viernes, 14 de octubre de 2016

La mesa de las sopotocientas mil marchas

Carola Chavez

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Visto el éxito de aquella convocatoria para hacer cincuenta mil marchas que hizo un emocionadísmo Chuo -llámenme Jesús- Torrealba al ser designado secretario general de la MUD, Carlos Ocaríz, emocionadísimo también por ser el jefe del comando del revocatorio, convocó a lo que llamó el “Plan 1356”, una monumental seguidilla de actividades, 1356 cada día, cinco días a la semana, todas en el lapso de un mes, es decir, más de 27 mil en un solo mes, más de la mitad de las 50 mil que Torrealba se planteó para un año. ¡Una pelusa! –diría mi papá…
No hay gobierno que resista semejante presión. ¡Tiembla Nicolas!
Cada parroquia sentiría la movilización opositora. Habrá tomas de esquinas, que la verdad es que son metas más factibles que la toma de Caracas. Habrá casa por casas, y otras actividades, muchas, muchas, porque recuerden que son más de 27 mil, que serán anunciadas en la medida en que avance el mes que estremecerá la dictadura madurista. A ver, chavista, ¿a dónde te vas a meter?
Me metí en mi carro, porque no podía quedarme encerrada, muerta de miedo durante todo un mes, y salí a comprar el pan. Mi parroquia, mi municipio, y el de al lado, ambos opositores, latían con la respuesta de la base opositora al llamado de sus dirigentes. Los opositores de base se habían lanzaron a las calles a seguir con sus vidas como si nada.
Pasaron uno, dos, tres, cuatro días, y una tarde, por fin, me topé con la toma de una esquina: una decena de justicieros ondeaban sus banderas amarillas mientras que uno de ellos les sacaba fotos para el Facebook. El impacto de la toma fue demoledor.: Ni siquiera una corneta, como para decir “estoy con ustedes” de algún chofer tocado en su fibra libertaria. Nada. Siete cuadras más arriba, porque mi parroquia arde, había otra toma. Esta vez once adecos, uno por cada letra de la palabra revocatorio, cada uno sosteniendo una cartulina, que juntas se leían R-E-V-O-A-C-T-O-R-I-O… ¡Cámbiate, José Luis, que lo escribiste mal!
Misión cumplida: de las 6.780 actividades habían hecho dos que dejaron profundas huellas en la comunidad. Algunas difíciles de borrar, como las banderas amarillas de Primero Justicia que lanzaron a modo de joda sobre una alambrada de púas que corona el muro de un edificio residencial. Imagino que los vecinos, al asomarse desde sus balcones y ver esas banderas rasgadas e inalcanzables decorando su muro, se acordarán cariñosamente de la mamá del alcalde justiciero que organizó el esquinazo.
Debiéndose casi la totalidad de las 6.780 actividades de la semana pasada, empiezan otra semana, ésta con un punto cumbre: una gran marcha que se convocó para el 12 de octubre y que ahora, la misma MUD disuelve, con su inevitable tendencia al autogol, fragmentándola en 1356 marchitas, una a cada centro electoral habilitado para la recolección de firmas. La base opositora tuitea la convocatoria, para que vayan otros, porque, claro, playa mata marcha.
Mientras tanto, en el CEN de la MUD, las diferencias internas se profundizan más y más, esta vez porque para el acto del 12 de Octubre, Ramos Allup decidió ir de Colón, cosa que enfureció a Julio Borges a quien le encasquetaron el segundón papel de Rodrigo de Triana, el que gritó tierra pero no la “descubrió”.

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