martes, 11 de octubre de 2016

Energúmeno y la paz

Carola Chávez

grumpyman
Energúmeno López, nuestro experto en asuntos de toda índole, se levantó esa mañana y voló a la panadería donde, recostado en la barra y dejando enfriar un café, daría una breve conferencia sobre el plebiscito colombiano:
¡Derrotamos al chavismo ayer en Colombia, carajo! ¿Y vieron lo rapidito que dan lo resultados allá? Si hasta Capriles lo notó, y sin una rectora que se dé toda la bomba del mundo para salir y claro, mientras no sale se hace el fraude. Son tantos los fraudes que ya ni vale la pena que pedirle a Ramos Allup que presente las pruebas que nos prometió hace 12 años y que nunca pudo presentar porque enseguida vino otro y otro y otro y otro y se le fueron enredando y acumulando tantas pruebas que ya no hay forma de presentarlas ordenadamente, como debe ser… Aquello, allá en la Hermana República, sí es un sistema electoral digno de una democracia del primer mundo: la gente va y vota ¿que no va mucha gente?, ¿que hay mucha abstención?, ¡Pues mejor! Menos colas, menos problemas, menos votos de esos que terminan llevándose a las democracias en los cachos.
Fíjense lo que pasó aquí: Salió Chávez a darle cédula a un gentío que a nadie le importaba… Yo no vi a nadie quejándose porque un fulano allá en un cerro no podía votar. ¿Qué va a saber votar un bicho que de vaina sabe leer? Pues Chavez lo sabía, sabía que votarían por el chavismo, porque solo un analfabeta puede votar por esa vaina… Y para que no se notara mucho, Chávez inventó la vaina esa de la misión Robinson, y que para tener un país libre de analfabetismo. Ni las vocales les enseñaron, puro marxismo y teorías cubanoides y aquí estamos, ya conocen ustedes la historia…
Pero volviendo a Colombia, como dijo Ramos Allup, se salvaron por un pelito, aunque todavía tienen a Santos y a los santistas, que son igualitos a los chavistas, con ese tufo comunista que no lo brinca un venao’. No se vayan a creer que porque Chávez y Nicolás le dijeron cuatro vainas en cadena nacional, ese tipo no juega en el mismo bando. Ahí estaban juntitos, agarraditos de las manos en favor de la paz comunista, dialogando ¿dónde? en la Habana, papaíto, La Ha-ba-na, Cuba…
Pero hay que darle gracias a Dios por Uribe. Ese sí es un tipo claro, un verraco, como dicen allá en su tierra. Uribe lo explicó clarito: ¿Acaso ustedes quieren que no haya justicia? ¿Acaso van a permitir que un tipo como ese Timoteo, o como se llame, llegue un día a ser presidente, o diputado, o alcalde o lo que sea que no sea un preso? Eso sería como si en Colombia, un día, un jefe paramilitar llegara a ser presidente. ¿Ustedes se imaginan esa vaina?
El muchacho que preparaba el café, levantó la vista de los dos marrones y el negrito que estaba preparando, y le respondió: “¿Bueno, acaso eso no es lo que era Uribe? Un jefe paraco presidente. Él y su combo, por cierto, un montón de ellos presos hoy por sus vínculos con el paramilitarismo…”
¡Ay papá! –lo interrumpió nuestro experto en asuntos de toda índole, a la vez que tiraba su café frío en la basura. ¡Nos salió chavista el cafetero! Ahora sí me jodí yo con estos chavistas que quieren hablar con uno como si supieran de lo que están hablando. Y no, chico, Uribe no es paramilitar y aunque lo fuera, no es lo mismo un paraco que un guerrillero de las FARC, porque los paramilitares odian el comunismo, y el enemigo de mi enemigo… Y aunque a veces se les fue la mano, bueno, en esta lucha del bien contra el mal, siempre hay daños colaterales. Y me voy, vale, no puedo seguir oyendo pendejadas porque tengo que ir a la cola del banco a disertar sobre economía, finanzas y este desastre de Maduro.

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