Iroel Sánchez
El 24 de julio de 1993 Fidel intervenía en La Habana, en la clausura del IV Encuentro del Foro de Sao Paulo.
Se vivía el
auge neoliberal en América Latina y entre el público que lo escuchaba
ese día en el Palacio de las Convenciones de La Habana estaban varios de
quienes construirían un nuevo momento en la vida política, económica y
social de la región: Lula, Shafick Handal, Daniel Ortega. Pero entonces
nadie apostaba una uña por su futuro polìtico. Nadie menos Fidel.
Diez días
antes, el líder de la Revolución cubana había participado en la III
Cumbre Iberoamericana en Salvador de Bahía y les relata a los
participantes en la Reunión del Foro de Sao Paulo lo que vio allí:
“Una
de mis grandes preocupaciones en las conferencias cumbres a que he
asistido, han sido la enorme euforia reinante con relación al
neoliberalismo, el enorme optimismo, lo que se ha podido apreciar en las
tres cumbres: en Guadalajara, en Madrid y en Salvador de Bahía.
“En
Madrid fue donde más apología se hizo del neoliberalismo, era como si
se hubiera encontrado la solución a todos los problemas de América
Latina y del mundo.”
Por otra
parte, Cuba entraba en el momento más crítico de la crisis económica
conocida como Período Especial, los cortes de energía comenzaban a durar
más de doce horas diarias, la escasez de transportes y alimentos se
agudizaba, mientras en Miami hacían las maletas para el regreso a una
Cuba que deseaban post Castro, y en muchas liberías del planeta un libro
titulado La Hora final de Fidel Castro ocupaba los lugares más
destacados de las estanterías. Dos días después, en Santiago de Cuba,
Fidel explicaría al pueblo cubano la gravísima situación de la economía
de la Isla, los cambios imprescindibles a realizar para poder “salvar la
patria, la Revolución y las conquistas del socialismo” y aclaraba a los
líderes de la izquierda latinoamericana:
“Digo
conquistas porque hoy no podemos hablar del socialismo puro, ideal,
perfecto con que soñamos, porque la vida nos obliga a concesiones.”
En su
discurso ante las orgnizaciones de izquierda de América Latina Fidel
analiza las derrotas sufidas por los revolucionarios que habían llegado
al poder de manera diferente en Chile y en Nicaragua e insiste en “las
posibilidades que tiene el pueblo y, sobre todo, el pueblo unido, el
pueblo coordinado, el pueblo luchando en una misma dirección”. Afirma:
“Por
eso es tan importante que tengamos una conciencia clara sobre los
problemas fundamentales, porque tenemos que garantizar que no le ocurra a
ninguno de los compañeros que puedan ser apoyados por el pueblo, en
ninguno de los países hermanos de América Latina, lo que ocurrió en
Chile, o lo que ocurrió en Nicaragua, y tengamos victorias parciales y
después tengamos graves retrocesos. Por eso es importante una estrategia
clara y objetivos muy claros, qué queremos, qué nos proponemos, y si
nos sentimos capaces de hacerlo, como realmente nos sentimos capaces de
hacerlo, ser sabios, ser previsores; ser todo lo inteligente que hace
falta, no solo todo lo valiente que hace falta, no solo todo lo resuelto
que hace falta y todo lo convencido que hace falta, sino todo lo
inteligente que hace falta, porque en quién podrían poner sus esperanzas
los pueblos de América Latina.”
En Santiago
de Cuba, en el acto por los 40 años del Asalto al Cuartel Moncada, Fidel
explicaría al pueblo la durísima situación que enfrenta Cuba, cuyo
Producto Interno Bruto descendió abruptamente 35% y las estrategias para
enfrentarlo con el pueblo en el corazón de las decisiones:
“Es
lógico que se rompan la cabeza los especialistas y los economistas,
pero reitero que todo dependerá de la capacidad del pueblo de comprender
estas realidades, de comprender estos problemas y de apoyar las medidas
que se toman por salvar el país.”
Un año
después, Fidel recibirá al “golpista” Hugo Chávez con tratamiento de
Jefe de Estado, haciendo una contribución esencial y visionaria al
futuro de América Latina que empezará a concretarse con la llegada al
poder del propio Chávez en 1999, en el inicio de una ola en que las
fuerzas representadas en el Foro de Sao Paulo irán ascendiendo al
gobierno en numerosos países de la región.
Pero
actualmente América Latina enfrenta, a partir de la crisis económica de
2008 y el descenso de los ingresos por las exportaciones de recursos
naturales en que basaron sus políticas de redistribución social los
gobiernos de izquierda, una resturación conservadora en que las
oligarquías nacionales con el apoyo de una estrategia mediática global y
el liderazgo de Washington, han sacado del poder a presidentes de
izquierdas en Honduras, Paraguay, Argentina y Brasil y destabilizan de
modo significativo a Venezuela, Bolivia y Ecuador.
De la
actuación de Fidel en aquel momento crítico de la Revolución cubana
cuando el Foro de Sao Paulo se reunió en La Habana se derivan lecciones
muy útiles para el momento actual: Por un lado explicar, organizar y
movilizar al pueblo y por el otro no dejar de actuar de manera ofensiva
contra el imperialismo, y estimular la articulación de las fuerzas de
izquierda en la región, aun en la peor de las coyunturas.
Hace diez años que Fidel no gobierna en Cuba y cada día vivido desde
entonces ha sido un día de derrota para sus poderosos enemigos. Un día
en que se recuerda que no pudieron vencerlo ni con la guerra, ni con el
asesinato; ni con el bloqueo económico, recrudecido después de la caída
de la Unión Soviética.Esa victoria no tendría sentido si la Revolución no continúa. Fidel no hubiera trabajado intensamente todos estos años, no hubiera consagrado su vida a la educación de su pueblo, si no es para que la Revolución lo sobreviva.
Pero con excepción de Cuba, solo países de geografía numerosa, lejanos de EEUU, con masa crítica demográfica, cultura milenaria y lengua propia han resistido de manera prolongada la hegemonía norteamericana.
Recientemente
Fidel ha cumplido noventa años. Muchos mensajes y homenajes ha recibido
el legendario Comandante de la Revolución Cubana pero ser consecuentes
con su método de convertir los reveses en victoria, contar siempre con
el pueblo y unir para vencer es lo que seguramente espera la historia de
sus admiradores.
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