martes, 8 de noviembre de 2016

Y lo siguen llevando…

Carola Chávez

Ahora resulta que Chávez era bueno, que el malo es Nicolás. Hasta hemos visto a Capriles, a Tintori y a otros, acusar a Maduro de destruir el legado de Chávez, cosa que tendría que alegrar mucho a la oposición, porque eso es precisamente lo que ellos siempre quisieron hacer; pero no, ni se alegran, ni convierten a Nicolás en su héroe, como lo hacen con cualquiera que traicione al chavismo; sino que gritan, sin mover una neurona, ¡Maduro vete ya!
Hoy hablan de un Chávez demócrata y dócil, un peluche que fue a referéndum sin dar la pelea. Una linda historia de convivencia democrática donde no hubo firmas planas, ni reparos, ni un grito furioso de fraude por parte de la oposición, ni una pruebas prometidas por Ramos Allup, para el día siguiente, que todavía están esperando. Un nuevo “éramos felices y no lo sabíamos”.
Después de 17 años de “dictadura”, después del Carmonazo, del sabotaje petrolero, ambos libertarios y demócratas; después de tantas marchas, cacerolazos, guarimbas; después de tantas rabietas, tanta angustia y tanto odio, resulta que fue apenas la semana pasada cuando empezó la dictadura porque, según la MUD, Nicolás dio un golpe de estado. ¡Libertad! gritan algunos, trémulos de rabia amnésica, y se ponen a tuitear frases libertarias mientras planifican sus vacaciones de Navidad.
Es tan poco el respeto que la dirigencia antichavista tiene por sus simpatizantes, que les han mentido al punto de que sus mentiras desmienten con descaro sus mentiras anteriores. Confiados, al menos eso creen, de la incapacidad de razonamiento de sus votantes, quienes, rehenes del engaño, aceptarán y y adoptarán los esquinazos discursivos que les lanzan, uno nuevo cada semana, borrón y cuenta nueva, “porque los chaburros se la pasan hablando del pasado, nosotros miramos al futuro”, y el futuro ahora es el 11 de noviembre, cuando venza el enésimo ultimátum que le dieron al gobierno.
1S, 10S, 16S, 12O, 26O, 3N, lo que parecen ser las coordenadas del fracaso son las fechas que, de septiembre para acá, prometían desenlaces definitivos. Y llevan 17 años así, acumulando falsas esperanzas, amenazantes plazos que pasan de largo, acumulando frustraciones. Pero la arrogante dirigencia opositora insiste en ignorar que tanto va el cántaro al agua, y lo sigue llevando, y lo sigue llevando…

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