Earle Herrera.
Cuando la política y el hampa hacen de
extraños compañeros de cama, la política termina pagando. Y muy caro. El
de la señora descuartizada en Santa Rosalía es un caso macabro y
doloroso. Sus asesinos, contratados por la derecha para sus guarimbas de
2014, hicieron amistad con mucha gente que los vio como militantes de
partidos antichavistas, credencial suficiente para abrirles las puertas
de sus casas y confiarles sus ocupaciones. El hampa no tardó en ir por
sus nuevos amigos.
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