humanitaria”. Sobre la calidad, tanto de las medicinas como de alimentos deshidratados perjudiciales a la salud. Según las informaciones, muchos de ellos vencidos, de mala calidad, desechados en el mercado. Ya se anuncian investigaciones al respecto…
– Así mismo, sobre el negociado que está detrás de la operación. Se comenta el oscuro manejo de los precios, las comisiones que corren y la adjudicación de las compras a determinadas empresas de escasa solvencia y antecedentes turbios…
– Una pregunta que muchos se hacen en las actuales circunstancias: ¿existe algún control sobre el manejo del dinero recolectado. Guaidó habló de mil millones de dólares. ¿Cierto o falso? También se comenta que parte importante de lo recaudado se destina sufragar gastos de numerosos dirigentes opositores en el exterior, sobre los cuales no recaen medidas judiciales en el país y que han optado por vivir en el extranjero…
– Si se le pregunta a ciudadanos desprevenidos en la calle sobre la “ayuda humanitaria”, la respuesta es interesante. La gente sospecha que hay, detrás del argumento humanitario, algo que no está claro y, por tanto, no le entusiasma el método. De inmediato señala el interrogado, ¿por qué el gobierno norteamericano no suspende las sanciones contra Venezuela y libera el dinero que le tiene retenido al país? Eso resolvería de inmediato el problema. Esto es señalado sin dejar de hacerle una críticas al gobierno nacional por el burocratismo y su mala política económica. La gente está consciente de lo que sucede y no come cuentos…
– La oposición venezolana y el gobierno de los EE.UU. (léase Trump y asesores) han incurrido en numerosos desaciertos al evaluar a la FANB. Lo han hecho como si la FANB fuera una institución tradicional, golpista, divorciada del pueblo, anclada en un pensamiento de ultraderecha. No se dan cuenta que la situación es otra, completamente distinta a la de los tiempos de la Misión Militar de USA operando en Fuerte Tiuna y los oficiales venezolano estudiando en la Escuela de las Américas. Se trata de una Fuerza Armada diferente, moldeada por el pensamiento renovador, bolivariano, antimperialista de Hugo Chávez, un oficial subestimado por los mandos tradicionales de la institución castrense; por la oligarquía económica, por la partidocracia anquilosada, y por el arrogante Imperio norteamericano. Cuando en una situación crítica como la actual se la juzga, incurren en gruesas equivocaciones…
– Por eso el error de la oposición y del gobierno de EE.UU. al imaginar que la FANB es la misma que esos factores controlaron en el pasado: sumisa a los dictados de la partidocracia y desnacionalizada por la forma como la manejaron los organismos de inteligencia norteamericanos…
– La mejor demostración de que el militar venezolano cambió, es la manera como la FANB ha reaccionado en la actual coyuntura frente a las presiones del establecimiento militar de USA y las torpes descalificaciones –combinadas con zalamerías de última hora– de la oposición interna golpista. La dignidad es lo que impera en ella y lo que desespera a los golpistas del interior del país y a los gringos para invadir cuanto antes. Que, por cierto, no saben con qué se van a encontrar si llegan a hacerlo y el repudio universal que pueden provocar…
– Las dos marchas del pasado domingo 10 (chavismo y oposición) confirman la existencia en el pais de una sólida democracia. Ni un solo incidente.
José Vicente Rangel
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